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tatiiiii14 de Mayo de 2014

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TEORÍA DEL APRENDIZAJE SOCIAL

Albert Bandura

Espasa-Calpe, 0

Nº de páginas: 279

Resumen y traducción:

COMENTARIO

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INDICE

CAPITULO 1. Perspectiva teórica

El autor en este capítulo pretende “enmarcar” los contenidos que posteriormente se van a tratar en los distintos capítulos de la obra. Refleja de manera clara los pros y contras de lo que significa asentar una teoría y muestra diferentes supuestos que intentan explicar la conducta humana. El valor de una teoría se juzga por el poder de producir cambios psicológicos que tienen los procedimientos desarrollados a partir de ella. En este caso se trata de demostrar mediante argumentos lo más fiables y experimentados posibles, el -valor predictivo-, de identificar los determinantes de la conducta humana y los mecanismos cuya intervención son responsables de los cambios de comportamiento. Al desarrollarse y analizarse la teoría de la conducta, se llegó a la convicción de que los determinantes de la conducta residen en las fuerzas del medio; esta será la base principal sobre la que se sustente y analice la obra, que profundizará en otros temas y planteará interrogantes que intentará desvelar a partir de teorías e investigaciones realizadas.

CAPITULO 2. Orígenes de la conducta

Partiendo de la base de que las personas no están equipadas con un repertorio de conductas innatas y por ende, hay que aprenderlas, el autor destaca la relación de las influencias de la experiencia con los factores fisiológicos como supuesto. Esta presentación nos lleva al primero de los aprendizajes, referido a las consecuencias de la respuesta y del que se derivan los efectos positivos o negativos de las acciones. De estas respuestas resultan tres funciones que explican y detallan cómo se aprende a través de las consecuencias: normativa (básicamente proporcionan información), motivacional (por las consecuencias que prevén de sus respuestas), reforzante (para regular las conductas aprendidas, no crearlas). El aprendizaje por medio de modelos tiene un lugar destacado como el segundo de los aprendizajes que se muestra en la obra, ya que la mayor parte de las conductas se aprenden a través de la observación por medio del modelado. Desde la teoría del aprendizaje social se muestran los cuatro procesos que lo dirigen y componen: atención (a partir de los rasgos significativos de la conducta), retención (sobre todo de aquellas conductas que han servido de modelos en un determinado momento), reproducción motora (supone la conversión de las representaciones simbólicas en las acciones apropiadas), motivacional (según las consecuencias observadas para una mayor efectividad). “Jugando” con la -especulación- que ofrece el análisis evolutivo del modelado, se contrastan las comparativas en las que la teoría del aprendizaje social y el enfoque de Piaget (con su explicación evolutiva de la imitación) tienen puntos en común y de controversia; supone una reflexión en voz alta en la que el lector puede descubrir la evolución de la teoría desde los primeros estadios del desarrollo del niño. A raíz de estas comparativas y otras investigaciones de carácter contrastado, se puede afirmar que las personas dirigen sus acciones basándose en sus nociones previas, y no sólo en los resultados de las respuestas manifiestas, pudiendo darse fácilmente un aprendizaje observacional al margen del sujeto. Otro de los temas que a debate y reflexión se introducen en este punto es el que cuestiona el papel del reforzamiento, esto es, si actúa “hacia atrás” fortaleciendo respuestas de imitación que se han producido previamente, o si facilita el aprendizaje de una forma anticipatoria. Desde la teoría del aprendizaje social, el refuerzo se considera como un factor que facilita el proceso y no como una condición necesaria, ya que hay otros muchos factores de influencia para la persona. El estudio del modelado abstracto, va a ser otro de los puntos de interés en este capítulo como aportación destacada. Su supuesto refiere a la extracción de rasgos generales a partir de la formulación de reglas que generan conductas con características estructurales semejantes a partir del modelo. La teoría del aprendizaje social contrasta y complementa el modelo, alegando la importancia de la evolución y añadiendo otras dimensiones como la moral; de este modo, se intenta mitigar o justificar el error cometido en una conducta desde el razonamiento moral de los padres, quienes sustituyen la intervención física por controles simbólicos e internos a la par que enseñan, modelan y refuerzan diversos aspectos de los niños según su edad. Otro de los modelos que se expone es el creativo. Desde éste, los observadores combinan diversos aspectos tomados de varios modelos, constituyendo “mezclas nuevas” que difieren de sus fuentes originales. Un claro ejemplo es el de los niños, quienes tienden a extraer atributos diferentes de sus padres y hermanos llegando a pautas de conductas nuevas que se traducen en el desarrollo de nuevos estilos. No se trata únicamente de enseñar nuevos estilos de pensamiento y conducta, sino también de debilitar o reforzar algunas pautas del “modelo de referencia”, quien va a ser además, un elemento básico para la expansión de ideas y usos sociales nuevos, un pilar básico en la difusión social de la innovación a partir de la adquisición de conductas innovadoras y su adopción en la práctica.

