“Psicosis, una comedia”

“Psicosis, una comedia”

A lo largo de la obra el eje que rige la historia es el síntoma mostrado por el joven, quien ha asumido la figura simbólica de su madre como un sistema de defensa ante la sociedad y las exigencias propias de ésta. Lo anterior repercute en distintos niveles imaginarios ya que el contraste de lo que el “padeciente” asume como información fidedigna y que es soporte de su vida psíquica, resulta ser inconsistente con las conceptualizaciones sociales establecidas, pues dada la “infantilización” de la sexualidad como medio -probablemente- de protección de la madre, resulta difícil el entendimiento de la sexualidad en términos que permitan una visión estructurada y en donde dicha sexualidad no se limite al coito.

Dicha “infantilización” incoherente con el imaginario social es enfatizado por la argumentación de la “analista” y sus constantes “rabietas” que fungen como indicadores al público de lo evidente.

Por otro lado, es necesario destacar la repetición de la trama, lo cual interpreto como el resultado de la identificación del “padeciente” con la “analista”, pues tras mencionarle el estatus que ella posee ante la sociedad y asumiendo que la transferencia estuviese lograda, generó en el “padeciente” el desarrollo de un nuevo síntoma que le permitiera, pasar de se la psicosis a la neurosis, pero sin encontrarse aún anclado a la realidad.

Algo interesante es la inconsistencia en cuanto a la terapia psicoanalítica utilizada como tratamiento de las “psicosis” pues si bien, la postura que se pensaría fuese ejemplificada es la freudiana, a lo largo de la obra se hizo alusión no sólo a conceptos tradicionales freudianos, sino también Kleinianos (Pecho bueno, pecho malo) y lacanianos (forclusión y significante).

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