Los TPV

Manuel tiene una charcutería que fue inaugurada por su abuelo hace ya más de 60 años. Desde su inauguración la charcutería siempre ha mantenido una estética tradicional (incluso mantiene la máquina registradora con la que comenzó su abuelo, que, aunque es un poco ruidosa, tiene mucho encanto) y han basado su negocio en la atención al cliente y la calidad del producto. Manuel está preocupado porque ve que la gestión contable del negocio se le escapa e incluso hay veces en las que cuando cierra la tienda no le cuadra la caja. Además, debido a la crisis su hijo Antonio quiere entrar en el negocio y trae ideas revolucionarias, habla de instalar una caja registradora nueva, un servicio de gastrobar... ¿Puede ayudar a Antonio a explicar a Manuel las ventajas, inconvenientes y funciones de los equipos de registro y cobro? No escatime en detalles y explíquele las ventajas e inconvenientes de las cuatro generaciones de máquinas registradoras y deténgase especialmente en los TPV.

Por lo general, casi todas las cajas registradoras cuentan con unas características básicas parecidas, solo que los modelos más modernos poseen funcionalidades superiores. Las principales diferencias vienen dadas por detalles como el número de departamentos con los que cuentan los cajones donde se coloca el dinero, cuántas formas de pago admiten, si es posible cobrar con más de un número de divisas o cuántos números de cajero se pueden programar. Cuando hablamos de los números de cajero nos referimos a la cantidad de personas que se pueden cuantificar a la vez, de manera que podamos saber en todo momento la actividad de cada uno de los empleados. Los códigos de identificación permitirán que cada persona opere desde su propio perfil.

Una de las características más importantes que puede tener una caja registradora es las formas de pago que acepta. Lo idóneo es que la máquina registradora cuente con el mayor número de posibilidades de pago o cobro, entre las que hoy en día se hacen prácticamente indispensables el pago en efectivo y el pago con tarjeta.

Cuando hacemos referencia a las características propias de las máquinas registradoras todos tenemos presente que la caja registradora puede encontrarse en todo tipo de tiendas y establecimientos de venta al por menor. Suele situarse sobre un mostrador y presentar, por la parte del vendedor, una serie de teclas o cursores para registrar las distintas operaciones que han de realizarse, un dispositivo impresor, mandos selectores y la caja.

Existen diferentes tipos de cajas registradoras. Las más sencillas tienen dos totalizadores, uno para el cálculo y registro de cada venta, y otro para la suma de las ventas efectuadas durante la jornada, así como un dispositivo impresor.

Los modelos más perfeccionados permiten una clasificación más o menos detallada de las ventas por cada sección y, dentro de estas, por vendedores.

Para profundizar en el concepto de caja registradora, vamos a hacer un pequeño recorrido observando su evolución desde 1879 hasta la actualidad. A grandes rasgos podemos decir que las cajas registradoras han vivido cuatro grandes cambios o generaciones, que son los que presentamos a continuación:

El funcionamiento de las primeras era muy parecido al de los relojes de cuerda. Las funciones que ofrecían eran muy básicas ya que se limitaban prácticamente a realizar operaciones de tipo algebraico como la suma, resta y multiplicación. En cuanto a su funcionamiento podemos decir que era muy simple a nivel de su tecnología, mediante sistemas de tipo mecánico. Como dato curioso podemos decir que en las primeras para que los mecanismos se accionaran había que girar una manivela situada en la parte lateral superior, lo que daba una imagen muy característica de este tipo de cajas.

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