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Sicologuia


Enviado por   •  20 de Diciembre de 2012  •  431 Palabras (2 Páginas)  •  517 Visitas

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Lección 21. El lenguaje

Las palabras que usamos como sustantivos, que nombran esta o aquella cosa, una mesa o un gusano por ejemplo, no son más que designaciones de la cosa; no tienen una correspondencia con la esencia de las cosas; cuando digo, por ejemplo, que el perro ha ladrado durante toda la tarde interrumpiendo mi trabajo, parto de la premisa según la cual mis interlocutores posibles, saben lo que es un perro, incluso, algunos de ellos pueden saber a qué perro me refiero. Puedo también especificar a qué perro me refiero, señalarlo con el énfasis que yo quiera o que se requiera; puedo decir entonces a mis interlocutores que el perro café de mi vecino es el que no me ha dejado trabajar. He usado entonces el adjetivo necesario y el dativo para especificar que perro es el culpable.

Así construimos frases sencillas que encadenadas unas con otras forman discursos complejos. Pero ninguna de las palabras que he pronunciado en el ejemplo o que podría pronunciar a lo largo de mi vida, poseen una

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA – UNAD

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correspondencia directa con el objeto. Cuando profundizamos en la etimología de una palabra, es decir en su origen y su significación, no la podemos conocer sino en relación a otras palabras. Las cosas no han tenido la posibilidad de decirnos su verdadero nombre, el ser humano las ha bautizado y luego ha acordado con los otros seres humanos que también hacen uso del lenguaje, como llamaran de ahora en adelante a esto o aquello.

Cuando un científico encuentra una especie desconocida de insecto, lo bautiza usando algún nombre que le parezca el adecuado, en ese sentido puede llamar alicantus sp a un animal al que los nativos de la zona llaman el chechén. El científico y el nativo se equivocan, aquel animal es solo un organismo viviente al que poco o nada le importa cómo lo llamen, vive feliz sobre su hoja de plátano. Pero el ser humano no puede dejar de nombrar, de bautizar; vive en comunidad y como tal, necesita llegar a un acuerdo sobre la designación de las cosas que le rodean y que necesita para poder sacar provecho de la vida en sociedad. Dos obreros que construyen una casa, se verían en serios problemas si no compartieran la terminología adecuada sobre las herramientas que necesitan: podríamos imaginar a uno de ellos que desde las alturas le pidiera al otro que le alcance algo: “Páseme ahí el… el esa cosa” el compañero que recibe el mensaje sin sustantivo quedaría desconcertado y tal vez diría “¿qué será…? ¿esto tal

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