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Patologizacion De La Infanca


Enviado por   •  17 de Abril de 2014  •  1.506 Palabras (7 Páginas)  •  218 Visitas

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1. La patologización y medicalización de la infancia y los “derechos de los niños” en juego (Gabriela Dueñas)

La patologización y la medicalización de la infancia constituyen sin duda una problemática grave, aunque no se esté cuestionando de manera generalizada el avance de los conocimientos médicos que posibilitan la detención temprana de una gama cada vez más amplia de enfermedades, ni los tratamientos médicos a base de medicación, menos aún el desarrollo científico tecnológico de la industria farmacéutica, gracias a la cual no sólo se ha logrado mejorar de modo significativo la calidad de vida de amplios sectores de la población mundial.

En el campo específico de la salud mental por ejemplo, la llegada de los psicofármacos marco un antes y un después.

Lo resulta sumamente preocupante y ética reprochable es el “abuso” que se observa en estas prácticas que terminan siendo nocivas para la salud.

Hablamos de “abuso”, y no de forma exagerada, si consideramos que están en juego “los derechos de los niños/las niñas y los jóvenes:

• El derecho a la identidad, a ser reconocidos por su nombre y no por una etiqueta abrochada junto a un supuesto diagnóstico;

• El derecho a ser escuchados, y a expresar sus intereses, deseo y necesidades a través de los recursos con los que cuentan.

• El derecho a recibir educación.

Pero a su vez, esta problemática resulta un tanto “contradictoria” ya que a los docentes se les exige que atiendan de manera personalizada a la diversidad de condiciones socio culturales y psicológicas de sus alumnos, con aulas pobladas al mismo tiempo de muchísimos niños y/o jóvenes y prácticamente los mismos recursos didácticos y el mismo formato escolar que se usaba hace 100 años.

Efectivamente, si bien hoy la educación intenta brindar una enseñanza lo más amplia que resulte posible, apoyándose para esto en algunos aportes de manera lineal al efecto de una única causa de tipo orgánica y para el cual la principal solución es de tipo farmacológico, estaría vulnerando seriamente el derecho a la salud de niños y jóvenes. Resulta preocupante además, observar la llamativa falta de atención que caracteriza estos abordajes respecto a todos aquellos aspectos que hacen a la subjetividad del niño, al omitir todo tipo de referencia a sus vivencias afectivas , como a sus condiciones de vida familiares, escolares, etc.

Entonces aplicar un curriculum homogéneo a una población escolar sumamente heterogénea, con lo cual la legítima pretensión social y política de incluir a todos, en la práctica se torna imposible.

El curriculum único se convierte paradójicamente en un instrumento de discriminación cuando se aplica de forma indiferenciada a alumnos que vienen de orígenes sociales y culturales muy distintos, que tienen intereses diferentes, cuyo patrones de conducta y valores guarda poca relación con lo que pide la escuela.

La contraposición entre una escuela de raíz eminentemente moderna en sus normas y organización institucional, en la conducta de profesores y directivos, en los métodos y materiales de enseñanza y, en un alumnado socializado.

Desde esta perspectiva, el incremento observado en la tendencia de muchos docentes a derivar a tratamiento médico a los alumnos con dificultades para que las mismas sean resueltas por vía farmacológicas, inscripta a su vez en el fenómeno que se ha descripto como el de la “patologización y medicalización de la infancia”, que bien merece un llamado de atención.

El abuso de psicofármacos en pacientes infanto juveniles

¿Por qué hablamos de abuso?

• El incremento de los niños y jóvenes que están siendo tratados con psicofármacos ha aumentado desmesuradamente en los últimos años: este fenómeno parece asociado a su vez al tema del mercado de los laboratorios que de manera llamativa han venido ampliando su oferta en los últimos tiempos, rayando en ocasiones los límites de la ética profesional.

• Los diagnósticos que supuestamente justifican semejantes prescripciones médicas pueden ser calificados como mínimo de:

 Diagnósticos “incompletos”: dado a que solo atienden a la evaluación por lo general “cuantitativa” de ciertos aspectos del sujeto vinculados casi exclusivamente con sus funciones cognitivas omitiendo otros aspectos afectivos como la historia de vida, circunstancias familiares escolares en las que se halla inmerso el niño o joven.

 Diagnósticos “Llamativos”: son sin consultas psicológicas y con antecedentes de otros tipos de tratamientos.

 Diagnósticos “Rotulantes”: donde parece que lo importante es que el paciente pueda ser buen identificado por el nombre de trastorno que supuestamente padece.

 Diagnósticos “Contradictorios”: donde justifican la medicación devenidos de base orgánica pero al mismo tiempo se reconoce que aún no hay registro al alcance de la tecnología médica actual que pueda ofrecer evidencia ni de compromiso neurológico ni genético, ni de otro tipo.

 Diagnósticos “Apresurados”: en donde recoger los datos del sujeto suele a limitarse por lo general

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