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MARANGUITA

fio0512 de Septiembre de 2013

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I. SITUACION DEL MENOR EN CONFLICTO CON LA LEY

En el Perú, de cada cien mil adolescentes621 son denunciados por las PNP ante en MPFN, 570 son denunciados por el MPFN formalmente ante el PJ. Se estima que de estos últimos, aproximadamente 376 serían declarados responsables por el PJ, por lo que se encontrarían formalmente en conflicto con la ley.

Con el propósito de obtener una información más completa acerca sobre cuáles son las causas por las cual el menor tome la decisión de infringir la ley penal, se investigó una estadística sobre la situación del menos infractor.

Esto ha evidenciado que el 85% de adolescentes infractores, vive en “circunstancias especialmente difíciles” y provienen de sectores de la población que se encuentran en extrema pobreza.

Los resultados muestran características comunes que permiten identificar al adolescente infractor tipo que se encuentra interno en los centros juveniles del país.

1. CARATERISTICAS DEL MENOR INFRACTOR

 Su edad oscila entre los 15 y 17 años.

 Generalmente son hombres.

 Provienen del ámbito urbano, especialmente de las principales ciudades de la costa.

 Su grupo familiar se encuentra desintegrado, careciendo de la figura paterna y de mecanismos de control familiar.

 Tienen una baja o nula instrucción escolar, con un alto grado de retraso del nivel escolar respecto al que le correspondería por su edad.

 Realiza actividades laborales informales y precarias, obteniendo escasos ingresos económicos.

 Las condiciones laborales de los padres son precarias, siendo el ingreso económico familiar exiguo.

 Habitan en viviendas inadecuadas, considerando su calidad y los servicios con que cuentan.

a) Edad

Determinar la edad de mayor incidencia del adolescente infractor es útil para garantizar un adecuado tratamiento, así como el derecho que tiene a que se le brinde garantías especiales de acuerdo a su edad.

Se ha realizado un doble análisis, de acuerdo a la edad del adolescente al momento de realizar la infracción, y aquella que tienen cuando esta interno.

Como se observa, la edad en que han realizado la infracción, se ubica especialmente entre los 15 y 17 años, que representan el 83% de los casos. Respecto a la edad que tienen durante el internamiento, la misma oscila entre 16 y 18 años (75%).

b) Sexo

El mayor índice está representado por los varones. Coincidiendo con los índices de criminalidad de los adultos y la participación de la mujer en ella. Los resultados señalan que:

 El 6.2% son adolescentes infractoras (mujeres)

 El 93.8% son adolescentes infractores (hombres)

c) Lugar de procedencia

El 62.7% proviene del ámbito urbano, especialmente de las principales ciudades de la costa del país, como Lima, Arequipa y Trujillo. De este porcentaje, el 40% procede de zonas urbano marginales. En tanto que sólo el 37.3% proviene de zonas rurales.

Esto abonaría a confirmar la tesis sobre la mayor incidencia de la criminalidad en zonas urbanas. Ello se debería a que el adolescente, al encontrarse inmerso en un contexto social desfavorable para su desarrollo en el que su familia está disgregada, sin un adecuado control familiar y con carencias económicas, comienza a crear mecanismos de sobrevivencia que le permitan subsistir frente a una sociedad indiferente.

La ausencia de oportunidades para el estudio y/o trabajo, así como la agresividad de la vida de las grandes urbes, originan que, sin adecuados mecanismos preventivos y de atención, se propicien algunas conductas violentas. Debe tenerse en cuenta que ello es un factor a tomar en cuenta, más no puede explicar mecánicamente la comisión de estas conductas penalmente prohibidas.

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d) Personas con quién vive el adolescente

Las familias de los adolescentes internos se caracterizan por ser uniparentales, siendo encabezadas en su mayoría por mujeres. En el 62% de casos, los adolescentes proceden de familias incompletas, siendo el gran ausente “el padre”. Como consecuencia de ello, en la mayoría de hogares la mujer asume la carga familiar conjuntamente con los hijos o adquiere un nuevo compromiso para aligerar dicha carga. Sólo el 38% de los adolescentes internos contaba con una familia completa y regularmente constituida.

e) Ocupación

El trabajo juvenil es una realidad que experimentan los jóvenes desde temprana edad, al verse obligados a ayudar en la subsistencia familiar o procurarse su propio sustento.

