Isostacia

Definición de isostasia

La isostasia es la condición de equilibrio que presenta la superficie terrestre debido a la diferencia de densidad de sus partes. Se resuelve en movimientos verticales (epirogénicos) y está fundamentada en el principio de Arquímedes. Fue enunciada como principio a finales del siglo XIX.

El principio de Arquímedes nos dice que: Un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo, recibe un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del volumen del fluido que desaloja». Esta fuerza recibe el nombre de empuje hidrostático o de Arquímedes, y se mide en newton

El equilibrio isostático puede romperse por un movimiento tectónico o el deshielo de una capa de hielo. La isostasia es fundamental para el relieve de la Tierra. Los continentes son menos densos que el manto, y también que la corteza oceánica. Cuando la corteza continental se pliega acumula gran cantidad de materiales en una región concreta. Terminado el ascenso, comienza la erosión. Los materiales se depositan, a la larga, fuera de la cadena montañosa, con lo que ésta pierde peso y volumen. Las raíces ascienden para compensar esta pérdida dejando en superficie los materiales que han estado sometidos a un mayor proceso metamórfico.

El concepto de isostasia, que relaciona la elevación de la superficie terrestre con la "flotabilidad" de la litosfera subyacente, es uno de los principios físicos de la geología que primero fueron establecidos y que en la actualidad, sin embargo, comúnmente se ignora.

Este principio permite explicar satisfactoriamente la relación entre elevación, edad y evolución térmica de la litosfera oceánica (Parsons y Sclater, 1977). Para la litosfera continental, sin embargo, parecen existir relaciones más complejas entre la elevación y los movimientos laterales y verticales, encontrándose que el análisis de la isostasia en estos contextos debe contemplar procesos muy diversos, como el espesor de la corteza continental y el flujo térmico, la edad y velocidad de los procesos magmáticos, la tasa de sedimentación y cualquier inferencia que pueda hacerse sobre el espesor y estructura térmica del manto litosférico. Cada uno de estos factores condiciona la estructura térmica y la densidad de la litosfera, por lo que controlan su "flotabilidad" y por tanto la elevación de la superficie topográfica. Analizaremos en primer lugar las relaciones existentes entre espesor litosférico, densidad y elevación de los continentes y océanos, para analizar posteriormente cómo en una litosfera continental en extensión la elevación topográfica está condicionada por las tasas de deformación, la actividad magmática y la sedimentación

Se ha demostrado en forma general que la corteza es menos densa en las masas montañosas que bajo las llanuras, y bajo las llanuras menos que en los océanos. Todo sucede como si bloques

...