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Adolescencia


Enviado por   •  23 de Octubre de 2012  •  1.251 Palabras (6 Páginas)  •  270 Visitas

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Según Piaget, los adolescentes logran el mas alto nivel de desarrollo cognitivo (operaciones formales), cuando alcanzan la capacidad de producir pensamiento abstracto. Les proporciona nuevas y mas flexibles maneras de manejar la información.

Anorexia y bulimia en las mujeres: entre la inseguridad y la autonomía

El objetivo de este artículo es reflexionar acerca del proceso de cambio que se

produce en las sociedades en las que se ha experimentado un incremento de los

trastornos alimentarios e indagar en los elementos que favorecen el incremento de la

anorexia entre las mujeres.

Introducción

Anorexia es un término que procede del griego, significa etimológicamente falta

de apetito. Sin embargo, este significado no se corresponde con el sentido clínico del

término, más próximo a la idea de rechazo a la alimentación con el objetivo de mantener

un peso corporal por debajo de los valores mínimos normales (DSM IV-TR 2002). La

actitud anoréxica que está documentada y recogida en la literatura médica y religiosa ha

tenido distintas consideraciones a lo largo de la historia. A las personas que ayunaban

de forma voluntaria se las consideró santas, herejes o enfermas (Bemporad 1997; Turón

1997; Martínez Benlloch et al. 2001). Como entidad nosológica, la anorexia adquiere

carácter clínico a finales del siglo XIX con las descripciones de Gull (1874) en

Inglaterra y Lasègue (1873) en Francia quienes la denominan respectivamente “anorexia

nerviosa” y “anorexia histérica” (Brumberg 1988); términos que conviven hasta que, en

1980, la American Psychiatric Association (APA) describe, en la tercera edición del

Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales la caracterización específica

del síndrome (DSM III 1983).

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La palabra bulimia hace referencia a la sensación de hambre exagerada y, al

igual que ocurre con anorexia, tampoco se corresponde con el sentido clínico del

término que, actualmente, se caracteriza por “episodios recurrentes de voracidad

seguidos por conductas compensatorias inapropiadas como el vómito provocado, el

abuso de fármacos laxantes y diuréticos u otros medicamentos, el ayuno o el ejercicio

excesivo” (DSM IV-TR 2002).

Desde 1994, año en que se publica la última clasificación aceptada

internacionalmente de los trastornos mentales, la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa

y los trastornos de la conducta alimentaria no especificados, se engloban dentro de los

Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). En la actualidad, (DSM IV-TR 2002) la

anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa se consideran trastornos graves de la conducta

alimentaria, caracterizados por una búsqueda deliberada de pérdida de peso, inducida y

mantenida por la propia persona, mediante actitudes restrictivas y/o purgativas en la

alimentación o la realización excesiva de ejercicio. La preocupación por la comida y el

temor a ganar peso forman los elementos centrales de los trastornos alimentarios.

Ambos síndromes son considerados trastornos mentales y como tales están recogidos en

las clasificaciones especializadas.

Existe acuerdo entre las personas expertas al considerar que los TCA se inician

en la pubertad (Walcott, Pratt y Patel, 2003; Kjelsas, Bjornstrom y Götestam 2004) y

predominan en el sexo femenino en una frecuencia que oscila entre el 90 y el 95%

(Bruch 1966; Turón 1997; Walcott, Pratt y Patel 2003). Las investigaciones clínicas y

epidemiológicas reflejan un incremento de personas afectadas por los trastornos

alimentarios a partir de los años 70 en los países occidentales, incremento que se

exacerba en la década de los ochenta (Lázaro 1999). Las investigaciones parecen

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mostrar que la incidencia o aparición de nuevos casos en un periodo de tiempo

determinado, es alta y creciente (Guerro-Prado, Barjau Moreno y Chinchilla Moreno

2001). En España, no existen estudios que den cifras del aumento de la incidencia de los

trastornos alimentarios. Sin embargo, sí existen muchos estudios de prevalencia, es

decir, investigaciones que se centran en mostrar el número de casos existentes en un

momento concreto en distintas provincias y comunidades autónomas llevadas a cabo.

Uno de los estudios más rigurosos, en cuanto a la metodología empleada, es la tesis

doctoral de Ruiz Lázaro (1999) llevada a cabo en Zaragoza que estima una prevalencia

de trastornos alimentarios de las mujeres adolescentes escolarizadas en Zaragoza, en

torno al 4,5%, la anorexia nerviosa alcanza una prevalencia del 0,14% y la

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