WICKILEAKS

La historia comienza cuando el fundador de WikiLeaks Julian Assange (Benedict Cumberbatch) y su colega Daniel Domscheit-Berg (Daniel Brühl) se alían y asumen el papel de observadores, rondan a los privilegiados y poderosos. De la nada crean una plataforma que permite denunciar anónimamente y filtrar información secreta, iluminando los oscuros recovecos de los secretos gubernamentales y crímenes corporativos. No tardan en revelar más noticias que todas las organizaciones de comunicación más prestigiosas del mundo juntas. Pero cuando Assange y Berg obtienen acceso a la mayor cantidad de documentos confidenciales de los servicios de inteligencia en la historia de los Estados Unidos, luchan entre ellos y contra una de las cuestiones claves de nuestro tiempo: ¿cuál es el coste de guardar secretos en una sociedad libre y cuál es el coste de exponerlos?

Revela la lucha para exponer los engaños y la corrupción del poder que convirtió a un extranjero en la cabeza de la organización más controvertida del siglo XXI.

Esta película, situada en el periodo que va de 2006 a 2010, es decir, desde el lanzamiento de WikiLeaks hasta el escándalo provocado por la publicación en la página del material secreto de la guerra en Irak facilitada por un soldado, intenta hacer reflexionar al espectador sobre la libertad y el ajusticiamiento que puede traer consigo la información pública pero también los peligros y compromisos políticos a los que está sujeta.

La película es un retrato de la personalidad de Assange. Con sus luces y sus sombras. Con sus traumas infantiles, sus obsesiones, sus miserias y su soledad. Una narración sobre los orígenes de su idealismo y del principio que inspira la organización que puso en marcha: «Privacidad para el individuo, transparencia en la sociedad». Tal es así que la imagen que propone para ilustrar su modelo perfecto es una cúpula transparente. Una metáfora de la democracia radical por la que él parece abogar.

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