El trabajo que realiza el adolescente fuera del hogar se puede dividir en dos categorías, de acuerdo al lugar de residencia:

 Los que se desempeñan en zonas urbanas se caracterizan por ser independientes.

 Los que lo realizan en zonas rurales tienen como principal actividad la agricultura, sea en sus propias tierras, ayudando a su familia, o en tierras ajenas.

En este rubro no existe una diferencia significativa respecto al sexo del adolescente. Del universo de adolescentes entrevistados, el 71.2% señala haber trabajado al menos una vez en su vida, siendo los trabajos más comunes:

 La venta ambulatoria (55%),

 Las labores agrícolas (20%), y

 Ayudante en algún oficio (35%).

Estas ocupaciones se desarrollan en el campo de la informalidad sin ningún control y constituyen un riesgo para los adolescentes al encontrarse expuestos a situaciones de explotación o en lugares donde se realizan actividades delictivas.

Se tratan de ocupaciones que se realizan sin las garantías previstas en el Código de los Niños y Adolescentes (artículos 63 a 68) sobre el régimen de los adolescentes que trabajan.

f) Grado de Instrucción

El Código de los Niños y Adolescentes garantiza el derecho a la educación, sin discriminación ni excepción alguna, comprometiéndose el Estado a proporcionar los mecanismos de acceso necesarios. No obstante ello, las cifras de analfabetismo y deserción escolar son alarmantes, como se desprende del resultado de los perfiles de los adolescentes infractores

Un reto en este tema es garantizar el derecho a la educación del adolescente interno. Más allá de campañas o cursos de alfabetización o matemáticas e implementación de talleres, debe asegurarse que el adolescente no pierda sus estudios mientras dure el internamiento, y que aquel que nunca estudió o dejo de hacerlo, sea incentivado a iniciar o continuar sus estudios.

Es preocupante el alto índice de deserción escolar y de retraso educativo en la instrucción formal del adolescente interno, observándose que las mujeres presentan un retraso menor al de los varones.

El promedio del retraso del nivel escolar del adolescente infractor, respecto al que le correspondería por su edad, es de 5 años. La adolescente infractora tiene un retraso menor (2.5 años), excepto aquellas que han incurrido en infracción de terrorismo, donde el retraso es mayor, con un promedio de 6 años. Adicionalmente, más del 90% no continúa sus estudios en las aulas escolares.

g) Vivienda Familiar

Un aspecto de la realidad actual es la carencia de vivienda y de servicios básicos (agua y desagüe), lo que afecta la calidad de vida de la población de menores recursos. En los sectores urbanos marginales la mayoría no tiene acceso a la vivienda y servicios básicos por falta de recursos y en caso de acceder, no existen las mínimas condiciones de habitabilidad. A ello se suma un alto grado de hacinamiento.

En el caso de los adolescentes infractores, las deficiencias de vivienda son representativas.

PERFIL DEL MENOR INFRACTOR

A partir de las características señaladas del adolescente infractor, se puede decir que el adolescente privado de libertad, tiene como promedio entre 15 y 17 años, proviene de familias desintegradas, muestra bajos ingresos económicos, tiene escasa educación y desempeña labores ambulatorias.

Está claro, que se trata de adolescentes que han ingresado al proceso de criminalización penal juvenil; es decir, han sido investigados por la policía y el Ministerio Público, juzgados por el Poder Judicial y sentenciados a la medida de internamiento en un centro juvenil. Ni aquellos que pese a infringir una ley penal, por su ubicación social y/o económica, no ingresan al proceso de criminalización o habiéndolo hecho, no fueron internados en un centro juvenil. Es claro, que el sistema penal juvenil es también altamente selectivo, como ocurre con el sistema penal de adultos.

Como lo han señalado los estudios de criminología crítica, quienes son criminalizados regularmente no son todos los que violan las normas penales, sino aquellos que por determinadas características sociales, económicas y culturales, integran un sector vulnerable de la sociedad.

Por ello, la expresión perfil del adolescente infractor debe ser tomado con cuidado, ya que puede suponer la idea errada de que existe un segmento de la juventud propenso a delinquir. Se trata solamente, de las características personales de quienes se encontraban privados de libertad en la fecha en que se levantó la información. Al respecto debe tenerse en cuenta los errores superados de la criminología positivista, que identificaba pobreza, inestabilidad familiar y desempleo con criminalidad

LEGISLACIÓN SOBRE LA EJECUCIÓN DE PENAS EN LOS

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