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Quiquinto


Enviado por   •  4 de Mayo de 2012  •  421 Palabras (2 Páginas)  •  297 Visitas

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“La elección relativa del historiador se da siempre

entre una historia que informa más y explica menos,

y otra que explica más e informa menos”

Paul Veyne

Desde sus orígenes Salta navegó entre Lima Buenos Aires. Su ubicación geográfica la condenó a nacer y crecer dentro del área de fricción entre los intereses del comercio monopólico y legal, a través de El Callao, y los promovidos por el atractivo contrabando que, por el Río de la Plata, burlaba las prohibiciones al libre comercio. Colocada dentro de ese campo de tensión, pero separada por grandes distancias de los centros portuarios, Salta se recostó sobre el espacio andino formando parte de su vasto sistema de circulación humana y de intercambio mercantil.

Los valles de Salta no fueron una pieza menor dentro la red de ciudades que los españoles tejieron en torno a los centros muleros del Alto Perú. Su importancia tampoco se redujo a facilitar las comunicaciones y los intercambios entre esos dos centros portuarios ni a ser, luego de 1810, el corredor obligado de hombros en pie de guerra. Fue, además, cauce para el flujo y el cruce de la cultura andina y la rioplatense.

Esa posición geográfica condiciona y explica que, a lo largo de su historia, haya oscilado entre la tradición y el cambio, entre la cerrazón y la apertura, entre el conservadurismo y la innovación.

DOS MAZOS DE CARTAS

Esas oscilaciones alcanzaron su máxima intensidad cuando, a partir de 1810, los movimientos separatistas se extendieron por toda la América española. Desde ese momento, y durante los siguientes quince años, quedó atrapada entre dos fuegos: la fortaleza realista de Lima y la ciudadela separatista de Buenos Aires. Puesta en este punto, la sociedad salteña debía optar: no se puede servir a dos señores en la guerra. Los hombres “principales” debían apostar. O, con instinto de conservación, se plegaban a los realistas o, arriesgándose en lo incierto, jugaban sus cartas dentro de la opción independista.

Contra lo que se pueda imaginar, en los últimos días coloniales, políticamente aquella sociedad de Salta no dormía la siesta. Por el contrario, estaba atravesada por intensos conflictos, mostraba cierto apetito por las nuevas ideas y se alimentaba de las noticias que, a través de periódicos ilustrados o pasquines agitadores, llegaban de Lima o de Buenos Aires con un mes o más de retraso Los sucesos de mayo de 181 0 no cayeron aquí como una piedra en un sereno estanque. Por el contrario, arrastraron y concentraron las rencillas que enfrentaban y dividían a sociedad salteña.

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