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Los Munduruku

Claudia234520 de Febrero de 2015

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Organización Social

La sociedad Munduruku dispone de una organización social basada en la existencia de dos mitades exogámicas, que son identificadas como la mitad roja y la mitad blanca. Actualmente, existen cerca de 38 clanes más conocidos, que están divididos entre las dos mitades, en donde se originan no solamente las relaciones de parentesco, sino también, diversos significados en la relación con el cotidiano de la aldea, con el mundo de la naturaleza y de lo sagrado.

En la organización de la sociedad Munduruku, la descendencia es patrilineal, esto es, los hijos heredan el clan del padre, pero la regla de residencia es matrilocal, condicionando al joven recién casado a vivir en la casa del suegro, a quien debe prestar su colaboración en las tareas de hacer plantíos, pescar, cazar y todas las demás actividades relacionadas a la manutención de la casa, incluyendo acompañar a la familia en los trabajos de extracción y recolección en las áreas de caucho y de castaña. Generalmente, este período de residencia corresponde a los primeros años de matrimonio, hasta el nacimiento del segundo hijo; después de esta fase el marido provee la construcción de la casa para su familia.

En los últimos años, en algunas familias y aldeas, entre las actividades productivas se incluye el trabajo en las áreas de extracción de oro, realizado generalmente en la región de los ríos Kaburuá y Tropas, con la explotación de pequeñas grutas. Pero esta necesidad ha sido amenazada por la inclusión de los ancianos indígenas en el recibimiento de los beneficios sociales del INSS. Esto ocasionó algunas transformaciones en el papel de proveedor y en la fuente de renta dentro de las familias. Los beneficios recibidos generalmente son socializados, con especial atención para los nietos, siendo que la mayoría de las veces contribuyen para la adquisición de productos que antes sólo eran accesibles a través del trabajo de extracción del caucho y de otras actividades de explotación de los recursos naturales.

Siendo clanes exogámicos, una persona perteneciente a una determinada mitad sólo puede contraer matrimonio con una persona de la mitad opuesta. Así, una persona del clan Bõrõ, uno de los muchos clanes de la mitad blanca, sólo podrá casarse con alguien de un clan perteneciente a la mitad roja, como Karo. Las posibilidades son variadas, siendo que entre los de la mitad blanca están: Kirixi, Akai, Saw y otros; en la mitad roja: Kabá, Tawé, Wako y otros. Los nombres de los clanes corresponden a diferentes elementos de la naturaleza, como los árboles, pájaros y mamíferos, que hacen parte de la rica cosmología de los Munduruku, estando muchas veces presentes en las narrativas y en las canciones tradicionales que explican el mundo y las relaciones de los hombres dentro de este.

El matrimonio preferencial es realizado con los primos cruzados, lo que significa que el joven o la joven tienden a casarse con la hija del hermano de la madre o con el hijo de la hermana del padre, respectivamente. Por las informaciones que obtuve, el casamiento entre los Munduruku nunca fue objeto de grandes rituales, a pesar de presentar reglas claras y precisas de noviazgo, pedido de matrimonio, aproximación y consolidación. Está permitida la separación. El matrimonio es una esfera de las relaciones sociales muy importante para el equilibrio de la sociedad, esencial para la buena relación de las familias, para las relaciones de intercambio y de solidaridad y para la organización política de la comunidad.

Aspectos Culturales

A partir del contacto con los frentes económicos y las instituciones no indígenas (misión y SPI), varios aspectos de la vida cultural de los Munduruku sufrieron transformaciones. Siendo un pueblo guerrero, varias expresiones culturales significativas estaban relacionadas a las actividades de guerra, que tenían un carácter simbólico de peso para la constitución del hombre y de la sociedad Munduruku.

Los desplazamientos de las aldeas tradicionales a las márgenes de los ríos, formando pequeños núcleos poblacionales, contribuyeron también a la desaparición de la casa de los hombres, unidad importante en la aldea tradicional y en la permanencia de algunos rituales de carácter colectivo que estaban relacionados a las actividades de provisión de alimentos, divididas entre la estación de la seca (abril a septiembre) y la estación de las lluvias (octubre a marzo). Entre estos rituales estaba el de la “Madre de la Selva”, realizado al inicio del período de las lluvias, con el objetivo de obtener el permiso para las actividades de caza, protección en las incursiones por la selva y buenos resultados en la caza. Algunos elementos de esta actividad todavía están presentes, o fueron recreados con nuevos significados, especialmente en la relación del respeto con los animales cazados, en las prácticas del cotidiano del hombre cazador para obtener caza y en las reglas alimenticias.

