Cominitaria

Las transformaciones económicas, sociales, políticas y tecnológicas que produce la revolución industrial, inducen a un cambio en el sistema tradicional de economía agrícola a un sistema de producción mecanizado, lo cual lleva a procesos migratorios de las comunidades. Después de reorganizar la producción y los mercados, alterados, ciertas economías latinoamericanas que habían acumulado divisas en cantidades apreciables, se habrían beneficiado de la defensa automática del mercado interno provocado por la guerra, parecían hallarse en una base firme, la etapa de producción de bienes de capital, llamada a producir la diferenciación de los sistemas productivos (Henrique, 1977). Nace así una sociedad caracterizada por relaciones impersonales y jurídicas que tiene importantes consecuencias en el bienestar y salud de los individuos. La idea de comunidad de la persona se encuentra ahora en una situación de vacío social, contrario a lo que estaban acostumbrados.

Con estos antecedentes, en los últimos años se producen más debates e investigaciones sobre la idea de comunidad. Además, hay un surgimiento de nuevas formas de participación social que muestran un proceso de individualización. Es por eso que es necesario preguntarse por los alcances que ayudaron al surgimiento de la psicología comunitaria en Latinoamérica. En este caso, se hace necesario tomar en cuenta la interdependencia de los procesos que preocupan a las ciencias sociales así como el sentido de comunidad que es relevante a la hora del desarrollo de una psicología comunitaria.

Una de las preocupaciones central de las ciencias sociales a lo largo de su historia es el deterioro de la comunidad. Es por eso que hay un nacimiento y un desarrollo de la psicología social. Aunque es necesario precisar, que en la historia de los pueblos de Latinoamérica, el aporte de la psicología, como ciencia y como praxis, es extremadamente pobre (Martin-Baro, 1986). Así mismo, como plantea Martin-Baro, hay psicólogos preocupados por los grandes problemas del subdesarrollo, dependencia y opresión que agobian a los pueblos.

El desarrollo de las comunidades es un proceso social, ya que aun sus aspectos puramente económicos transparentan la trama de relaciones sociales subyacentes (Henrique, 1977). La cultura latina tiende a conceder un importante papel a las características de las personas y las relaciones interpersonales. Es por eso que se hace necesario hablar de un sentido de comunidad. Ya que el cambio de las estructuras sociales, lejos de ser solo un proceso acumulativo en el cual se agregan nuevas variables que se incorporan a la configuración estructural, implica fundamentalmente un proceso de relaciones entre los grupos, fuerzas y clases sociales a través del cual algunos de ellos intenta imponer al conjunto de la sociedad la forma de dominación que les es propia (Henrique, 1977). En su formulación original el sentido psicológico de comunidad es una experiencia subjetiva de pertenencia a una colectividad mayor, formando parte de una red de relaciones de apoyo mutuo en la que se puede confiar. Hay variados elementos que le dan forma a esta valoración personal, entre ellos la percepción de similitud con otros, el reconocimiento de la interdependencia con los demás, la voluntad de mantener esa interdependencia y el sentimiento de que uno es parte de una estructura más amplia.

A la vez, se hace necesario tener en cuenta como cada sujeto toma conciencia de lo que significa ser parte de una comunidad. Hay una necesidad desde este punto, de la responsabilidad sobre su salud mental (Mendive, 2004). Tomare como referencia el concepto de Rappaport sobre potenciación comunitaria, que hace referencia al proceso por el que las personas, las organizaciones y las comunidades adquieren o mejoran su capacidad de control sobre sus vidas. Es decir, se pretende revertir las situaciones de alienación, apatía, miedos, autoeficacia, que significan el compartir con otros dentro de un mismo concepto. Montero (2003) habla de lo importante que es la participación, el control, el fortalecimiento de capacidades, la identidad social, y algunos procesos de compromiso y conciencia de los participantes. Cuando la comunidad tiene un problema siempre busca generar soluciones, y esa fuerza es parte de la salida del problema en base a la participación (Mendive, 2004).

La potenciación comunitaria es un valor para la intervención social. Es así como la psicología latinoamericana debe proponerse un servicio eficaz a las necesidades de las mayorías populares. Son los problemas de los propios pueblos, no los problemas que preocupan otras latitudes, los que deben constituir el objeto primordial de su trabajo (Martin-Baro, 1986). En este sentido, has estrategias que son necesarias para poder llevar a la práctica la intervención social. Hay que tener conocimiento sobre la comunidad y el fortalecimiento comunitario para poder crear un diseño e implementar estrategias de intervención.

En conclusión, hay un sentido psicológico de comunidad que predice la participación para un adecuado quehacer de la psicología comunitaria. Es la importancia de la mirada psicosocial del legado de Marconi. Hay una comprensión de las problemáticas en salud mental: hay condiciones de la vida cotidiana que influyen en generación de problemas de salud mental (Mendive, 2004). Se toman en cuenta las relaciones vecinales, la satisfacción que se da en ese contexto comunitario, y como son percibidos los problemas con el entorno inmediato.

Para poder lograr un desarrollo de la psicología comunitaria, se hace relevante tener en cuenta la participación comunitaria, ya que esta da espacio a una serie de competencias que van a promover la potenciación psicológica,

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