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Convenceme


Enviado por   •  10 de Febrero de 2013  •  13.649 Palabras (55 Páginas)  •  217 Visitas

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Capítulo 15

Escritora de pornografía para mujeres.

Bien; así que no estaba desnuda por Internet, ni ayudando por teléfono a pervertidos a que se masturbaran. No era nada siniestro ni ilegal. Ella solo escribía historias eróticas. Sobre él.

Ben no quería volver a casa de Molly, pese a que se lo hubiera prometido. Estaba agotado, lejos de su cama, y el alivio que había sentido horas antes, al saber que Molly ya estaba segura, había pasado a un segundo plano.

Brenda había dicho cosas amargas sobre los libros de Molly, y a la primera oportunidad que había tenido, él había buscado las historias en Internet. Y allí estaban, las dieciséis. ¡Más de la mitad, ahora disponibles en formato impreso! La editorial la promocionaba citando las críticas increíbles que había recibido, sus muchos premios y las cifras de ventas. Aquella mujer era una estrella. Y Ben era el protagonista de, al menos, una de sus novelas.

Él no quería creer aquella parte. Si ella solo hubiera sido escritora de historias eróticas, estaría bien. Sería raro, pero estaría bien. Sin embargo, Besos Robados era, sin duda, sobre él. Solo era necesario leer el pasaje de dos páginas que había en la página web. Un pequeño pueblo de montaña. Una chica y el mejor amigo de su hermano. Un apartamento encima del supermercado, por el amor de Dios. Parecía que lo único que había cambiado eran sus nombres y su edad. Ah, y también lo que había pasado aquella noche. Aunque eso no lo sabría nadie.

Al llamar a la puerta de casa de Molly, tenía un nudo tenso y doloroso en el estómago. Esperaba que ella siguiera durmiendo, pero no tuvo suerte. Ella abrió la puerta fresca e inocente como una flor. Llevaba unos pantalones vaqueros cómodos, un jersey amarillo y el pelo recogido en dos trenzas. Aparte de las ojeras, parecía la adolescente que fue una vez.

—Siento llegar tan tarde.

—Pasa —dijo ella con amabilidad. Como si supiera lo que él iba a decirle. Sin embargo, él no tenía ni idea de lo que iba a decirle.

—Brenda lo ha confesado casi todo —dijo él. Se quedó en la entrada con el sombrero en la mano, como si nunca hubiera entrado en aquella casa ni hubiera estado en la cama de Molly. Molly se cruzó de brazos y asintió.

—Dice que ella no saboteó tu coche, pero eso puede costarle una acusación de tentativa de asesinato, y sin duda lo sabe.

—Chica lista.

—Sin embargo, está claro que fue ella la que entró en tu casa, y eso sí lo ha admitido. Usaba las herramientas de la comisaría para entrar.

—Mala publicidad.

Él arqueó una ceja, y ella bajó la cabeza.

—¿Y ahora que va a pasar? —preguntó Molly rápidamente.

Tal vez lo estuviera preguntando por su relación, pero Ben prefirió eludir la cuestión.

—El Fiscal del Distrito estudiará el caso y decidirá qué cargos presenta contra ella. Algunas veces hay que investigar más antes de que suceda eso, pero en este caso todo está bastante claro. No me sorprendería que Brenda solicitara un trato con la fiscalía. Esto podría terminar rápidamente.

Él se encogió al oír sus propias palabras, y la mirada de Molly se volvió fría.

—Me lo imagino.

Él se caló aquel sombrero y estiró el ala.

—Bueno, será mejor que me vaya. Tengo que ducharme y comer algo. El Fiscal del Distrito quiere que tengamos una reunión a las tres. ¿Estás bien?

—Sí.

—Ha sido una noche traumática. Tal vez debieras ir a quedarte con tus padres durante unos días.

—¿Hasta que pase el furor?

—Más o menos.

—O —replicó ella con una sonrisa—, tú podrías llevarme a tu cabaña, como habíamos planeado, y podríamos recuperarnos juntos.

—Yo… eh… Ahora ya no creo que pueda tomarme una semana libre. Todo va a ser una locura. Lo siento.

—Claro. Por supuesto. Yo también lo siento. De verdad.

—Molly…

—Los dos sabemos que esto es por mis libros.

A él se le encogió el estómago.

—Ahora no tengo tiempo para esto.

—Oh, seguro que no tardamos mucho.

—¿Qué significa eso?

—Significa que quieres terminar con esto, pero no sabes cómo hacerlo. No sería apropiado romper con tu novia a la mañana siguiente de que alguien intente matarla, ¿no?

—Yo no puedo… Tú… Tú…

—Vamos, dilo, Ben.

Ella estaba tan indignada que él tuvo ganas de gritarle. Así que lo hizo.

—¡Yo nunca pensé que tu secreto tuviera algo que ver conmigo! Podías mantener en secreto el resto de tu vida, pero no tenías derecho a ocultarme eso. En primer lugar, no tenías derecho a mezclarme en ello.

Ella asintió como si estuviera de acuerdo, pero su expresión era pétrea. Sin embargo, él no se ablandó.

—¿Qué justificación puedes darme para haber hecho eso?

Molly se encogió de hombros y sacudió la cabeza.

—¿Cómo justificas el hecho de haberte acostado conmigo sin mencionar que habías estado escribiendo indecencias sobre mí?

—No son indecencias.

—Oh, lo siento. ¿Prefieres la palabra «pornografía»? ¿O «porquerías»? ¿O «fantasías perversas»?

—No es nada de eso —insistió ella—. Entiendo por qué lo dices, pero si leyeras mis libros…

—¿Yo, y todos los demás habitantes de este pueblo?

—Sé que es malo, pero…

—Malo. Sí, claro. ¿Es que no te dejé bien claro que no quería volver a pasar por otro escándalo sexual?

...

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