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Laodicea


Enviado por   •  6 de Enero de 2016  •  Ensayos  •  2.417 Palabras (10 Páginas)  •  200 Visitas

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“Laodicea”

(

Por:  Dalgis Rivas y Lidia E. Gómez

Introducción: Apocalipsis 3:14 – 22.

Escenografía:

Escena I. Sala, mesa de centro y búcaro, sofá, 2 butacas, lima de uña.

Escena II. Cocina mesa, 2 sillas, mantel, juego de tasa de leche, periódico.

Escena III. Reproductora y audífonos, revistas seculares.

Escena IV. Sacudidor, caja y vestido de novia.

Escena V. Invitados a la boda, grabación, vista de la Santa Ciudad, proyector, un joven vestido de blanco.

Decoración: Reloj grande colgado en la pared que se le puedan mover las manecillas para ir marcando el tiempo de las 11.45 a las 12.00 mientras se va desarrollando el programa.

ESCENA I

(Laodicea entra a la sala, se tumba en un sofá y comienza a limar sus uñas.  Entra su mamá)

Madre:  ¡Bueno, cuéntame! Escuché que hablabas con tu novio por teléfono, ¿por fin fijaron la fecha de la boda?

Laodicea:  (Fríamente, con indiferencia)  Si.

Madre:  Niña pero… ¿ese –si– ha salido de una novia, es que no te ilusiona pensar en casarte, que te pasa?  ¿No lo amas?

Laodicea:  Si mami, tu sabes que hace muchos años nosotros somos novios y siempre dijimos que cuando regresara de su viaje nos casaríamos; (Suspira) pero ahora que lo veo tan cerca, no se que me pasa.

Madre:  Pero esto si es preocupante, ¿acaso no estás segura de lo que sientes por él?

Laodicea:  ¡Ay!, no se mami, déjame sola por favor, no quiero hablar de eso ahora.

Madre:  Está bien Laodicea, me voy, pero medita en tus palabras. (La madre sale, después de unos segundos sale Laodicea)

ESCENA II

(La madre sirve el desayuno al padre en silencio, se sienta en la mesa preocupada)

Padre:  Te noto preocupada, ¿qué te pasa?.

Madre:  Si, estoy preocupada por Laodicea, anoche, después que habló con su novio conversamos sobre la boda y tal parece que no está segura de su decisión.

Padre:  ¿Cómo es eso?, explícate.

Madre:  Me habló con tanta indiferencia, desinterés, no tiene el fervor de una joven frente a su boda, está como con la mente en otra cosa, y lo peor, es que no quiso hablar de eso, y tu la conoces también como yo, no va a ser fácil sacarle la verdad.

Padre: Verdad que es preocupante… (Piensa)  Se me ha ocurrido algo, que puede dar resultado, que tal si hablamos con Esmirna, ella es su amiga íntima, es una muchacha digna de confianza, cristiana, y sobre todo discreta, creo que ella sabrá como ayudarla, porque esto es verdaderamente alarmante, no solo por los años que llevan de novios, sino la tremenda persona que es ese joven, tan bueno, serio, formal; con él, Laodicea tenía un futuro feliz y asegurado, me cuesta trabajo creer lo que me dices, porque un amor como ese en mis años de vida nunca lo había visto, él la ha ayudado tanto y ha demostrado que por amor a ella haría cualquier cosa.

Madre:  Si querido, creo que Dios te ha puesto esa idea en la mente, hoy mismo visitaré a Esmirna.

Fondo musical Salvador a ti me rindo.

ESCENA III

(Laodicea está con una reproductora y audífonos, leyendo revistas seculares.  Llega Esmirna haciéndose la que no sabe nada)

Esmirna:  Laodicea, que estás oyendo tan concentrada, tuve que entrar por la cocina pues llevo rato tocándote la puerta.

Laodicea:  (Sonriente)  ¡Ay Esmirna!, perdóname, es que estoy oyendo este música nueva  que baje ayer estoy con lo último de lo ultimo.

Esmirna:  Bueno cuéntame, hablaste ayer con tu novio, ¿cuándo nos comemos ese bizcocho?

Laodicea:  (Desanimada)  Anoche precisamente fijamos la fecha, y está bien próxima.

Esmirna:  ¡Ay pero … que tibieza tu tienes!, yo no concibo a una novia con ese espíritu, Laodicea, a mí tu no puedes engañarme, ¿qué está pensando esa cabecita?, ¿acaso estás recordando a Rolando, tu antiguo novio?.

Laodicea:  ¡Ay Esmirna, no sé que me está pasando! (Preocupada)  Tu eres mi amiga y es verdad que no puedo ocultarte nada, la relación con mi novio no es como al principio cuando sentía el primer amor, ya todo es una monotonía, te confieso que en ocasiones no tengo ni deseos de atender sus llamadas, me aburre hasta leer sus cartas, en todas es lo mismo, que si este es el camino correcto, que si es lo mejor para la vida, estoy cansada de tantos impedimentos, aunque claro, él nunca me exige, siempre me aconseja y respeta mi decisión, por

ejemplo, yo se que a él no le agrada que yo esté oyendo esta música y viendo esta revista, pero es lo que está de moda y a mi me gusta.  No te voy a negar que en ocasiones extraño a Rolando, no sé, él era más moderno, cuando salíamos en su moto, sus chistes y jaranas picantes, con él estaba en la última, todos los fines de semanas me traía algún regalo, prendas, zapatos, ropas, y de allí, a las discotecas; en cambio ahora, con mi novio …

Esmirna: (La interrumpe)  Para, para Laodicea, no quiero escuchar más, tu estás divariando.  Yo te vi abandonar toda esa vida, yo te vi cambiar, yo te vi dejar la vanidad del mundo, a mi no puedes negarme que cuando te enamoraste de tu novio actual, tu amor era puro, sincero, de verdad, de todo corazón, sé que habías cambiado, porque bien sabes que la vida que llevabas con Rolando era pura vanidad, en cambio ahora tienes un verdadero amor, firma como una roca, es que me admira que él no se haya cansado de ti, porque últimamente es verdad que no te preocupas por fortalecer tu relación, es él el que siempre te está llamando, buscando, y bien sabes que las cosas que te dice son ciertas, llenas de valor y principios eternos, además, no me puedes decir que tu novio es anticuado, tampoco me puedes decir que no te regala cosas, porque te ha entregado su vida, ni me puedes hacer creer que te ves ridícula ahora, porque bien sabes que donde quiera que llegas con él todos te admiran, te ven como algo especial, exquisito,

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