Protestanismo

La iglesia se encontraba en decadencia, se preocupaban más por cuestiones políticas y económicas que por la misma religión.

Ellos necesitaban aumentar sus riquezas, por ello la Iglesia recurrió a la venta de cargos eclesiásticos, venta de reliquias y especialmente la venta de indulgencias.

Esta venta de indulgencias provoca el inicio de la Reforma Protestante en Alemania en 1517, pues Martín Lutero criticaba esta práctica y lo dejó en claro en su obra de las “95 tesis”

Es una obra de Martín Lutero donde expresa la necesidad de una religión interior, basada en la comunión del alma, humilde y receptiva con Dios.

No se proponía en modo alguno crear una nueva iglesia, sino debatir sobre estas cuestiones y reformar las prácticas que le parecían condenables y alejadas del mensaje del Evangelio.

El poder y las riquezas perdidas por la Iglesia Católica Romana fueron transferidos hacia los nuevos grupos sociales en ascenso y para la corona.

Varias regiones de Europa consiguieron su independencia política, religiosa y cultural, incluso en países como Francia y la región actual de Bélgica, donde el Catolicismo Romano prevaleció.

La destrucción de la autoridad medieval liberó al comercio de las actividades financieras con restricción religiosa y promueve el capitalismo.

Durante la Reforma Protestante, las lenguas nacionales y la literatura fueron estimuladas a través de la difusión de textos religiosos escritos en la lengua materna de cada región y no en latín.

La religión dejó de ser monopolio de una minoría clerical privilegiada y pasó a ser una expresión más directa de las creencias populares. Sin embargo, la intolerancia religiosa se mantuvo firme, por lo menos, durante más de un siglo.

La Contrarreforma Católica: Fue una reacción por parte de la Iglesia Católica en oposición al protestantismo

Para el sociólogo alemán, no sólo los intereses económicos determinan el devenir histórico el movimiento de las clases y las grandes corrientes sociales, sino que también influyen, y de forma principal, los factores de carácter psicológico y religioso.

Desde esta posición general, Weber pasó a buscar en la historia de las religiones las concepciones que favorecen o frenan el desarrollo del capitalismo, llegando a la conclusión de que el capitalismo es heredero del calvinismo y del puritanismo, es decir, de aquellas corrientes protestantes en que la salvación nunca puede venir de la renuncia al mundo, sino de una incesante actividad moral y material.

Los calvinistas y los puritanos, son impulsados especialmente por su rigidez a dar a todas las cosas humanas un significado sagrado y a obtener de este significado la confirmación de su fe en ser elegidos para la salvación, el trabajo y su organización racional se convierten en un orden.

Dedicado al trabajo y a los negocios, el hombre organiza y racionaliza el trabajo y la producción, enriquece la vida humana e interpreta su victoria comercial del mismo modo que sus logros y da como indicios su elección por Dios, y de que Dios ha decidido su salvación y la de su familia.

La meta no es la acumulación del capital, ni la satisfacción y alegría que pueda producir; pero, sin ser un fin en sí misma, esa meta orienta la organización de la vida.

La obra del moderno hombre de negocios tiene así un fundamento religioso; la organización y la lucha comercial están estrechamente ligadas a una visión del mundo según la cual los más activos, los mejores, los elegidos se organizan, producen y enriquecen, en tanto que los otros, los no elegidos, pierden fatalmente sus batallas, declinan y decaen.

Weber menciona que la religión protestante es la predominante entre las clases capitalistas alemanas. Weber llega a la conclusión de que la ideología protestante promueve de un modo u otro la construcción del capitalismo.

La ética del capitalismo plantea que el fin supremo de nuestra vida es la adquisición de riquezas, la búsqueda del enriquecimiento no es visto como un medio para un fin; el empresario capitalista no busca enriquecerse para retirarse sino que busca el enriquecimiento por sí mismo. El goce, el descanso o el retiro no son los principales objetivos.

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