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ISMAELILLO


Enviado por   •  1 de Julio de 2014  •  1.247 Palabras (5 Páginas)  •  286 Visitas

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“ISMAELILLO EL HIJO IDEAL”

“Los sueños del hombre forman refugios, que terminan siendo la palma que sostiene y mantiene la pura esencia que alimenta la existencia del ser”

El Ismaelillo, pequeño volumen conocido en Nueva York en 1882 fue la luz anunciadora de la nueva poesía en la América Latina. Este libro que consagrará Martí a su hijo lo anteceden circunstancias que influyen notoriamente en esta obra de tan alta calidad lírica y humana. Cuando le faltó a Martí la presencia de su hijo, entonces le nació y creció el hijo ideal, Ismaelillo, de la propia nostalgia unida a su desilusión y como esperanza de un mundo futuro acude al recuerdo del hijo como hacia el único refugio posible y esto se hace evidente al inicio de la obra.

“Hijo:

Espantado de todo me refugio en ti.

Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti.” (Martì: 1882)

Es necesario saber que el nombre “Ismael” tiene una especial significación dentro del poema la cual alude a “la fuerza contra el destino”.

“El hijo, “a quien no hemos de llamar José, sino Ismael”, para que llevara desde el bautismo un destino de hombre libre, de reconocimiento universal de la dignidad humana, a que Martì aspiraba para la patria esclava” (Lacau: 1968, 25).

El “Ismaelillo” representa un nuevo tipo de poesía en América, una poesía que no estará cargada de adornos como hasta entonces se venia viendo.

Fue el cubano José Martì, sin duda alguna, el primero que construyó línea a línea una teoría consecuente y coherente de la personalidad hispanoamericana capaz de afirmarse por si misma, ajena a los modelos exteriores (Salomón: 1996, 223).

El “Ismaelillo” es un poema que trata diferentes aspectos relevantes de la sociedad y del yo poético aspectos de la realidad que se presentaran mediante el uso de diferentes recursos, principalmente de metáforas con gran significación y en las que se hace uso permanente de la naturaleza.

En el “Ismaelillo” juega un importante papel este elemento, pero no la naturaleza estática, sino cambiante, vista en sus fases más diversas, en sus mas variadas manifestaciones. Así, el aire puede ser fresco o espeso en sinestésica adjetivación; el mar puede ser inquieto y joven pero también sombrío, hondo, ancho y revuelto, y las estrellas, negras o pálidas; las nubes, negras o rosadas, todo ello según los sentimientos expresados por el poeta en un camino de interiorización enunciada a través de la adjetivación, a menudo simbólica, porque cada uno de los adjetivos atiende no solamente a cualidades físicas visuales, que muchas veces son un punto de partida, sino a estados de sensibilidad que el poeta transfiere a sus escritura.

Es conveniente subrayar que la naturaleza en Ismaelillo no es lo ideal, justamente porque lo es todo: lo bueno y lo malo, lo sucio y lo limpio, lo grande y lo pequeño. Por eso la mano del poeta puede embridar lo mismo potros que hienas; y puede haber seres de montaña, y seres de pantanos; y elementos como el tábano y el chacal.

La preferencia explicita del poeta por la naturaleza, su refugio en ella por una u otra razón, es un motivo que hallamos en más de una pieza de Ismaelillo, sea para la evocación del recuerdo del hijo, sea para su búsqueda simbólica, siempre se hace presente.

En Ismaelillo, la naturaleza como entorno, como universo vital, también es fuente para la conformación y confirmación de valores humanos de manera que en los diversos poemas que componen esta obra vemos como el contenido ético se propaga en el pensamiento poético martiano. La naturaleza posee cualidades superiores a la de simple refugio, oasis ajeno a la realidad rechazada aun cuando esta última connotación no se pierde, sino que se transforma. Ella es refugio, porque posee y siembra en el hombre sentimientos, sensaciones, pensamientos, conductas que van más allá del mero éxtasis contemplativo o de la siempre evasión. El poeta va a ella siempre, y siempre regresa de ella a enfrentar la batalla, porque la naturaleza no es un medio para huir, sino para purificarse.

“La obra de Martì no va hacia el pasado huyendo de su actualidad de insatisfacción, o hacia lejanías exóticas, refinadas, orientales, sino hacia el encuentro con la

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