La Verdadera Iglesia Católica

La “Santísima” Iglesia Católica Apostólica y Romana es probablemente la institución más sanguinaria, represora y sedienta de poder en toda la historia de la humanidad. La” Madre” Iglesia, que con 2000 años de existencia, ha dedicado sus mayores esfuerzos en luchar contra la libertad, la ciencia y el libre pensar del ser humano; la asesina, torturadora, ambiciosa, mentirosa, la de la Inquisición, la castradora, la encendedora de hogueras y afiladora de piquetas, la alteradora de la historia, la perseguidora de judíos, la del Índice de los Libros Prohibidos, la quemadora de herejes y brujas, la corrupta, la zángana, la homofóbica, el parásito de la humanidad, la que nos enseña a temer a nuestros propios deseos como a la misma mano del Diablo, la que engaña con su promesa del cielo y atemoriza con su condena del fuego eterno, la que reprime a las demás religiones donde manda y exige libertad de culto donde no; la hipócrita, la traidora, la insidiosa, la metiche, la sagaz, la entrometida, la cruel, la poderosa, la omnipotente, la criminal bimilenaria que olvidó los preceptos sobre los que se creó y se lanzó hacia una orgía de sangre, dinero y poder. Entre los centenares de crímenes cometidos por la institución destacan: la inquisición, la quema de brujas, las cruzadas así como las guerras iniciadas o secundadas por la Iglesia para buscar beneficio propio, el exterminio de indígenas de las Américas y el saqueo del Nuevo Mundo, la distorsión del Sagrado Testamento, así como la introducción de doctrinas que no se mencionan en ningún momento en la biblia (purgatorio), la venta de salmos, sacramentos e indulgencias para financiar proyectos o guerras, la persecución del pueblo judío y de los paganos, el subyugamiento y denigración de la mujer, la castración a herejes, homosexuales y niños, la quema de libros, el solapamiento de las atrocidades nazis y el encubrimiento de la pederastia, solo por mencionar algunos.

Los orígenes de la Iglesia se remontan a 2000 años atrás, en tiempos del Imperio Romano y la figura de Jesucristo, sin embargo está bien documentado que Jesús en ningún momento expresa el deseo de formar una nueva iglesia, el mismo se declaraba judío y se apegaba a las normas sociales de la época. En realidad la Iglesia como la conocemos se crea gracias al astuto Emperador romano Constantino El Grande, que vio en la nueva religión una forma de unificar al decadente imperio. La leyenda cuenta que durante la batalla del Puente Milvio, el Emperador vio una imagen en el cielo mientras marchaba con sus soldados, vio una cruz frente al Sol. Tras esto, tuvo un sueño en el que se le ordenaba poner un nuevo símbolo en su estandarte, ya que vio una cruz con la inscripción “In hoc signo vinces” (Con este signo vencerás). Tras esto declaro la religión cristiana como la oficial del Imperio y se produjo la mezcla entre el primitivo cristianismo y el culto al Sol Invictus, una mezcla que perdura hasta nuestros días. Claros ejemplos de este mestizaje son los discos solares en las cabezas de los santos, el domingo como día de misa y, sobretodo, la modificación del día de nacimiento de Jesús para coincidir con la máxima fiesta del Sol Invictus. Tras su consolidación, la Iglesia comenzó una expansión sorprendente,

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