La Dicotamia

La dicotomía: asociación y sindicato

La controversia que ha levantado los últimos mensajes en la web de fernocas marca nuestra idiosincrasia, la del celador. Y, parece que no nos enteramos. No pretendo dogmatizar, tan solo exponer un punto de vista o un modo de entender las cosas.

En mi entorno siempre digo y mantengo una manifiesta aversión hacia los sindicatos y mayor si cabe hacia algunos sindicalistas, porque entiendo que en la actualidad están sometidos en gran medida a lo político, casi me atrevería a decir que estamos en los tiempos de la Ley de unidad sindical de 1940, cuando el control último del sindicalismo era del Estado. Y, ahora, en el 2008, parece que la única diferencia es que hay varios partidos en el Estado. Bueno y que no es obligatoria la sindicación como en aquel entonces. El que esté libre que tire la primera piedra.

Añadido a este control político encontramos otro maleficio, como es la interpretación que hacen muchos de sus sindicados, ya con puestos de representación ya sindicalistas de base. ¿Cómo interpretan la acción social, vulgo acción sindical? pues la de un conjunto de trabajadores constituidos para SU defensa y promoción de SUS intereses profesionales, económicos y labores, así como de sus miembros; entendiendo por miembros SU familia, SUS amigos. Está claro que de su vocabulario han eliminado el artículo determinado por el adjetivo posesivo. De los dos males que aquejan a la acción social no sé cuál es peor o si ambos van de la mano.

Desgraciadamente, dentro de estos sindicatos existen buenos trabajadores y mejores gentes, que en unos casos no se dan cuenta de lo mediatizados y utilizados que están por el poder político. Afortunadamente, en otros casos, también hay de estos mismos que se dan cuentan de donde están y como están y, a pesar de ello perseveran e intentan la defensa y promoción del trabajador y quiero subrayar lo de TRABAJADOR, pues para defender lo indefendible: actitudes laborales mediocres, absentistas, haraganes y demás ralea licenciosa; hay que tener un estómago a prueba de estricnina.

Dejando atrás estas observaciones hacia el actual sindicalismo, tendremos que acordar como ámbito de la acción sindical la defensa de los derechos laborales de los trabajadores y la conquista de nuevos, así su razón de ser sería la consecución de un salario adecuado y digno, la mejora de las condiciones de trabajo (que el puesto de trabajo no afecte ni física ni mentalmente, jornada, descansos y vacaciones), la estabilidad laboral y la mejora de las reivindicaciones sociales y económicas.

En esto de la acción social, cuando se ha promovido la constitución de un sindicato gremial, corporativo o profesional como pueda ser el de celadores se ha tropezado siempre con lo mismo: la falta de un número suficientemente representativo de miembros y, aun peor, la irracionalidad de ciertos posicionamientos que impiden su creación y favorecen su dispersión (en el mejor de los casos) y su desaparición (en el peor). No se entra en mayor análisis de las causas.

La siguiente cuestión consecuencia de lo anterior ha sido la necesidad de integrar este sindicato de celadores en otra estructura para poder existir. ¿Qué motivos son los que han llevado a que surjan estos sindicatos? Pues fundamentalmente por la poca atención que desde las grandes centrales sindicales se les presta a éste y otros colectivos de poca o menor entidad. Aunque la perversión está ahí, latente, ya se ha dicho, la adhesión y dependencia de este sindicato a una entidad superior. Tampoco se va a debatir esta cuestión.

La polémica aparece cuando surgen determinados movimientos por los cuales un grupo determinado de personas,

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