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Neurocognicion

sol238926 de Febrero de 2014

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Neuropsicología del lenguaje

Neurocognición

 

2. Neuropsicología del lenguaje.

 

El conocimiento de la fisiología del  lenguaje  se ha obtenido principalmente observando  los efectos de las lesiones cerebrales en la conducta verbal de las personas. Aunque los investigadores han estudiado a personas a quienes se les ha practicado cirugía cerebral o que han sufrido un traumatismo craneal, o bien tumores o infecciones cerebrales, la mayoría de las observaciones se han realizado en personas que han sufrido una apoplejía o accidente cerebrovascular . El tipo más frecuente de accidente cerebrovascular se debe a la obstrucción de un vaso sanguíneo. La interrupción del riego sanguíneo priva a una región del encéfalo de su riego sanguíneo, lo que provoca la muerte de las células de esa región. Los estudios de pacientes con trastornos epilépticos suficientemente graves como para requerir cirugía cerebral han sido otra fuente de información acerca de los mecanismos cerebrales de la comunicación verbal. La cirugía de la epilepsia por lo general conlleva la extirpación de un foco epiléptico—una región del cerebro que incluye tejido cicatricial u otras anomalías que irritan a las neuronas en las inmediaciones que periódicamente desencadena una crisis convulsiva. En algunos casos antes de que la cirugía se lleve a cabo pueden implantarse temporalmente una serie de electrodos en el cerebro del paciente. Mediante esos electrodos pueden obtenerse registros eléctricos para intentar encontrar la localización del foco epiléptico, y se pueden estudiar las reacciones del paciente mientras se administra  estimulación eléctrica a través de los electrodos, luego si se interviene quirúrgicamente al paciente, el cirujano puede estimular diversas regiones cerebrales y observar los efectos de la estimulación en la conducta verbal del paciente. Por último si se extirpa parte del encéfalo, se puede comparar la conducta  del paciente antes de la cirugía con la que manifiesta tras la extirpación del tejido cerebral.

 

 En muchos de los pacientes con anomalías en el encéfalo  como  consecuencias de sucesos ocurridos durante una etapa temprana de la vida –por ejemplo, como consecuencia de traumatismos obstétricos. Se sabe que cuando el daño tiene lugar en un cerebro  inmaduro, el curso del desarrollo se altera. Así es probable que el cerebro de un adulto con un trastorno epiléptico que viene de tiempo atrás sea diferente al de una persona sin trastorno. De hecho Devinsky y cols., (1993) usaron una estimulación  cortical para cartografiar la localización de las áreas lingüísticas del lóbulo temporal en pacientes con epilepsia, encontrando una distribución más extendida o atípica de estas áreas lingüísticas del lóbulo temporal en pacientes con epilepsia, encontrando una distribución más extendida o atípica de estas áreas en los pacientes que tenían una historia de inicio  temprano de las crisis. Por tanto se ha de ser precavido a la hora de establecer conclusiones acerca de la localización de las regiones cerebrales implicadas en funciones específicas basándose en pacientes a los que se les ha practicado cirugía de  la epilepsia. La categoría más importante de trastornos del lenguaje es la afasia, una alteración básica de la comprensión o la producción del habla, debida a daño cerebral. No todas las alteraciones del lenguaje son afasias; para diagnosticar una afasia  el paciente ha de presentar dificultad para comprender, repetir o producir un lenguaje con significado, y esta dificultad no ha de deberse a un simple déficit sensorial o motor, o a una falta de motivación.

 

La conducta verbal es una función lateralizada; la mayoría de las anomalías lingüísticas ocurren tras una lesión  del lado izquierdo del cerebro, sean LAS personas zurdas o diestras. Valiéndose de un procedimiento ultrasónico para medir los cambios en el flujo sanguíneo cerebral mientras el sujeto realizaba una tarea verbal, Knecht y cols., (2000) evaluaron la relación entre la dominancia manual y la lateralización de los mecanismos del lenguaje en personas sin ningún daño cerebral conocido. Encontraron que la dominancia del hemisferio izquierdo para el control del lenguaje se daba en solo el 4 por ciento de las personas diestras, el 15 por ciento de las ambidextras, y el 27 por ciento de las zurdas. Si el hemisferio izquierdo sufre una malformación o un daño en una etapa temprana de la vida, es muy probable que la dominancia hemisférica para el lenguaje pase al hemisferio derecho. (Vikingstan y cols., 2000). Ya que el hemisferio izquierdo  de aproximadamente el 90 por ciento de la población total es el dominante para el lenguaje,  a menos que se indique lo contrario.

