Tuvieja.
EstefannyDelPilaInforme23 de Octubre de 2014
684 Palabras (3 Páginas)240 Visitas
Gran parte de las mujeres en el Perú se encuentran dentro de los índices de pobreza, los reportes indican que el mayor porcentaje de personas por debajo de la línea de pobreza extrema, son mujeres[1]. Ello se corrobora en las altas cifras de analfabetismo, no acceso a la salud, vivienda, empleo, vestimenta y más, siempre resultan más perjudiciales para las mujeres.
Las brechas de género son multicausales, y evidencian que el rostro que encarna a las mayores perjudicadas por los problemas sociales, es el rostro de las mujeres. No es sólo la feminización de la pobreza, existen distintas barreras de múltiple tipo, que afectan a todas; como el acceso a los derechos sexuales y reproductivos, el derecho al aborto, el acceso en igualdad de condiciones a la educación y al empleo, entre otros. No obstante como diría Clara Zetkin “…los intereses de las mujeres no son homogéneos, sino que están en función de su pertenencia a las diferentes clases sociales”.
La Alta Comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Navi Pillay, ha denunciado que si bien las mujeres asumen las dos terceras partes de las horas que se trabajan en todo el mundo y producen la mitad de la comida del planeta, sólo se llevan una décima parte de los ingresos, poseyendo un 1% de la propiedad mundial, y continúan sufriendo incontables casos de abuso, en su mayoría no castigados[2].
Las condiciones adversas para las mujeres, se suman a la explotación de su fuerza laboral. En muchas ocasiones el trabajo de las mujeres se ve constreñido del abuso de sus beneficios laborales, exceso de horas trabajadas, entre otros. Esto, no sólo se presenta en el caso de las obreras, sino también en el campo profesional, donde las mujeres se ven coaccionadas a trabajar horas extras no remuneradas a fin de mantener sus trabajos.
No obstante, lo que remarca este grosso escenario gris, son las tareas extras que se encuentran a “cargo” de ellas, tanto dentro como fuera de sus trabajos, donde el estereotipo las condena a realizar además en algunos casos las funciones domésticas: servir el café, organizar los decorados, poner en orden las cosas, entre otros; y una vez llegando a sus hogares, realizar toda la ruma de tareas del hogar sin pago alguno.
Se mencionan estos ejemplos, para comprender que estas formas de opresión, son las que conocemos como expresiones del patriarcado, que se cimientan y fortalecen en la discriminación y sexismo. La forma más fuerte de imposición del patriarcado es a través de la familia nuclear, base esencial que mantiene el sistema de opresiones. Sin embargo, no es sólo el patriarcado, lo que arrima a las peores condiciones a las mujeres. Si lo fuera afirmaríamos que la transformación de las condiciones desfavorables para las ellas vendrá luego de superado ciertos rezagos culturales y políticos; y esta transformación no sería posible de esa manera. No basta con atacar el patriarcado.
En Perú, se han realizado diferentes reformas a favor de los derechos de las mujeres, como la Ley que incorpora al Código Penal el delito de Feminicidio[3], la Ley de Igualdad de Oportunidades entre hombres y mujeres[4], la Ley de protección contra la Violencia Familiar[5], las Leyes que incorporan la Cuota de Género[6], entre otras, sin embargo, estas disposiciones de cambio de las actitudes frente a la sistemática y múltiples formas de violencia contra las mujeres, no han generado cambios frente al problema de fondo, lo que sí, en algunos casos han aumentado las penas, volviéndose “justicia” para algunos –los más los menos- e impunidad para otros –los menos los más-. Asimismo, muchas de estas legislaciones, presentan sesgos conservadores, como la Ley de protección contra la Violencia Familiar, que no considera la violencia en parejas que no se encuentran unidas por un vínculo legal. Otras han presentado
...