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Discipuldo


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2011  •  1.689 Palabras (7 Páginas)  •  338 Visitas

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Los siete “YO SOY” de Jesús

1.- El Pan de Vida

Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás (Juan 6:35).

El contexto era el maná en el desierto (Éxodo 16:13-18). Con esta declaración nos damos cuenta que se trataba de un modelo del Mesías. Cualquiera que come de Él nunca más sentirá hambre espiritual. Como el maná de Éxodo 16, cada persona que lo busca lo encontrará (Mateo 7:7-8), pero cada uno de nosotros tiene que encontrar al Señor por sí mismo. Nadie lo puede recibir por nosotros, tampoco lo podemos recibir por alguien más. Todos recibimos una cantidad suficiente de Él para nuestra salvación. A nadie le hace falta, como a nadie le sobra.

En cuanto a nuestra sed, recordemos que Jesús le dijo a la mujer samaritana en el pozo que el agua que Él le ofrecía aplacaría su sed para siempre. Al señalar el Pozo de Jacob, frente al que se encontraban, Él dijo,“Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:13-14).

Y luego en ese último día de la gran Fiesta de los Tabernáculos, Jesús, estando de pie, expresó con voz fuerte, “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él” (Juan 7:37-39).

El salmista escribió, Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía (Salmo 42:1). En Jesús se satisface nuestra hambre espiritual y nuestra sed espiritual es aplacada. Una vez que tenemos el Espíritu Santo, nuestra búsqueda por la plenitud espiritual termina y nunca más necesitaremos de algún otro sostenimiento. El agujero hecho por Dios en nuestro corazón finalmente se ha llenado.

2.- La Luz Del Mundo

Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Juan 8:12).

Literalmente esto significa que aquellas personas que se unen a Jesús como uno de Sus discípulos, no serán ignorantes de los asuntos espirituales sino que tendrán el poder para entender de forma específica, la verdad espiritual que lleva a la vida eterna. Cuando tomamos el tiempo para aprender y aplicar estas verdades en fe, descubrimos que el viejo dicho es cierto. Cualquiera que sea la pregunta espiritual, Jesús es la respuesta.

¿Está usted sintiéndose lastimado o se siente desanimado? ¿Está sobrecogido por las preocupaciones de la vida?

“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús… Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:4-7, 19).

¿Se encuentra usted cargado de culpa por sus pecados?

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).

¿Tiene problemas monetarios?

“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (Lucas 6:38). “[Seréis] enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios” (2 Corintios 9:11).

¿O tiene problemas de salud?

“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:14-16).

Lo diré de nuevo. Cualquiera que sea la pregunta espiritual, Jesús es la respuesta.

3.- La Puerta

“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos” (Juan 10:9).

Esto hace referencia al Reino y nos recuerdan las palabras del Salmo 23, “En lugares de delicados pastos me hará descansar”. La salvación se encuentra por medio de Jesús. Él es la puerta al Reino. Habiendo entrado a través de Él tendremos la libertad de entrar y salir cuando nos plazca, morando en un estado de paz en medio de la abundancia. Ciertamente el bien y la misericordia nos seguirán todos los días

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