El Arrianismo

Historia de la Iglesia I

Yadetsy Rodríguez

30 de marzo de 2016

El Arrianismo

Uno de los problemas más comunes de la época de los primeros  siglos del cristianismo ha sido hallar la verdadera naturaleza de Jesús, y con esto, la relación que existe entre Dios Padre y su Hijo. No se discute si Jesús es o no una creación de Dios, sí lo es; más bien lo que se trata de mostrar es si Cristo existía en una naturaleza divina o una humana, o bien ambas. Según las sagradas escrituras, se dice que Jesús había descendido a la tierra para redimir a los seres humanos, y de aquí claramente vemos una encarnación donde Jesús recibe una divinidad heredada por Dios.

Con respecto a lo que Arrio afirma, es que Cristo por su esencia divina no puede ser alcanzado por los seres humanos pero sí puede ser imitado por su esencia humana; de esta manera se vuelve el ejemplo a seguir por la humanidad.

Yatency Bonilla nos dice:

^[1]”Cristo es el modelo de una criatura perfecta porque fue creado con una divinidad por voluntad. Pero la divinidad por esencia (Padre) es eterna y pre- existente (siempre existió)”

Con respecto a este punto, creo si Cristo tuviera esta divinidad innata y no heredada, sino propia, no sería un ejemplo a seguir en su totalidad, ya que no lo veríamos como un ser tan humano para ser imitado, con esto no estoy diciendo que haya tenido pecado en su vida, sino que, siendo un ser humano, tal como nosotros, pasando situaciones de pobreza, de hambre, de dolor o cualquier otra, fue capaz de sobre llevarlo todo, así como nosotros también lo experimentamos en nuestras propias vivencias. Esto hace dar la razón a Arrio quién nos ayuda a ver a un Cristo siendo hombre, que padeció pero que de todas las adversidades con la guía de su Padre, Dios pudo salir adelante.

Por otro lado, la postura de Arrio tiene un aporte significativo para el ser humano, ya que lo dignifica haciendolo capaz de imitar a Cristo, debido a su perfección en su humanidad; transformando así una vida de pecado y sufrimiento, a una vida digna con el fin de alcanzar la perfección. Si se presentara a un Cristo inherente al Padre, inmediatamente se convierte en algo que no puede ser alcanzado por el ser humano, común y corriente.

^[2] “Cristo es imitable por su perfección humana, mas no por su perfección divina”

Como señala Pablo: “Sed imitadores de mí, así como yo soy de Cristo”; Pablo no hablaba de la divinidad sino de la parte humana de Cristo, por que no podemos imitar la divinidad de Dios Padre. De esta manera podemos llegar al Cristo perfecto, ya que es lo que se puede resaltar de su humanidad, que fue hecho perfecto por manos del creador.

El autor, Justo González declara que:

^[3]”Era importante que el Hijo lo fuera por adopción, de tal modo que nosotros pudiéramos seguirle y ser también hijos adoptivos”.

En referencia a esta cita, la importancia que trata de rescatar Arrio es que este sujeto, Jesús, fuera de influencia para la humanidad, llamando la atención de los individuos, y que éstos se sintieran de algún modo identificados con su persona, partiendo de la base que ya era igual a ellos, siendo humano. De aquí la importancia de ser hijos adoptivos, tal y como lo fue Jesús por medio de Dios.

Carta de Arrio al Obispo Alejandro de Alejandría:

“Conocemos un solo Dios, que crea, ordena y dispone todas las cosas; este Dios engendró un Hijo unigénito antes de todos los siglos, criatura perfecta de Dios, pero no una más de las criaturas; hechura de Dios, pero no como las demás hechuras. Es una parte de la única sustancia del Padre, no como describe Sabelio, Dios uno sólo con 3 esencias o máscaras, ni como lo trata de mantener Platón, como un compuesto de idea y materia (dualismo); ni tampoco aquel que existía de antes, ya que Dios lo creó, donde es creado por voluntad del Padre antes de los tiempos y los siglos, recibe del Padre la vida y el ser, y el Padre lo glorifica al hacerle partícipe de su ser. Y el Padre, al darle la herencia de todas las cosas, no se despojó de los atributos increados que posee, pues él es la fuente de todo”.

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