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Enviado por   •  27 de Julio de 2015  •  Tareas  •  5.268 Palabras (22 Páginas)  •  115 Visitas

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Recorrido Pedagógico

Introducción:

Para comprender cuales son las matrices culturales que atraviesan las distintas formas educativas que nos fueron constituyendo  como ciudadanos latinoamericanos llevo a cabo este viaje pedagógico.

Este recorrido comienza con el análisis del proceso de construcción de la educación como asunto de Estado en la nación Argentina. Esto implica tener en cuenta por un lado, la génesis del proceso de construcción del Estado Nación Moderno y por otro lado, la disputa por el poder entre la iglesia y del Estado Nación en el control y la imposición del sistema educativo desde fines del siglo XIX hasta su consolidación a principios del siglo XX.

Nuestro sistema educativo surge junto con la necesidad de satisfacer uno de los requisitos de los nuevos Estados Modernos del siglo XIX. Hay que educar masivamente a los habitantes (tanto criollos como inmigrantes) que residen en el territorio nacional. El objetivo es que dichos pobladores se constituyan como ciudadanos, para lo cuál deben aprender e interiorizar los valores republicanos que convalidan el Estado liberal.  El Estado Argentino se constituye luego de la consolidación política y social del territorio nacional, a través de la anexión de territorios de pueblos originarios, mediante  guerras y matanzas. Inmediatamente  se organiza burocráticamente todas las instituciones que son la base del Estado liberal (Paviglianiti: 1993; 2 y 6)[1]. Se constituye una  elite compuesta por terratenientes, dirigentes y financistas que se unifican y consolidan una hegemonía política, económica y cultural para establecer un nuevo orden social y político basado en el modelo de desarrollo económico agroexportador.

Como consecuencia de estos acontecimientos, surgen nuevas relaciones sociales, económicas y culturales, que propician la necesidad de una sociedad más productiva y más ordenada.  Ante esta situación, el Estado se convierte en Estado Docente para implementar la escolarización masiva, como espacio adecuado para expandir las ideas de orden y progreso, como representación de los valores de la clase dominante. Con la intención de homogeneizar las diferencias culturales, ante el ingreso masivo de inmigrantes, se genera la necesidad de construir una identidad nacional para forjar un imaginario nacional, a través de símbolos y festividades patrias. Se establece el proyecto de nación a través de abrir escuelas en todo el país, preparar docentes, manda a producir libros desde donde se  regula y visibiliza los contenidos que son validos para enseñar y se deja de lado los saberes populares de los pueblos originarios en nombre de la civilización y el progreso que defiende el proyecto capitalista europeo y la pedagogía oficial del siglo XIX. Se constituye una percepción de la realidad, que invisibiliza los problemas sociales que genera el modelo económico y así se producen y se reproducen discursos sociales donde la Argentina se presenta como un crisol de razas en el que todos los pobladores son bienvenidos y pueden progresar en la sociedad y en la cultura.

Durante la presidencia de Julio Argentino Roca, se sanciona la primera ley de educación N° 1420 en 1884, que instituye a la educación como universal, obligatoria, gratuita y laica. A partir de la nueva ley  la educación pública queda establecida como mixta ya que por un lado hay una escolarización pública y por otro lado, hay una escolarización privada o religiosa. Con lo cual, se impone la educación como un derecho social e individual. Como derecho social implica que toda persona tiene el derecho a educarse y como derecho individual implica que pueda elegir entre una educación laica o una educación religiosa.

A partir de estas transformaciones sociopolíticas surgen discrepancias con la organización  eclesiástica. Porque, la iglesia católica tiene el poder  de impartir la educación desde la colonización española, por lo cual se considera como la única institución que tiene el derecho a enseñar.  Este derecho se basa en que se atribuye a si misma el origen del sistema educativo masivo, ya que en el período medieval tenía la facultad de organizar ordenes de enseñanza para impartir la doctrina religiosa cuya función era el adoctrinamiento de fieles y súbditos (Paviglianiti: 1993; 2 y 6)[2].

Las ideas educativas preponderantes de esta época son sarmientinas,  que sostienen un proyecto educativo que está influido por modelos educativos europeos. Se sustenta un ideal educativo que incorpora un proyecto modernizador de país dependiente de las economías europeas. Por ello, se constituye una acción pedagógica  a través de la constitución y la transmisión de un discurso universalista que provee la incorporación  de todas las clases sociales en el ámbito escolar. Es un modelo cultural con valores y principios morales, que  busca lograr el consenso de la población en convencer de los beneficios que tiene de incorporar a los niños al sistema educativo. Entonces, aparece la infancia como clase social y la concepción de familia moderna, que pasan a concebir los condicionamientos sociales para estimular la sociabilización de los niños a la disciplina escolar. Porque por un lado, están los niños de las clases nobles a quienes la escuela presta mayor interés y a quienes se les inculca y se los prepara en  la enseñanza,  para que luego ocupen los cargos políticos acordes a su rango (Varela J. y Álvarez Uria F, 1991:25) [3]. Por otro lado, están los niños de origen popular, que reciben una instrucción basada en una “pedagogía disciplinaria y moralizante” (Dubet, 2004:2)[4]. De este modo se construyen dos espacios bien definidos, por un lado está es el espacio donde está la infancia de calidad para los niños de familia y por otro lado, está el espacio de la educación elemental, donde los niños pobres son instruidos en leer y escribir y se los prepara para el mundo del trabajo. Con lo cual, la formación educativa se propone como un conocimiento individual, aislado, con  contenidos universales que deja afuera los saberes cotidianos del trabajo y de las culturas populares.

De esta manera se propagan los valores de la Ilustración, donde se resaltan el carácter sagrado de la escuela y la autoridad docente como representante e intermediario del Estado frente a los alumnos. En este contexto, la escuela es formadora de subjetividades y socializadora (Bourdieu, 1996)[5], estas categorías de pensamiento son exteriorizadas en los roles bien definidos como el del docente, el del  alumno y luego el ciudadano del Estado liberal.  

En términos de Foucault (1992:141)[6] este sistema educativo puede ser entendido como una anatomía política que opera en y por una serie mecanismos propios, que forman parte de un modelo cultural con valores y principios morales, que permite la reproducción de una sociedad determinada. Esto sucede con el proyecto político encabezado con la generación del 80 (Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca) que a través de matanzas, guerras, eliminación física de los pueblos originarios, construye un Estado. Se impone una hegemonía social y cultural que legitima las prácticas políticas y sociales a través del sistema educativo. Se establece un sistema de significados, que es concebido por las distintas clases sociales como propio, con lo cual se propicia la creencia que estas formas  de dominio sean consideradas como  naturales, a través de justificar y naturalizar los discursos y las prácticas sociales  devaluadoras y discriminadoras hacia las clases populares. Esto se lleva a cabo, a partir de la producción y la circulación de los discursos sociales que ayudan a construir un sentido común que permite la reproducción de las prácticas discursivas dominantes que encuentran un sentido común propio dentro de cada clase social que conforman la organización nacional argentina.  

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