CAPITULO 3. Determinantes antecedentes

¿Todas las acciones se producen al azar? ¿Todas las intervenciones y decisiones de las personas se llevan a cabo de un modo intuitivo e irreflexivo? ¿Medimos “el peso” de cada uno de nuestros actos? Estas son las cuestiones sobre las que el autor reflexiona con el lector en este capítulo y pretende dar respuesta de manera profunda. La primera premisa a tener en cuenta es que si las personas carecieran de -capacidades anticipatorias- se verían obligadas a “actuar a ciegas” comprobando en cada momento la ineficacia o no de su conducta (lo que pudiera entrañar un serio peligro). Esto no es así ya que se pueden prever las posibles consecuencias y cursos de acción de los diversos sucesos y regular la conducta de acuerdo a ello. Como primeros antecedentes tenemos los que producen una respuesta fisiológica y emocional y que de una u otra forma, están sometidos a los estímulos del medio. Uno de los más “cotidianos” es aquel que desde la conducta anticipatoria proporciona protección contra los peligros potenciales, activando la conducta defensiva a fin de impedir o reducir acontecimientos aversivos. Pero los antecedentes también tienen diferentes formas de expresión, así queda de manifiesto en los aprendizajes simbólico y vicario de expectativas, mientras en el primero las reacciones de los individuos tienen la base en estereotipos, en el segundo, las respuestas emocionales se aprenden a través de la observación del sujeto y el efecto que en él tiene. Como segunda premisa tenemos la que se refiere a las funciones cognoscitivas en el aprendizaje de expectativas. Se puede afirmar que puede haber una estimulación cognoscitiva de las reacciones afectivas cuya base se encuentra en la capacidad para aprender a anticipar los sucesos a partir de los estímulos predictivos y a suscitar las reacciones anticipatorias adecuadas. El grado en que la conducta anticipatoria está sujeta a control cognoscitivo depende de que se haya establecido simbólicamente o a través de la experiencia directa, aunque puede ocurrir que los estímulos del sujeto no sean controlados por éste si la experiencia pasada resultó dolorosa o dañina. Existen diferencias en la facilidad con que pueden aprenderse las diversas respuestas y contingencias del medio, y es que si el aprendizaje de las especies inferiores está sometido a fuertes restricciones biológicas, el aprendizaje humano es capaz de aprender conductas muy diversas sin necesidad de nuevos mecanismos específicos de cada clase de actividad. Todo ello no debe “llevar a engaño” puesto que existen disfunciones que limitan al sujeto y lo “confunden” en su acción, destacan: la asociación por coincidencia (correlación entre coincidentes) y la generalización inapropiada (acontecimientos asociados a conductas aversivas). Por otra parte, si se afirma que la evolución para un cambio conductual debe ligarse cada vez más a un carácter cognoscitivo, entenderemos que quien se percibe así mismo como eficaz, reduce sus miedos anticipatorios e inhibiciones y refuerza las fuerzas para alcanzar el objetivo deseado. Para ello deben tenerse presente las fuentes principales de las expectativas de eficacia y los medios por los que operan los diversos modos de influencia, esto es: los logros de ejecución, la experiencia vicaria, la persuasión verbal y la excitación emocional. Esto es así porque el sujeto no necesita en cada momento descubrir las posibles consecuencias de cada estímulo, lo hace generalmente a través de explicaciones verbales, observando en muchos casos cómo se refuerza la conducta de otros en diferentes situaciones, pudiendo deducir que las acciones de los demás tienen un valor predictivo al correlacionarse con determinadas consecuencias.

CAPITULO 4. Determinantes consecuentes

La conducta está regulada por las consecuencias

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