Silviano Carrillo

El 10 de septiembre de 1921, hace 88 años…El hombre bueno y recto, el padre celoso y tierno, el pastor prudente y abnegado, ha llegado a la meta, como todos, como los grandes y los pequeños de los humanos, al golpe inevitable de la muerte…

Hermanas Siervas de Jesús Sacramentado

Para los católicos, este hombre fue su pastor, dulce y paciente; para los incrédulos, un hombre de limpia conducta y de buena fe; para los indiferentes, un amigo tolerante, bondadoso y afable, entregado a una misión de paz; para todos, un ser de completa bondad, que pasó por la vida procurando hacer el bien sin mirar a quien.

Nunca exhibió pretensiones de superioridad por ningún concepto; entró en nuestra casa manifestándonos, en repetidas ocasiones, cuán a gusto estaba en ella; resignado, compartía con nosotros, sin quejarse de las molestias del clima, de la estación, de las circunstancias. “Dicen que me las echo de valiente”, expresaba con esa sonrisa de niño que florecía en su boca e iluminaba sus ojos.

Y, con la sencilla energía de las almas de elección, fue llevando su misión apostólica sin violencias, al parecer sin esfuerzo, pero con esa tranquila tenacidad que hace los grandes milagros. Murió sin haber conducido largo tiempo a las ovejas de su Diócesis… pero ¡qué importa para él! Ya para estos instantes, como dijera el poeta: “Es un Pastor de más allá de las constelaciones, que apacienta rebaños de Dios en los campos del infinito”.(Testimonio del Señor Cura Lic. Francisco Verdugo Fálquez, Culiacán, Sin., 1921)

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