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Termomasageador "Ceragem"


Enviado por   •  29 de Agosto de 2014  •  1.598 Palabras (7 Páginas)  •  255 Visitas

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30-07-2009 / En su polémica estrategia de venta para captar compradores, ofrecen masajes gratuitos. La gente hace largas filas y luego los adoctrinan durante 4 horas. Sin aval científico, aseguran que tratan enfermedades graves como el cáncer.

Por Deborah Maniowicz y Graciela Moreno

En dos barrios porteños, Palermo y Abasto, se da un fenómeno curioso. Desde las tres de la madrugada comienzan a formarse interminables colas, que promedian las dos cuadras, con gente que espera recibir un número para tomar una sesión gratuita de 40 minutos en una camilla termomasajeadora de un centro llamado Ceragem. Una vez adentro, ya no se puede salir ni para tomar aire, porque se pierde el turno. La espera es de casi cuatro horas y el requisito indispensable es entrar a un auditorio y escuchar reiteradas charlas de animadoras, matizadas con testimonios de fe de gente que habla de las bondades de la marca. Sin aval científico y sin médicos mediante, se escucha decir que estos masajes pueden curar desde el cáncer, cataratas, miopía y celulitis hasta la diabetes. Esta es la llamativa y peligrosa estrategia de venta de camillas, que utilizan unos empresarios coreanos que ya expandieron la marca en 71 países y obtienen una facturación mundial de 70 millones de dólares al año, sin contar el mercado chino donde duplican esa cifra. Con denuncias por engañar a sus clientes con falsas promesas de curación en estados como el de Texas, en EE.UU., desembarcaron en Buenos Aires en el 2008 y antes de fin de año se expandirán al interior del país.

La historia comenzó hace once años, cuando Industria Médica Samsung Co. Ltd, rebautizada Ceragem, crea el primer termomasajeador automático producido en el mundo. El fundador es un ingeniero de apellido Lee, que después de abrir 400 centros en su tierra natal, se expandió por el mundo y fue sumando fanáticos. Hoy cuentan con 3.000 locales en todo el planeta que promueven las bondades de las camillas. Desembarcaron en América latina en 2005, abrieron oficinas en Chile, ya están en Brasil, Colombia, México y Bolivia. Recién el año pasado pudieron llegar a la Argentina.

Un millón de personas por día se realiza masajes en las camillas Ceragem en todo el mundo. Cerca de mil son argentinos. Pero ya consiguieron adeptos, con la promesa de millonarias ventas, para que inviertan de sus propios bolsillos y abran ocho centros en las principales plazas del interior del país. Todavía en la Argentina gozan de buena fama. No ocurre lo mismo en otros países, por ejemplo Estados Unidos, donde la Justicia los obligó a devolverles a sus clientes el precio que habían pagado por las camillas. Según publica en la versión online el holding de noticias Univisión, en septiembre del 2005, tras un largo juicio en Dallas, la empresa fue obligada a devolver la plata a todos los clientes que compraron las “milagrosas” camillas. El juicio a Ceragem fue por engañarlos con falsas promesas de curación. “Decían que estas camas podían curar el cáncer, la diabetes y enfermedades muy serias”, puntualizó durante el juicio uno de los damnificados. La Procuraduría General de Texas que intervino en la causa se valió como prueba de una investigación en donde quedó grabada una asistente explicando que las camas curaban hemorroides, próstata inflamada y prevenían el cáncer de próstata.

La denuncia de Dallas sentó un agujero negro en la historia de Ceragem. La principal preocupación es que los enfermos dejen sus tratamientos y compren como alternativas las camillas “milagrosas”. Entrar a un centro es una experiencia particular, se utilizan técnicas más parecidas a las de una secta, se incluyen cantos, conversaciones motivacionales y los pacientes dan su testimonio y cuentan en la mayoría de los casos cómo cambió su vida desde que descubrieron a Ceragem. En la primera entrevista que otorga en la Argentina, Seong Muk Oh, director general de la filial local, y quien en pocos días más se convertirá en responsable de América latina, traductora mediante, cuenta parte de su estrategia, tratando de tomar todos los recaudos posibles. “Buscamos vender camillas. Sabemos que esto es un negocio y la meta más profunda es lograr que en todas las casas esté la camilla como si fuera un electrodoméstico de primera necesidad. Sin embargo, sólo le damos la información de costos a la gente que realmente se la va a llevar. Uno tiene que querer comprarla cuando la probó, vio los resultados y sabe que es buena”, explica Oh. Por eso, recién luego de tomar diez sesiones, escuchar más de treinta charlas y pasar encerrados casi cuarenta horas, los pacientes/clientes son invitados a una reunión comercial donde les dan la posibilidad de acceder a la camilla por 12.000 pesos.

Pero lo peligroso de su estrategia de venta son sus argumentos. “Muchas personas han eliminado su cáncer a través de la terapia. No podemos decir que Ceragem lo cura porque no está científicamente

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