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UNA VIDAMEJOR


Enviado por   •  5 de Marzo de 2014  •  1.972 Palabras (8 Páginas)  •  216 Visitas

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REGLA NUMERO UNO

Hay que considerar lo bueno que uno tiene. Una vez que uno se da cuenta de lo valioso

que es y de cuantas cosas positivas tiene a su favor, las sonrisas volverán saldrá el sol,

sonará la música y uno podrá finalmente avanzar hacia la vida que Dios le señaló... con

gracia, fuerza, valor y confianza.

REGLA NUMERO DOS

Hoy, y todos los días, uno debe dar más de lo que le pagan por hacer. La victoria del

éxito se habrá ganado a la mitad cuando uno aprenda el secreto de dar más de lo que

se espera en todo lo que uno hace. Hay que hacerse tan valioso en su trabajo que más

adelante uno se vuelva indispensable. Uno debe ejercer su derecho de recorrer ese

kilómetro adicional y disfrutar de todos los beneficios que recibirá. ¡Bien se los merece!

Andrew Carnegie dijo que había dos tipos de personas que nunca lograban mucho en la

vida. Una es la persona que no quiere hacer lo que le dicen que haga, y la otra es la

persona que sólo hace lo que le dicen que haga. Y cuando se le preguntó a Walter

Chrysler qué era lo que más necesitaba su planta, repuso: - Diez buenos hombres que

no estén atentos al silbato ni se la pasen pendientes de la hora en la carátula del reloj.

REGLA NUMERO TRES

Cada vez que se cometa un error o se haya sido abatido por la vida, no hay que

quedarse demasiado tiempo pensando en ello. Los errores son la forma en que la vida

le enseña a uno. La capacidad de cometer errores ocasionalmente es inseparable de la

capacidad de lograr las propias metas. Nadie gana de todas, todos, y las fallas que se

tienen, cuando ocurren, son simplemente parte del propio crecimiento. Hay que

sacudirse los errores. ¿Cómo podría uno conocer sus límites sin una falla ocasional?

Nunca hay que rendirse. Ya llegará el turno de uno.En una ocasión, Mark Twain contó

la historia de un gato que un día saltó para subirse a una estufa caliente y se quemó la

panza. Ese gato nunca más volvió a saltar para subirse a una estufa caliente - pero ese

mismo gato ¡nunca saltó para subirse a una estufa fría, tampoco!

REGLA NUMERO CUATRO

Uno debe premiar siempre sus largas horas de trabajo y afán de la mejor manera,

rodeado de su familia. Hay que alimentar su amor con todo cuidado y recordar que los

hijos necesitan modelos, no críticas, y el propio progreso se intensificará cuando uno

se esfuerce constantemente por presentar el mejor aspecto de uno mismo a los hijos. e

incluso si uno ha fallado en todo lo demás a los ojos del mundo, si se tiene una familia

que lo ame, uno es un triunfador.

REGLA NUMERO CINCO

Hay que levantar este día sobre una base de pensamientos agradables. Uno no debe

preocuparse nunca por ninguna imperfección que uno tema que pueda impedir su

progreso. Hay que recordar, tan seguido como sea necesario que uno es hijo de Dios y

que tiene el poder de alcanzar cualquier sueño si eleva sus pensamientos. Es posible

velar cuando uno decide que puede hacerlo. No hay que volver a considerarse

derrotado. Hay que dejar que lo que el corazón ambiciona sea el proyecto de la propia

vida. ¡Hay que sonreír ! Desde el principio de los tiempos, los hombres sabios nos han

estado diciendo que todo lo que logramos, o no logramos, es consecuencia directa de

lo que esperamos de nuestras capacidades, nuestro valor y nuestro potencial. James

Allen nos dijo que los pensamientos dan buenos frutos y los malos pensamientos dan

malos frutos.

Marco Aurelio, ese sabio emperador y filósofo de la antigua Roma, nos dijo que nuestra

vida es lo que de ella hacen nuestros pensamientos. Buena o mala. Desdichada o feliz.

Triunfante o desesperada. Buda lo dijo de una manera todavía más enérgica: ‘Todo lo

que conocemos es consecuencia de lo que hemos pensado. La mente es todo. Nos

convertiremos en lo que pensamos . No importa como se quiera llamarlo, los

pensamientos positivos son productivos, los pensamientos negativos estorban y

destruyen.

REGLA NUMERO SEIS

Siempre hay que dejar que las propias acciones hablen por uno, aunque todo el tiempo

hay que estar en guardia contra las terribles trampas del falso orgullo y la vanidad que

pueden detener el propio avance. La próxima vez que uno se sienta tentado a

vanagloriarse, tendría primero que meter la mano en una cubeta llena de agua y,

cuando la saque, el agujero que queda hará que uno se dé una idea correcta de la

medida de su importancia.

REGLA NUMERO SIETE

Cada día es un don especial de Dios, y si bien es posible que la vida no siempre sea

justa, uno no debe dejar nunca que las penas, las dificultades y las desventajas del

momento envenenen la actitud y los planes que uno tiene para sí

...

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