Defalcion

Cerrado por crisis». Es el cartel que se ve cada día en más negocios en Italia y que hoy se convierte, además, en un símbolo, porque por primera vez en más de 50 años, desde el 1959, el país entra en deflación. En términos técnicos, deflación es la bajada generalizada (dos semestres según el FMI) del nivel de precios de bines y servicios. No ha sido así exactamente en Italia, pero en cualquier caso todos los medios destacan en grandes titulares que el país ha entrado en deflación, porque el último dato ha tenido gran impacto en Itali. Ha sido el Instituto oficial de estadística (Istat) el que ha dado la alarma sobre la deflación: en agosto el Índice de precios al consumo (IPC) ha caído -0,1 % con respecto al mismo mes del pasado año (+ 0,1 en julio). El dato se se acompaña además con malas noticias sobre el Producto interior bruto (PIB): la fase de estancamiento continuará también en el tercer trimestre del 2014.Récord de paro

Se lamentan también los datos de empleo: En julio ha crecido el paro hasta el 12,6 %, y un 42 % el juvenil. Solo en un mes, el desempleo ha aumentado cada día en mil personas. El presidente de Confindustra (la patronal italiana), Giorgio Squinzi, ha advertido con alarma: «La situación es dramática. Sirve un proyecto para este país. De una vez por todas debemos pensar qué queremos ser, en qué deseamos convertirnos. Sirven decisiones, aunque sean dolorosas, pero que nos traigan el crecimiento».

En coincidencia con estos malos datos económicos, el Consejo de ministros ha aprobado diversas medidas, como la reforma de la justicia, y el desbloqueo de algunos proyectos de inversión en obras ya aprobados, con el objetivo de relanzar la economía.Renzi ofrece un helado

Al final del Consejo de ministros, Matteo Renzi ha ofrecido helados a los periodistas, respondiendo así con ironía, en su estilo, a la portada del último número de «The Economist», que ha sentado muy mal en Roma por considerar que esta vez el semanario británico se ha pasado en su consideración sobre Italia y su primer ministro, aunque se le reconoce que en general es serio y riguroso.

The Economist, bajo el titular «Esa sensación de hundirse (de nuevo)», hace un fotomontaje sobre un barquito realizado con un billete de euro que se va a pique, en el que aparecen Draghi achicando el agua que entra con un cubo, el presidente francés Hollande que mira hacia adelante impertérrito e indiferente, la canciller Merkel que se gira mirando como ignorante, mientras Matteo Renzi aparece detrás con un helado en mano, tranquilo e imperturbable, como si el último de sus pensamientos fuera el naufragio del barco.

«Ofendidos por The Economist?», han preguntado los periodistas a Renzi tras el Consejo de Ministros. «No exageremos. No nos ofendemos, porque hacemos nuestro trabajo en serio». Y tras esta réplica, con ironía y entre sonrisas, Renzi, que se había hecho preparar un carrito de

...