 

Las funciones  perceptivas del hemisferio   están más especializadas en analizar secuencias de estímulos, los cuales ocurren  uno detrás del otro. Las funciones perceptivas del hemisferio  derecho lo están más en analizar configuraciones y formas especiales y geométricas, cuyos elementos se presentan  todos simultáneamente. El habla consiste en secuencias de palabras, las cuales se componen de secuencias de sonidos. Por tanto tiene sentido que el hemisferio izquierdo se haya especializado en percibir el lenguaje.

 

El hemisferio izquierdo está implicado en el control de secuencias de movimientos voluntarios. Quizás este hecho explique que los circuitos neurales involucrados en la producción, así como en la percepción, del lenguaje se localicen en el hemisferio izquierdo.

 

El cerebro es asimétrico tanto en su estructura como en su función. Por ejemplo, el tamaño de las áreas lingüísticas en los lóbulos temporal y frontal es mayor en el hemisferio dominante para el lenguaje, y existen diferencias en el tamaño de ciertas poblaciones de neuronas en esas regiones (Galaburda, Rosen y Sherman, 1991; Foundas y cols., 1996). Estudiaron la composición de agrupaciones neuronales en la parte posterior del área de Wernicke, una región del lóbulo temporal superior que se sabe interviene en el lenguaje. Estas agrupaciones son similares a los módulos que se observan en la corteza visual y parece ser que, las localizadas en el hemisferio izquierdo, llevan a cabo los cálculos elementales que requiere el lenguaje. Los investigadores encontraron que aunque la cantidad de agrupaciones en dichas región era la misma en el hemisferio izquierdo que en el derecho, el espacio entre ellas era un 20 por ciento mayor en el hemisferio izquierdo, y que los axones que las interconectaban eran, asimismo, más abundantes. Galuske y sus colegas sugieren que el aumento de interconexiones de las agrupaciones celulares en el hemisferio izquierdo es lo que puede permitir los sutiles análisis necesarios para reconocer el lenguaje.

 

Cuando oímos y entendemos palabras y cuando hablamos o  pensamos sobre nuestras propias percepciones o recuerdos, estamos utilizando más circuitos neurales que los implicados directamente en el lenguaje. Estos circuitos desempeñan un papel en la conducta verbal. El daño del hemisferio derecho le dificulta a una persona leer mapas, percibir relaciones espaciales y reconocer formas geométricas complejas -- Parece que el hemisferio derecho está igualmente implicado en organizar una narración  --seleccionar y unir los elementos  de lo que queremos decir. El hemisferio derecho, participa en la expresión y el reconocimiento de la emoción en el tono de la voz. Esta también implicado en el control de la prosodia – el ritmo y énfasis normales que se dan en el habla, los dos hemisferios tienen algo que aportar a nuestras capacidades lingüísticas.

 

La afasia de Broca se caracteriza por un habla lenta, con esfuerzo y no fluida, a menudo pronuncian mal las palabras, las que consiguen decir por lo general tienen significado . La parte posterior de los hemisferios cerebrales tiene algo que decir, pero la lesión del lóbulo frontal les dificulta a los pacientes expresar estos pensamientos. Les cuesta mucho decir palabras funcionales, las que desempeñan funciones gramaticales importantes. Las palabras que logran decir son palabras con contenido  --palabras que expresan un significado, incluyendo sustantivos, verbos, adjetivos y adverbios, tales como manzana, casa, lanzar o pesado.

 

Las personas con afasia de Broca pueden comprender el habla mucho mejor de lo que pueden producirlo, se piensa que conservan la capacidad de comprensión pero  no del todo cierto. Broca sugirió que esta forma de afasia se debe  a una lesión en la corteza  frontal asociativa, justo por delante de la región de la corteza  motora primaria  donde se representa la cara.

 

Las lesiones que producen afasia de Broca  se centralizan en las inmediaciones del área de Broca. Sin embargo, el daño que se restringe a la corteza del área de Broca  no parece producir afasia de Broca; el daño ha de extenderse a las regiones  contiguas del lóbulo frontal y a la sustancia blanca subcortical subyacente (H Damasio, 1989; Naeser y cols., 1989).  Además hay pruebas de que las lesiones de los ganglios basales  --especialmente de la cabeza del núcleo caudado—pueden producir  pueden producir una afasia similar a la afasia de Broca.

 

La imagen promediada de exploraciones con TEP del flujo sanguíneo regional de un grupo de sujetos que estaban leyendo palabras en voz alta (Leblanc y cols., 1992). La tarea activo regiones subcorticales bajo la región de Broca (incluyendo la cabeza del núcleo caudado), así como la neo corteza.

 

Watkings y colaboradores (2002) estudiaron tres generaciones de la familia KE, la mitad de cuyos miembros sufrían un

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