Halloween

NO TODO ES PARA MI PROVECHO

Texto para memorizar: 1 Corintios 10:23

Introducción

Todos los países, pueblos y comunidades tienen costumbres distintas; la forma de hablar, de vestir, la comida, la música y las celebraciones cambian de un lugar a otro. Cuando nos mudamos de un país a otro o de una ciudad a otra, tenemos que dejar algunas costumbres y adoptar otras, sin embargo, debemos saber que algunas de ellas son buenas, pues nos ayudan a nosotros mismos y a otras personas, pero otras costumbres no son tan buenas, pues no benefician a ninguno. Vivimos en una sociedad llena de muchas costumbres, algunas son propias y otras son imitadas, algunas de ellas son buenas y otras malas.

Cuando le ofrecemos nuestro corazón a Jesús y decidimos vivir por los principios que nos enseña la Biblia, es como que si nos cambiáramos de ciudad, aprendemos nuevas costumbres pero también, dejamos algunas que no nos ayudan a desarrollar nuestra nueva forma de vida. Debemos saber que esto no es nuevo, lo mismo le sucedió a los primeros cristianos en tiempos del apóstol Pablo. Algunos vivían en ciudades o comunidades donde practicaban algunas costumbres que no les ayudaban en su vida de fe. Muchos de ellos no sabían que hacer, por lo que Pablo les da un gran consejo: “Todo me está permitido, pero no todo es provechoso, todo me está permitido pero no todo edifica”

Lo que el apóstol les quiso enseñar, es que tenemos la libertad de hacer muchas cosas, sin embargo, algunas de ellas no nos traerán ningún provecho a nuestra vida de fe y tampoco nos ayudarán a edificar la fe de otros.

Halloween

El 31 de octubre se celebra actualmente el día de Halloween o día de las brujas. Esta es una festividad que imitamos de otro país, Estados Unidos, parece inofensiva y en algún momento puede resultar muy atractiva, pero como lo hicieron los primeros cristianos debemos preguntarnos: ¿Es de provecho para nuestra vida de fe? ¿Edifica la fe de otros? Para poder responder a estas preguntas es muy necesario que conozcamos un poco de la historia de Halloween y su significado.

Historia

Hace mucho tiempo, en lo que hoy se conoce como Irlanda y el norte de Inglaterra, vivieron algunas comunidades llamadas “Celtas”. El 31 de octubre celebraban el festival de las cosechas y le rendían culto al dios Samahín, el dios de los espíritus, también conocido como el dios de la muerte. Los celtas tenían sacerdotes a los que llamaban Druidas, ellos iban de casa en casa exigiendo comida para su propio consumo y para ofrecerla en el culto al dios Samahín. A quienes se negaban a darles comida los Druidas los maldecían, cuentan algunas historias que ese año algún miembro de la familia moría.

Cuan los ingleses e irlandeses emigraron a Estados Unidos, trajeron esas costumbres y las establecieron en el nuevo mundo.

Algunos pensaran que esa fiesta es muy distinta a lo que hoy se practica, sin embargo, Anton Lavey, el autor de lo que se conoce como “La Biblia Satánica”, dijo que uno de los días más importantes para los que practican el satanismo es el 31 de octubre, ese día es un día de fuerte actividad espiritual, donde se hacen conjuros y sacrificios a Satanás.

Nuestro mundo hoy

Aunque parezca un juego, cuando alguien celebra Halloween, sin saberlo está respaldando una actividad espiritual del mal. Basta con observar los diferentes programas de televisión y darnos cuenta que en esta época están cargados de películas de fantasmas, malos espíritus, zombis y todo tipo de historias de terror. Cuando los niños van por las calles disfrazados gritando de casa en casa “Dulce o truco”, rememoran la maldición que los Druidas invocaban.

¿Es de provecho?

Aunque esta festividad parezca muy inocente, es una celebración con un contenido espiritual maligno. Es abrirle puertas al enemigo para que nos estorbe y confunda. Por eso, como buenos cristianos, NO DEBEMOS PARTICIPAR DE HALLOWEEN. Preguntémonos: ¿Qué provecho tiene a nuestra vida de fe? ¿Edifica la fe de otros? ¿Le agrada a Dios? ¿Le da Gloria al Señor? Y si la respuesta es no, entonces dile “NO AL HALLOWEEN”.

“Cuídense de que nadie los engañe mediante filosofías y huecas sutilezas, que siguen tradiciones humanas y principios de este mundo, pero no van de acuerdo con Cristo” Colosenses 2:8.

“Tengan cuidado: No se dejen llevar por quienes los quieren engañar con teorías y argumentos falsos, pues ellos no se apoyan en Cristo, sino en las tradiciones de los hombres y en los poderes que dominan este mundo” Versión Dios Habla Hoy.

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