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De La Pornografía Al Posporno


Enviado por   •  2 de Junio de 2015  •  1.585 Palabras (7 Páginas)  •  161 Visitas

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DE LA PORNOGRAFÍA DE LOS ESTEREOTIPOS DE GÉNERO AL POSPORNO

Abstract: [La pornografía esta relacionada con la constitución de estereotipos de género ya que el hombre es quien tiene el poder y la mujer es quien acata las órdenes, siendo la premisa básica de la pornografía tradicional, que de un par de décadas a la actualidad ha sufrido un cambio en la temática, los protagonistas ya no son masculino/femenino, sino un porno que va mas allá de dos géneros.]

Es bien sabido que desde tiempos prehistóricos los habitantes de aquellas sociedades realizaban estatuillas que en sus descubrimientos y hasta la fecha se consideraron/consideran de índole pornográfico, sin embargo, en esos tiempos su propósito fue el de amuletos de buena suerte y/o para venerar a sus dioses, en especial, el de la fertilidad.

El termino pornografía etimológicamente hace referencia a la descripción de la vida y costumbres de las prostitutas, de la palabra graphos, que a su vez proviene del latín graphicus y del griego graphikós: escritura o dibujo y de porno, del griego pórne: ramera (Marzano, 2006 citado en Peña Sánchez, 2012); no es hasta 1857 cuando en el diccionario médico inglés que se populariza el termino pornografía al definirse como “la descripción de la prostituta” y la prostitución como “materia de higiene pública” (Yehya, 2004 citado en Peña Sánchez, 2012), en estos inicios, la pornografía se basaba en la divulgación de obras literarias, exhibiciones en museos de obras de carácter sexual considerados obscenos. Es hasta finales del siglo XIX que la pornografía se constituye de la manera en la que se es concebida en la actualidad, gracias a los avances tecnológicos, en especial, a la cámara fotográfica que permitió capturar y divulgar de manera masiva fotografías de desnudos y sexo explícito, que dieron origen a tarjetas postales, calendarios y juegos (Peña Sánchez, 2012).

A la par surgió el sistema sexo-género en donde los roles de género y la sexualidad se vinculan con todos los ámbitos, desde el legal, hasta el social, pasando por el médico, el moral, el psicológico, el económico y el político; que conllevan a un acatamiento de los roles de género establecidos por la sociedad y el ejercicio de la sexualidad dentro de estos parámetros (Peña Sánchez, 2012).

Es casi un siglo después cuando se da el gran auge de la pornografía, entendida como un contenido explícito que no tiene otro propósito que inducir a la excitación sexual, se define así en primera instancia por su función, que es excitar al consumidor, lo que conduce a una actividad sexual como el coito o la masturbación (McNair, 2004 citado en Rodríguez Cuberos, 2010).

Este gran auge y popularización de la pornografía así como los marcados roles de género, que denotan la sexualidad de los hombres como pornográfica y la de las mujeres como erótica (Williams, 1999 citado en Peña Sánchez, 2012) conllevan a un sin fin de simbolismos dentro de la pornografía, uno de ellos es la creación marcada de estereotipos de género.

Pero, ¿cómo influye la pornografía en la constitución de estereotipos de género?, ver pornografía se refiere a consumir productos, ideas y deseos (Flores Ponce, 2011); en un ámbito en el que los hombres son los principales consumidores de pornografía (de acuerdo a diversos estudios cuantitativos y a los contenidos mostrados en las páginas web dedicas a la pornografía y a las películas trasmitidas en televisión) (Figari, 2008) y que a la vez son los principales creadores de ésta, en una sociedad dirigida por y para hombres heterosexuales (Aresti, 2012), donde la temática principal gira en torno a las siguientes premisas:

• Todas las mujeres quieren tener sexo todo el tiempo y lo quieren tener con todos los hombres.

• A las mujeres les gustan todo tipo de actos sexuales que los hombres ejecuten o demanden.

• La mujer que no acepte cualquier tipo de acto sexual puede ser “llevada” a ejecutarlos con el empleo de un poco de fuerza para animarla (Aresti, 2012).

Reforzando, así, la idea de que el hombre es quien manda y quien tiene todo el poder, mientras que la mujer es sumisa y debe acatar toda orden que disponga el hombre que esta a su control, “las mujeres viven para ser cogidas, y los hombres, inevitablemente, para coger” (Aresti, 2012). Dando como resultado una pornografía en la que la mujer no es completamente humana, sino una mujer que es básicamente tres huecos y dos manos, puesto que con estas partes les da placer a los hombres.

Al mismo tiempo, el observador cree que lo que ve es una práctica sexual, cuando lo que hay expuesto es simplemente un ejercicio de genitalidad, en donde el único protagonista es el pene, que sale mas veces en pantalla, el elemento referencial que define toda la película, puesto que tiene que ser reforzado una y otra vez, como símbolo de la masculinidad y que a su vez dependen de la realidad íntima del hombre que exige dos elementos: la erección y la eyaculación, que al no poder ser simulados requieren de ser mostrados, provocando

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