El golpeador

EL GOLPEADOR

Diversos expertos distinguen dos categorías de agresión: la "normal", es decir la que está dirigida contra un enemigo, y la "anormal", o sea la que está dirigida contra un desconocido o una persona amada, conducta que sólo puede esperarse de un “loco”. La ciencia médica sostenía que los hombres que atacan a sus esposas cometían actos de violencia a causa de una anomalía de su estructura cerebral, es decir, por causas neurológicas. Esa alteración podía haber sido causada por cualquier traumatismo cerebral sufrido a una edad temprana, como por ejemplo una interrupción en el aporte de oxígeno al cerebro durante el nacimiento o la primera infancia, o por cicatrices de origen traumático. Sorprendentemente algunas investigaciones psiquiátricas recientes mantenían esa orientación. Lo irónico del asunto es que esos investigadores no advirtieron la importancia de su descubrimiento: normalmente la víctima de esos estallidos de cólera era "el cónyuge, amante o novio/novia". En realidad, en un estudio tras otro las explicaciones neurológicas del maltrato parecen eludir lo evidente: que algo que tiene que ver con las relaciones íntimas es lo que genera la violencia.

La violencia íntima es una acción compleja, dotada del rico simbolismo de la mujer como amante/ salvadora/ madre/ traidora. Está impregnada de obsesiones y aversiones, tensiones, celos y furor. Estos fenómenos no pueden ser reducidos a factores biológicos pues resulta claro que existe una asociación mental de un orden más elevado, que relaciona a la víctima con el victimario y el con texto de la violencia, influye en el ataque y lo dirige.

El mandato genético

En los años '70 se popularizó una interpretación distinta de la agresión marital: la de la sociobiología. Esta disciplina sostiene que el comportamiento social humano está codificado en los genes y se hereda mediante un proceso de selección natural. Difundida sobre todo a través de la obra de E. O. Wilson, la sociobiología comenzó a influir en las concepciones de la conducta en general y del maltrato de las esposas en particular. Para los sociobiólogos, la violencia es el medio que utiliza un hombre para dominar a una mujer con la que tiene relaciones íntimas a fin de asegurarse la exclusividad sexual y reproductiva. Según ellos un hombre golpea a su pareja para satisfacer el imperativo biológico de transferir sus genes a la generación siguiente.

En su libro The Evolution of Desire, David Buss, uno de los principales adeptos a la sociobiología, explica que esa estrategia está incorporada en· nuestros genes y que tiene sentido desde el punto de vista de la evolución. Dado que la fecundación de la mujer es interna, el hombre, para maximizar su contribución a la reserva genética, debe copular con cuantas mujeres le sea posible y al mismo tiempo excluir a todo posible rival. Pero la mujer, que tiene la responsabilidad de gestar y criar a sus hijos, aumenta sus probabilidades de éxito reproductivo eligiendo un compañero que tenga acceso a los recursos necesarios y se sienta inclinado a compartir esos recursos exclusivamente con ella. Estas dos estrategias son incompatibles entre sí. Marco Ignacio Martínez García Resumen de lectura.

Los hombres no pueden satisfacer sus deseos de corto plazo sin perjudicar las metas de largo plazo de las mujeres y viceversa.

La tiranía masculina: perspectiva feminista

En el Antiguo Testamento se exhortaba a lapidar a cualquier mujer que no pudiera probar su virginidad, y un antiguo precepto de la Iglesia atribuía a los hombres la responsabilidad de castigar a sus esposas; durante mucho tiempo la religión organizada y la ley aprobaron el maltrató infligido a las mujeres. Durante la Edad Media esta opinión sobre la mujer fue la fuente de inspiración de la ética cristiana y de las leyes, como también de la infame Inquisición y de los juicios por hechicería celebrados en Europa. Las Reglas del matrimonio de fray Cherubino, escritas en el siglo XV y usadas como guía en la Iglesia Católica durante cuatro siglos, aconsejaban así al marido: "Debes reprenderla severamente, amenazarla y aterrorizarla. Y si eso no da resultado, debes tomar un palo y golpearla a conciencia, que es mejor castigar el cuerpo y enmendar el alma que dañar el alma y preservar el cuerpo".

...