La Hidrofobia
Nathaly567823 de Febrero de 2014
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RABIA O HIDROFOBIA
PRESENTADO POR:
ERAZO CASTILLO ANDRES FELIPE
BABATIVA
ROMERO
GARCIA
VELASQUEZ VARON CRISTHIAN FABIAN
INSTITUTO NACIONAL PENITENCIARIO Y CARCELARIO
SERVICIO GUIAS CANINOS
ACACIAS
2013
RABIA O HIDROFOBIA
PRESENTADO POR:
ERAZO CASTILLO ANDRES FELIPE
BABATIVA
ROMERO
GARCIA
VELASQUEZ VARON CRISTHIAN FABIAN
PRESENTADO A:
INSP. GARCIA SANTIAGO YESID ALEJO
INSTRUCTOR DE GUIAS CANINOS
INSTITUTO NACIONAL PENITENCIARIO Y CARCELARIO
SERVICIO GUIAS CANINOS
ACACIAS
2013
CONTENIDO
LISTA DE GRAFICAS
LISTA DE FIGURAS
INTRODUCCION
OBJETIVOS
GENERAL
ESPECIFICOS
LA RABIA O HIDROFOBIA
La rabia es una enfermedad aguda infecciosa viral del sistema nervioso central ocasionada por un Rhabdoviridae que causa encefalitis aguda; es la zoonosis más antigua; la cual tiene forma de bala o bastoncillo y mide entre 130 y 240 por entre 65 y 80 nm. Este virus consta de una sola cadena de ARN. Su envoltura está constituida por una capa de lípidos cuya superficie contiene cinco proteínas estructurales: la G (glico proteína) que alterna con proteínas M1 y M2 (proteínas matrices); en la nucleocápside se encuentran las proteínas N (nucleoproteína), NS (nucleocápside) y L (transcriptasa).
En las últimas etapas de la enfermedad, el virus se traslada desde el cerebro a las glándulas salivales y la saliva. Desde allí puede transmitirse a través de una mordedura o por contacto con las membranas mucosas (trufa y ojos).
Los perros pueden contagiar a otros por 2 semanas antes de que aparezcan los síntomas de la enfermedad, por lo que es sumamente importante confinar y observar todos los animales sospechosos. La rabia es predominantemente una enfermedad de carnívoros salvajes pero puede afectar a cualquier mamífero, incluyendo los seres humanos.
Este germen se localiza en la saliva de un canino infectado. No puede penetrar la piel intacta, pero puede ser transmitido por los lamidos mutuos entre animales, cuando éstos se acicalan mutuamente y la saliva de un animal infectado entra en contacto con una herida abierta.
El virus se multiplica en el sitio de la mordedura, invade fibras nerviosas, y viaja al cerebro. El período de incubación (el tiempo entre la mordedura y el inicio de síntomas) depende de la distancia de la herida a la cabeza y el cuello: cuanto más cercana es la cabeza, más corta es la incubación. El crecimiento del virus en el cerebro causa severa degeneración nerviosa y, eventualmente, la muerte. El virus también se propaga del cerebro a lo largo de los nervios a otros órganos, incluyendo las glándulas salivales, donde el virus se excreta en la saliva.
HISTORIA DE LA RABIA
Históricamente, el perro ha sido un participante activo en la sociedad humana por los últimos 3.000 años, así de importante ha sido la relación entre el perro y el humano, trayendo beneficios notables para este último (cacería, compañía, status). Se constituyó desde entonces una jerarquía y un trato diferencial para ciertas razas de perros de importancia para la élite, suerte con la que los perros callejeros, de ese entonces y de ahora, no contaron.
La rabia es conocida por la humanidad desde tiempos inmemoriales. Se han encontrado referencias sobre ella en perros de la antigua Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma; también, se la menciona en La Ilíada. Se la asociaba con perros, zorros y lobos que la transmitían por mordedura a los animales domésticos y al hombre. En casi todos los relatos y las crónicas de historiadores y científicos sobre la rabia humana se menciona al perro como su principal transmisor y las medidas de control estaban dirigidas específicamente a los perros ya fuera por sacrificio, amputación de la lengua, aislamiento o encadenamiento, entre otras (Swabe, J., 2005, Escobar, 2004).
Según fuentes del siglo XVII, el término “rabiem” pudo haber sido derivado de la palabra “raviem” que significa “locura” o en otro sentido “ronquido de la voz”, refiriéndose al hecho de que cuando un perro resulta enfermo no puede ladrar. Otras fuentes afirman que rabia, deriva del sánscrito “rhabas” que significa “hacer con violencia”. Independientemente del origen etimológico, las definiciones apuntan a la consecuencia de la infección: una conducta incontrolada y violenta (Swave, J., 2005).
Feltes, (1999) y Toro, (1997), afirman que la rabia es descrita en América Latina, desde las primeras expediciones colonizadoras, cuando muchos hombres y animales fueron agredidos por murciélagos hematófagos y murieron a causa de la enfermedad. La causa era atribuida a fenómenos sobrenaturales hasta el advenimiento en 1881 del aislamiento del virus por Pasteur, quien inoculando conejos por la vía intracerebral, consiguió preparar la primera vacuna antirrábica, usando médulas desecadas de conejos que habían sido inoculados por virus fijo, obtenido por el propio Pasteur en 1884. También se han encontrado referencias sobre la rabia canina, entre ellas, la escrita por Fray José Gil Ramírez en 1709; hay informes de casos de rabia en perros y zorros de las colonias inglesas en el siglo VIII; Darwin describió una epizootia de rabia en Chile en 1843 con un gran número de casos en perros y algunas decenas de casos en humanos (Toro, 1997). Las referencias sobre las medidas de control contra esta enfermedad datan del siglo XVII; por ejemplo, las autoridades de la municipalidad de Lima ampliaron las funciones de los aguateros de la ciudad, dotándolos de garrotes para que sacrificaran los perros callejeros y, de esta manera, evitaran la transmisión del “mal de la rabia”, como se le denominaba entonces a la enfermedad.
En nuestros días, la erradicación de la rabia humana transmitida por perros representa una prioridad en salud a nivel mundial, razón por la cual las organizaciones internacionales y nacionales han invertido esfuerzos importantes en recursos económicos, técnicos y humanos, han generado alianzas de apoyo entre países, y han promovido la participación de la comunidad científica y el apoyo de la sociedad civil. De hecho, la Organización Panamericana de la Salud, la Organización Mundial de la salud y la Alianza para el Control de la Rabia, propusieron declarar a partir del 28 de septiembre de 2007, el Día Mundial de la Rabia, para hacer frente a las 55.000 muertes anuales por rabia de los cuales la vasta mayoría reside en Asia y Africa y promover las estrategias de prevención de la enfermedad.
SÍNTOMAS:
Los síntomas de la rabia en los caninos pueden incluir uno o más de los síntomas siguientes: excitabilidad; comportamiento o ataques violentos; el morder; agitación; agresividad inusitada; bravura; salivación excesiva; aversión al agua (de donde se deriva el nombre “hidrofobia”); imposibilidad de tragar o de beber; pupilas dilatadas; disfunción muscular; irregularidades de la coordinación o del paso; parálisis; convulsiones; y eventualmente la muerte, casi siempre en el plazo de 10 días. Estos síntomas se definen como “rabia furiosa”.
Las fases características de la rabia son:
• Fase Prodrómica. Se caracteriza por conductas aprehensivas, nerviosismo, ansiedad y aislamiento voluntario del perro. También se produce fiebre.
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