PUER AETERNUS
Michael Arredondo GallegoEnsayo17 de Agosto de 2021
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PUER AETERNUS
El siguiente texto tiene como fin último, expresar algunas de las ideas fundamentales en torno a la problemática del Puer aeternus.
El psiquiatra suizo Carl Gustav Jung desarrolló una escuela de pensamiento llamada psicología analítica distinguiéndose del psicoanálisis de Sigmund Freud. En ella Jung propone una serie de arquetipos con el fin único de retratar los mecanismos que hacen que lo inconsciente se manifieste, de forma activa, en nuestra manera de pensar y actuar. Tomando, en este caso lo inconsciente como algo “que habita en nosotros como una composición de aspectos individuales y colectivos” (Torres, s. f.) Según la cual el inconsciente va más allá de las simples funciones fisiológicas del comportamiento humano, como ya lo habían postulado otros autores, transportando el psicoanálisis a un plano condicionado por la sociedad y la cultura, influyendo directamente en nuestro comportamiento más íntimo.
En su estudio, propone Jung, una serie de arquetipos que tienen como función principal la de predisponer a la persona a vivir la vida de una forma determinada o guiada por algunos patrones presentes en la psique del individuo. Entre estas propuestas arquetípicas del inconsciente encontramos el Puer aeternus.
El Puer aeternus es un término del latín que puede traducirse como el “niño eterno” representado en la mitología como un dios niño, joven por siempre. Esta posición arquetípica es entendida en la psicología en el marco de una persona adulta cuya vida emocional se ha mantenido en un nivel adolescente, dicho término se utiliza también para designar un tipo de individuo condicionado a partir de un complejo materno, en palabras de Ortega, el Puer puede entenderse como “una forma de complejo materno que se niega a soltar a su hijo para que se integre verdaderamente en el mundo social adulto de una forma normal” (Ortega, 2019, p. 2). El PUER AETERNUS, en resumidas palabras, personifica la niñez eterna, es la imagen de una persona que se niega a madurar.
Los pueres, resultan ser pues, seres completamente introvertidos, situados en el papel de niños cuya fantasía e imaginación no les permite, dadas las condiciones, adaptarse a la vida del hombre social común u hombres/niños en completa dependencia de la madre o de una figura, femenina en este caso, que la reemplace. Estos pueres pueden ser, por un lado, hombres que nunca dejan de ser inocentes, cándidos, soñadores, débiles y frecuentemente solitarios, o bien, hombres que nunca abandonan los comportamientos rebeldes presentes en la adolescencia, quienes centran la mayoría de sus esfuerzos en representar la clara figura del hombre inadaptado, reacio a su participación en el mundo y a integrase de lleno en el, en palabras de Ortega los pueres:
Se quedan siempre como adultos que giran alrededor de su infancia y adolescencia, pero que no acaban de encontrar el camino hacia el auténtico niño, el niño interior, que empezaría a decirles qué es lo que están buscando, qué es lo que deben hacer en realidad. (2019, p. 2).
Fascinados, entonces, por el poder de la madre son incapaces de encontrar al niño auténtico, encargado de guiar su comportamiento y toma de decisiones que les permiten vivir plenamente en sociedad, condicionando su comportamiento e impidiéndoles ir más allá.
Cuando evaluamos el caso de una mujer nos encontramos, esta vez, con algunas variaciones. La puella aeterna, se encuentra representada con la imagen de una princesa encantadora, alejada e impedida para enfrentar el amor, como se vive y disfruta socioculturalmente, en dicha representación el padre se encarga de fortalecer -en su hija- la figura estereotipada de un hombre bestial, que jamás alcanzará lo que ella necesita para destacarse, limitando de esta forma su accionar en la vida cotidiana, obligándola a estar sometida bajo su manto protector -el del padre-. En los estudios de Greene podemos ejemplificar a la puella como “la princesa sometida a una fantasía de matrimonio con un padre-amante idealizado y espiritualizado” (Greene, 1988) condenada a negarse a la idea de que es su propio padre quien le impide evadir su castigo en prisión.
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