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Leyendas de los volcanes


Enviado por   •  24 de Octubre de 2012  •  Ensayos  •  471 Palabras (2 Páginas)  •  406 Visitas

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Leyendas de los volcanes

Cuenta la leyenda que un padre tenía una hija preciosísima, la cual estaba enamorada indebidamente y en vapo. El viejo padre la requería para que la muchacha desistiera de esos malos amores, los que sin duda alguna llevarían por malos caminos. Tras inútiles esfuerzos del anciano padre, por fin se irrito un día y, con la ayuda de un hechicero, pronuncio unas palabras de conjuro. Tocó a la muchacha de las rodillas, haciéndola girar al mismo tiempo de izquierda a derecha, y así logro convertirla en una estatua de nieve. La acostó en el valle de Anáhuac, para dar ejemplo de la eternidad. A su vez, ´él se transformo en un volcán elevado para poder vigilarla de cerca. Ésta es la legendaria historia de los volcanes Iztaccíhualt y Popocatépetl; que respectivamente significan “La mujer dormida” y “La montaña que humea”.

En tiempos remotos los antiguos pobladores del valle tomaron como dioses al Popocatépetl y al Iztaccíhualt, adorándolos en templos que se encontraban en cuevas dentro de estos volcanes. La mujer blanca se encontraba también representada en el Templo Mayor de Tenochtitlán, por una escultura elaborada de madera. Tenía una juvenil apariencia y contaba con larga cabellera, así como con una tiara de colores blanco y negro adornada con hermosísimas plumas que se le derramaban por su espalda. Se dice que ocupaba una pieza completa decorada con ricas mantas de muchos colores y que contaba con el auxilio de sacerdotisas para el servicio del templo. Cada año se le acostumbraba sacrificar una esclava, a la cual teñían de color verde y vestían con una túnica blanca: de esa forma representaban el verdor de la montaña y la nieve que se encuentra eternamente en su cima. Al Popocatépetl se le sacrificaban dos esclavas jóvenes, las cuales necesariamente tenían que ser hermanas. Se les hacia danzar alrededor del volcán, queriendo significar con ello que la primera era el hambre y la segunda la hartura. Durante este ceremonial, el pueblo que se encontraba alrededor de ellas, pedía que fueran buenas cosechas, elevando al cielo jícaras y bateas. Al comenzar la fiesta, la gente juntaba nieve del mismo volcán y la acomodaban en montones para posteriormente formar con ella figuras humanas. La gente se llevaba estas esculturas de nieve a sus casas, para adorarlas como dioses. El montón de nieve más alto simbolizaba al Popocatépetl. En la misma montaña se acostumbraba arrojar a los cuatro vientos granos de maíz teñidos de diversos colores, precisamente como hemos indicado, para suplicar a los dioses que hubiese buena cosecha. La figura que representa al Iztaccíhualt la encontramos en algunos códices. No aparece como una mujer yacente, si no en posición sentada con una especie de gorro blanco en la cabeza; en las manos tiene colocada una especie de espiga que probablemente representa al maíz.

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