Los Munduruku mantienen algunas prácticas culturales relacionadas a la pesca, actividad de mayor intensidad en el verano, entre las cuales están los juegos que anteceden a la pesca con ‘timbó’, una raíz que después de ser triturada es usada en los ríos para facilitar la captura de los peces. Generalmente, el día anterior a la “tingüejada”, la raíz del timbó se tritura sobre troncos, donde es batida de forma rítmica con pedazos de palos por los hombres. Las mujeres, especialmente las jóvenes, recogen el ‘urucú’ o la savia en forma de goma blanca de un arbusto llamado ‘sorva’, y pasan a perseguir a los hombres, con la finalidad de pasar estos productos en sus rostros y cabellos; estos huyen y se configura un juego por toda la aldea.

Para los Munduruku esta es una forma de alegrar a los peces y obtener abundancia en la pesca del día siguiente. Actualmente, en algunas aldeas todavía se tocan periódicamente las flautas ‘parasuy’, instrumentos importantes en la mitología Munduruku. Pero los ‘tocadores’ son hombres viejos, lo que compromete la continuidad de la tradición. Sin embargo, han surgido por parte de los jóvenes, especialmente profesores y nuevos líderes, iniciativas que buscan la preservación de las canciones y músicas tradicionales.

La riqueza de la cultura Munduruku es extraordinaria, incluyendo un repertorio de canciones tradicionales de musicalidad y poesía poco común, que versa sobre las relaciones del cotidiano, frutos, animales, etc. La cosmología presenta narrativas que incluyen el conocimiento de los astros, constelaciones y de la Vía Láctea, llamada kabikodepu, donde son identificadas las estrellas que la componen.

Religiosidad

En las prácticas religiosas los chamanes ejercen un papel primordial de cura a través de la manipulación de las hierbas, sahumerios y contacto con el mundo de los espíritus. La religiosidad tradicional está muy presente entre los Munduruku, inclusive con las transformaciones sufridas por la colonización. La religiosidad está presente en todos los aspectos de la vida cotidiana, rigiendo las relaciones con la naturaleza, las prácticas del mundo del trabajo y las relaciones sociales. Está la presencia de dos misiones religiosas. La Misión São Francisco, localizada en la aldea Misión, en el río Cururu, instalada en 1911; y la Misión Batista, que inició sus actividades a finales de la década de 1960, situada en la aldea Sai Cinza, en el río Tapajós, a una distancia de cerca de 40 minutos en lancha de la pequeña ciudad de Jacareacanga. Como dije anteriormente, las interferencias en la vida cultural y religiosa de los Munduruku en su mayoría, a pesar de participar de los rituales católicos y protestantes, difícilmente pueden ser considerados como plenamente convertidos. Actualmente, no hay más una objeción abierta por parte de las Misiones a las prácticas de chamanismo. Y, por lo que parece, los Munduruku no le conceden gran importancia a las condenas hechas por las religiones cristianas a su religiosidad tradicional. La presencia de misiones de diferentes religiones no causó entre los Munduruku rivalidades o disputas de este cuño, hecho que puede significar que ellos poseen soluciones e interpretaciones propias en relación a la religión.

Cultura Material

En la cultura material se destacan los cestos y los trenzados, que son las actividades masculinas, cabiendo al hombre la confección del ‘Iço’ –cesta con la cual las mujeres cargan las frutas y los productos de las plantaciones -, los coladores y demás utensilios de uso doméstico hechos con fibras naturales. En las cestas de los Munduruku son grabados dibujos con urucu, que identifican al clan del marido.

Así, por ejemplo, los paños para cargar a los niños que son confeccionadas por las mujeres con la fibra extraída de un árbol, identifican, con el color natural rojo o blanco, la mitad exogámica a la cual el niño pertenece. Algunos hombres y especialmente las mujeres son eximios en la confección de collares con figuras zoomorfas (peces, tortugas, gato de la selva, caimán, etc.) esculpidos con las semillas de inajá y tucumã.

La cerámica, actividad femenina por excelencia, está casi desaparecida, habiendo algunas mujeres en las aldeas Kaburuá y Kato que todavía dominan las técnicas tradicionales. Hay informaciones de que entre los Munduruku de la tierra indígena Coatá, en el estado de Amazonas, esta práctica está más presente.

El arte de tejer, principalmente, redes de algodón, también está en desuso, a pesar de contar con un número considerable de mujeres adultas y viejas

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