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Redaccionde Docuementos


Enviado por   •  3 de Enero de 2013  •  1.016 Palabras (5 Páginas)  •  299 Visitas

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1. Uso de diccionarios.

La herramienta fundamental del redactor son los diccionarios. Consultarlos de manera constante es indispensable para moldear la materia del escritor que como ya se dijo, es la palabra. Existe una gran variedad de diccionarios:

a) semánticos: donde aparecen las palabras y enlistados sus distintos significados.

b) de uso: en vez de una definición, se ofrece frases en que se observan los modos de empleo de cada palabra.

c) de sinónimos: como su nombre lo indica, enlistan los vocablos afines al que se busca y con ello se evita la repetición de palabras.

d) de dudas del idioma: incluyen las principales dudas gramaticales que se presentan a la hora de redactar tales como la conjugación de los verbos irregulares, el uso de preposiciones, la ortografía de palabras provenientes de otros idiomas, gentilicios poco comunes y aun los barbarismos más frecuentes y su corrección.

e) enciclopédicos: no dedicados al idioma, sino a conocimientos de orden general. Auxilian a resolver dudas sobre personajes y hechos históricos, datos geográficos, temas científicos y culturales.

f) biográficos: además de proporcionar, por lo general en forma escueta, los principales acontecimientos vitales de un personaje, permiten verificar la ortografía correcta de nombres y apellidos. Suelen estar al día porque constantemente se reeditan, además de incluir personajes de la cultura popular, como actores de cine o deportistas, muchas veces no incluidos en los diccionarios enciclopédicos.

g) de especialidades: sirven para consultar distintos temas por especialidad. Existen de filosofía, ciencia, historia, economía, literatura, psicología, administración, etc.

2. Escribir, escribir y escribir.

Muchas veces se piensa que el arte de escribir es un privilegio para unas cuantas personas. Nada más falso. Lograr un texto correctamente escrito implica no sólo conocimiento sino dedicación y práctica; de esta forma si uno dispone de unos minutos diariamente para escribir lo que en ese momento se le ocurra, habrá iniciado el camino para lograr una buena redacción.

3. No repetir vocablos.

Al contrario de lo que podría suponerse, en el momento de escribir, cuando más las necesitamos, contamos con menos y no con más palabras. Muchos términos que empleamos al hablar son soslayados por diversas razones: desconocemos su ortografía, tenemos dudas sobre su significado exacto o son más propios del habla que de la lengua escrita. Para los dos primeros problemas, ya se comentó que el diccionario es una valiosa herramienta para su solución. Pronto estaremos familiarizados tanto con la ortografía como con los significados de nuestro vocabulario habitual. El tercer problema atañe a cuestiones de gusto y hasta de personalidad; a algunos, les agradará acercarse a la lengua de todos los días; a otros, en cambio, preferirán una lengua menos cotidiana. Sin embargo, la necesidad permanece: no hay que repetir palabras. Este imperativo lleva a la siguiente recomendación.

4. Leer

No hay mejor forma de ampliar nuestro léxico y de paso nuestro horizonte cultural que leer. Un poeta norteamericano acostumbraba colgar sobre su cama, como si fueran móviles, cartones con palabras y las cambiaba conforme se familiarizaba con ellas. Ésta es una vía; la otra, la única, es leer y de preferencia obras en español.

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