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El Endemoniado Gadareno


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2014  •  2.855 Palabras (12 Páginas)  •  610 Visitas

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El endemoniado gadareno - Marcos 5:1-20

(Mr 5:1-20) "Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, que tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas. Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar. Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras. Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él. Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo. Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos. Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella región. Estaba allí cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo. Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos. Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil; y el hato se precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron. Y los que apacentaban los cerdos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron a ver qué era aquello que había sucedido. Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo. Y les contaron los que lo habían visto, cómo le había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los cerdos. Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos. Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban."

Introducción

En el pasaje anterior, el Señor mostró su poder salvando a sus discípulos de las fuerzas físicas de la naturaleza, pero estas fuerzas físicas no son los únicos poderes del universo potencialmente hostiles e incontrolables para el hombre. También hay poderes espirituales que buscan la destrucción del hombre:

(Ef 6:11-12) "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales."

Así que, el relato nos va a llevar de la descripción del mar embravecido a un hombre fiero e indomable que estaba poseído por una legión de demonios. Y lo que nos va a hacer notar, es que el Señor Jesucristo tiene pleno dominio sobre ambos.

"La región de los gadarenos"

El evangelista nos dice que la región a la que llegaron era la de los gadarenos. Gadara era una de las ciudades que formaban "Decápolis" (literalmente: "diez ciudades") (Mr 5:20). En la antigüedad, esta región al oriente del mar de Galilea había formado parte del territorio que Moisés había dado en herencia a la media tribu de Manasés, y de Gad. En los tiempos de Jesús, aunque había judíos esparcidos por toda la región, en general se puede decir que era un territorio gentil. Sus ciudades eran esencialmente griegas: tenían sus dioses griegos, sus templos griegos y sus anfiteatros griegos; estaban consagradas a la manera griega de vivir. La presencia del hato de dos mil cerdos que vemos en el pasaje, siendo éste un animal prohibido para los judíos, nos recuerda que la influencia del paganismo era muy fuerte en esta región.

"Un hombre con un espíritu inmundo"

La noche en el mar había estado cargada de fuertes emociones: recordamos el temor de los discípulos ante la tempestad y luego ante el Señor cuando calmó el viento y el mar. Pero las emociones no habían terminado. Cuando llegaron a la orilla, seguramente ya muy entrada la noche, vino corriendo hacia ellos desde las tumbas un hombre endemoniado, desnudo, herido y gritando.

En el Nuevo Testamento vemos frecuentes casos de personas poseídas por demonios, y no debemos de confundirlos con casos de locura o epilepsia. Un endemoniado es un ejemplo extremo de lo que las fuerzas satánicas pueden hacer con una personalidad humana que ha caído bajo su dominio. Por el contrario, la dignidad más alta que puede experimentar el ser humano es que su cuerpo llegue a ser templo del Espíritu Santo y sea dirigido por él. En contraste con las fuerzas satánicas, el Espíritu Santo libera a los hombres del pecado, desarrolla su personalidad y dignidad e incrementa su dominio propio.

"Nadie podía atarle, ni aun con cadenas"

El cuadro que Marcos nos describe es aterrador: un hombre completamente descontrolado, como un animal salvaje e indómito. Nadie tenía fuerzas para dominarle, y a pesar de que habían intentado atarle, seguía siendo una amenaza para la seguridad de la gente en la comarca. Mateo nos dice que la gente eludía aquellos lugares (Mt 8:28) "nadie podía pasar por aquel camino". Ofrece un buen ejemplo de la impotencia humana frente al poder de Satanás.

El diablo había dado un poder sobrehumano a este hombre: el endemoniado rompía los grilletes como si fueran un cordel. Muchas personas están fascinadas por tener un poder espiritual superior al de otras personas, y sin pensarlo dos veces, creen que cualquier experiencia que les proporcione capacidades extraordinarias, tiene que ser automáticamente válida y beneficiosa. Pero esto es falso. Es cierto que los seres espirituales pueden impartir a las personas poderes asombrosos, pero al final, esos poderes resultarán destructivos para la personalidad y el dominio propio del hombre. El endemoniado gadareno es un ejemplo claro de esto. ¿De qué le servía tener tanta fuerza física, si se había convertido en un ser tan débil espiritualmente?

"Andaba dando voces en los montes y en los sepulcros"

Esto nos muestra la profunda angustia, el dolor y tormento interior que aquel hombre sentía mientras deambulaba por las montañas y las tumbas excavadas en los costados de los acantilados. Pero también nos recuerda su estado y su final: vivía entre los muertos.

"Hiriéndose con piedras"

Tal

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