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Yemile


Enviado por   •  6 de Marzo de 2013  •  Tesis  •  1.071 Palabras (5 Páginas)  •  332 Visitas

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No obstante, durante la década de los 80 y en particular en la década de los 90, esta cultura democrática ha empezado un proceso de resquebrajamiento y cambio. Su crisis y deterioro se puede deducir y palpar más nítidamente de las opiniones que la mayoría de la población venezolana viene manifestando con relación a la democracia como sistema, hacia sus instituciones fundamentales, sus procesos y actores; así como en las actitudes y creencias políticas y económicas que expresa, las cuales también han sido detectadas y seguidas en múltiples estudios cualitativos y sondeos de opinión pública (Fundación Pensamiento y Acción et al. 1996; Zapata 1996). De ellos sabemos, por ejemplo, que la mayoría de la población venezolana manifiesta que la democracia es, sin lugar a dudas, el sistema de gobierno preferible pero que en algunas circunstancias un gobierno no democrático podría ser aceptado. Para el año de 1990, una minoría (5.2%) de la población manifestaba estar "muy contenta" con la democracia; alrededor del 66.2% indicaba que estaba "más o menos contenta"; y algo más de una cuarta parte (28.6%) expresaba que el sistema debería ser sustituido. Y al preguntársele por cuál sistema debería ser sustituido un 37% decía que por una dictadura, un 30.8% por una mejor democracia y un 23.6% por un modelo socialista).

Aunque la oposición al sistema democrático no era mayoría, abarcaba en 1990 a un sector bastante apreciable de la población. Con estas cifras en mente, no debe sorprendemos que los intentos de golpes de Estado acontecidos en 1992 hayan tenido más eco y apoyo del esperado por parte de los venezolanos. Para 1996, el nivel de satisfacción con la democracia ya era francamente escaso (24%) en contraste con los niveles de insatisfacción 75%); y esta insatisfacción venía dada porque los aspectos negativos que se ven y sufren en esta democracia (corrupción, falta de justicia, desorden, delincuencia, falta de seguridad personal, pobreza, inflación, desempleo) son más y mayores que los positivos, referidos casi exclusivamente a la libertad de expresión y de votación

Con estas cifras, que sin duda han aumentado en 1997 y 1998, tampoco nos debe asombrar que en la actualidad el 82,8% de los venezolanos quiera cambios radicales en el sistema democrático, que un 53% los quiera a través de una Asamblea Constituyente (es decir, eliminando el Congreso Nacional) y que un 47% de la población venezolana se encuentre dispuesta a votar por el exmilitar golpista Hugo Chávez (Datanálisis-El Universal 1998). Los estudios también demuestran actitudes de muy poca participación política y electoral (de hecho los niveles de abstención electoral han crecido exponencialmente en las elecciones presidenciales y regionales que se han dado a partir de 1988); de rechazo y desconfianza hacia las instituciones fundamentales de la democracia tales como los partidos políticos tradicionales (que hoy congregan un 60% de rechazo en promedio), el congreso, el ejecutivo y el poder judicial; así como actitudes de confusión, apatía y anomia colectiva.

En suma, los venezolanos de hoy desean una democracia distinta que les proporcione orden y bienestar. Si ese cambio democrático no se da, están dispuestos a aceptar, al menos circunstancialmente, un régimen no democrático. Pero dentro de este deseo de cambio no se observa una inclinación clara por una democracia de economía abierta y menos estatista o dependiente de la renta petrolera. La mayoría de la población continúa pensando que el bienestar

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