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Realizacion Del Amor Y Compromiso Social

LuisAndres91 de Abril de 2015

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Realización del amor y del compromiso social de los cristianos

Hoy en día es poco frecuente hablar de cristiano fervoroso: preferimos decir cristiano comprometido. Sin embargo, durante mucho tiempo se empleó el adjetivo «fervoroso». En principio no parecería una palabra inadecuada. Significa «calor intenso», por lo cual la expresión «cristiano fervoroso» podría hacer referencia a la fe caliente, a la fe que no radica sólo en la cabeza, sino también en el corazón, a la fe irradiante y expansiva. Pero de hecho ese vocablo se aplicó sobre todo a la devoción y la piedad, los rezos, los actos religiosos y caritativos. ¿Por qué se le dio a la palabra un significado tan parcial? Por una razón muy sencilla: porque ésa era la orientación general de la vida cristiana en aquel momento. Era un cristianismo fundamentalmente religioso y caritativo. A quien deseaba llevar una vida cristiana más intensa, se le orientaba a multiplicar sus actos de devoción y de caridad. Entre los primeros no podía faltar la misa y comunión diaria, que recibían así una connotación de acto de piedad particular más que de celebración comunitaria. El cambio de palabra no fue una simple moda, sino el reflejo de un cambio muy profundo. Inicialmente el término «compromiso» no fue de uso cristiano; se usaba en el campo sindical y político, para expresar la toma de partido y la militancia en favor del movimiento obrero. Cuando se aplicó también a la fe por parte de los cristianos participantes en el mismo movimiento, conservó, ampliado, su primitivo significado: cristiano comprometido era el que, a partir de la fe y movido por ella, se enrolaba en el movimiento obrero y militaba en organizaciones sindicales o políticas.

Se advierte con facilidad que el cambio fue realmente profundo. Ahora no se ponía el acento en la piedad y las obras caritativas, sino en la presencia activa y combativa en el mundo. A partir de una misma fe, se pasaba, de un cristianismo fundamentalmente religioso, a un cristianismo social; de un cristianismo centrado en el templo de forma bastante individualista, a un cristianismo mucho más comunitario, centrado en la construcción del Reino de Dios en el mundo. En resumen: la expresión «cristiano comprometido» trajo consigo un doble cambio: nueva orientación sobre el concepto de vida cristiana auténtica y militancia política, o al menos militancia social en sentido amplio. La raíz de este cambio era la fe, como que los cristianos afirmaban que era la fe en Jesucristo la que les movía a enrolarse en organizaciones de lucha. Las palabras de mucho uso suelen deteriorarse más rápidamente. El vocablo «compromiso» no ha escapado a esta ley general. Se nota especialmente en estas preguntas que oímos con frecuencia: ¿Tienes un compromiso? ¿Cuál es tu compromiso? Está claro que lo que se pregunta con estos interrogantes es si la persona en cuestión lleva alguna acción complementaria, fuera de sus horas de trabajo o estudio. El deterioro es patente: resulta que en la conversación ordinaria, la palabra «compromiso» se ha hecho equivalente a «acción social o eclesial». Es un deterioro grave, que puede tener consecuencias muy negativas. Antes de nada, observemos que actualmente la actividad eclesial se ha introducido en el círculo del compromiso, que inicialmente acogía solamente al compromiso político y social. Pero esta ampliación de significado no supondría en si misma un deterioro. Este aparece claramente en la separación entre la actividad complementaria y el resto de la vida. En efecto, si el compromiso consiste en una actividad, se puede llegar al absurdo de considerar comprometida a una persona por llevar una actividad complementaria social o eclesial, mientras se desentiende por completo de los problemas laborales, familiares y sociales en los que está inmerso. Dicho más descaradamente: se diría

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