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Por qué te finges otra


Enviado por   •  5 de Febrero de 2013  •  Trabajos  •  1.434 Palabras (6 Páginas)  •  339 Visitas

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¿POR QUÉ TE FINGES OTRA?

Cuando la verdad desenmascara el error, los que se encuentran expuestos a ella se ponen muy nerviosos, como dos hermanos cuya historia leí recientemente. Eran dos hermanos ricos. También eran malvados. Ambos vivían de manera perversa e inútil, usando su riqueza para cubrir el lado negro de sus vidas. Sin embargo, en la superficie, pocos podrían haber adivinado aquello, ya que estos consumados artistas de la simulación asistían a la iglesia todos los domingos y contribuían con grandes sumas de dinero para varios proyectosrelacionados con ella. Entonces la iglesia llamó a un nuevo pastor, un joven que predicaba la verdad con celo y valor. Como era un hombre de penetración y fuerte integridad, este joven pastor también había captado la hipocresía en los estilos de vida de los dos hermanos.

De repente, murió uno de ellos y el joven pastor fue invitado a predicar en el funeral. El día antes, el hermano sobreviviente llevó a un lado al predicador y le dio un sobre. “Aquí hay un cheque bastante grueso como para pagar todo lo que usted necesita para un nuevo templo” -murmuró-. Todo lo que necesito es un favor: diga a la gente que esté en el funeral, que mi hermano fue un santo. El pastor lo prometió: haría exactamente lo que le pedían. Esa tarde depositó el cheque en la cuenta de la iglesia. Al día siguiente, estaba delante del féretro en el funeral y dijo con firme convicción:

”Este hombre era un impío pecador, malvado hasta el fondo. Era infiel a su esposa, malhumorado con sus hijos, implacable en sus negocios e hipócrita en la iglesia, pero comparado con su hermano, era un santo”.

Suena muy gracioso ¿verdad?, Pero, ¿de dónde viene la palabra “hipócrita”? Cuenta la historia, que en la antigüedad existió un tal Hipócrates que fue el organizador del teatro, y ustedes conocen la imagen de una máscara sonriente y una máscara triste; eso lo introdujo Hipócrates, y él dio su nombre a los actores que se llamaban “hipócritas”. Un actor en la antigüedad era alguien que usaba una máscara y representaba un papel, con el objetivo de convencer al otro. Justamente un buen actor, un buen “hipócrita” es el que convence al otro de algo. En el principio ser un buen hipócrita, un buen actor no era algo malo; sin embargo la palabra, con el correr del tiempo, terminó siendo una palabra negativa porque es alguien que simula. Decirle hoy a alguien que es un hipócrita, es algo negativo.

En la historia bíblica se menciona a un hombre llamado Jeroboam, que usaba máscaras y también se las hacía poner a su esposa, pues él no quería ser el único “simulador” en el escenario de la vida. Pero un día un gran problema, lo superó y decidió buscar la ayuda de Dios, pero de una manera muy extraña.

“En aquel tiempo Abías hijo de Jeroboam cayó enfermo y dijo Jeroboam a su mujer: Levántate ahora y disfrázate, para que no te conozcan que eres la mujer de Jeroboam, y ve a Silo; porque allá está el profeta Ahías, el que me dijo que yo había de ser rey sobre este pueblo”.

Esta mujer obedeció a su marido poniéndose un disfraz para que nadie la reconociera, el profeta al cual ella iba a consultar estaba ciego pero Jehová le avisó que ella estaba viniendo a verlo y que venía disfrazada. Al escuchar el profeta el sonido de los pies de la mujer dijo:

“Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué te finges otra?”

Sin duda todos en la vida nos hemos relacionado con personas que nos sugirieron “disfrazarnos”. En lo personal lo viví dentro de mi familia, en el trabajo y aún en la iglesia; ya que todos estos ámbitos están formados por hombres y mujeres imperfectos, por ello, no es nada raro que esto suceda. Pero si te acostumbras a fingirte otra persona, la cosa cada vez se va a poner más difícil. Porque las máscaras necesitan cada vez más máscaras para poder sostenerse.

En el caso de este rey, él quería conseguir una respuesta de un hombre de Dios, pero de una manera encubierta, no era transparente su forma de proceder, manifestó su intensa ansiedad como padre y su astuta política como rey apóstata. No quería que se supiera que consultaba

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