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Zoilacrespo

zoilacrespo7 de Octubre de 2013

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2.- Argumentaciones.

El párrafo final de un artículo de Kohn y Nègre titulado "Avatares de la observación humana", puede servirnos como entrada al repaso de algunos de los argumentos manejados en el debate que nos ocupa: "Por un lado, un objetivismo integral que corre el riesgo de perder lo humano y, por el otro, un subjetivismo furioso que corre el riesgo, a su vez, de perder lo científico. ¿Se pueden mantener a la vez los dos polos, sin comprometer ni el uno ni el otro? Esforzarse por conservar viva esta tensión apunta, nada menos, que a hacer frente al desafío del estudio imposible del hombre por el hombre."(8; 128).

Al parecer, la tarea cotidiana de los investigadores no se ve gravemente afectada por las incidencias de la batalla entre los bandos mencionados. Quizás el hecho que comenta Dendaluce (9; 14) acerca de que algunos investigadores utilizan las metodologías mientras que otros, los menos, reflexionan sobre ellas, reduzca los ruidos de fondo de la pugna, ya que el análisis de los supuestos epistemológicos, de las posibilidades y limitaciones, así como de las ventajas y riesgos de cada postura, no es una tarea sencilla. Por otro lado, como ocurre en diversas facetas de la vida, al asumirse a fondo una posición y tratar de mantener una significativa coherencia conductual, se corren variados riesgos que algunos prefieren evitar.

El debate genera asperezas y confusiones en buena parte derivadas de una carga afectiva, ya que los convencidos de alguna idea a cualquier nivel no se caracterizan, en su mayoría, por actitudes con pureza racional. "... no todos los investigadores tienen igualmente racionalizados los supuestos conceptuales de la investigación; ... hay quienes se apuntan a la moda sin conocer bien la razones que han dado origen al debate; ...". (10; 25).

Para facilitar de algún modo la comparación de las razones manejadas alrededor de la dicotomía analizada (metodología cuantitativa-metodología cualitativa), a lo largo de este trabajo se hará referencia a tres niveles en los que esos argumentos pueden clasificarse: filosófico-epistemológico, el metodológico y el técnico (11; 26). En el primer nivel, como lo manejan estos autores, se incluyen los supuestos conceptuales y las formas de conocer; en el segundo, se habla de los procedimientos y reglas de la investigación; mientras que en el tercero se da lugar al examen de aspectos como las técnicas de recolección de datos, de procesos de análisis y valoración. Sin intentar un ejercicio que pretenda examinarlas con detenimiento, se hará referencia a algunas cuestiones éticas y políticas que no pueden ser soslayadas en un resumen sobre el tema que nos ocupa.

Colocadas en el primer nivel de la anterior clasificación se encuentran dos tradiciones epistemológicas, -cada una sustentando a uno de los elementos de la dicotomía-que implican distintas formas de acercarse a la "realidad". Desde un punto de vista, llamado a veces realista, el mundo puede ser conocido y descrito como "realmente es", mientras que el otro afirma que únicamente aprendemos la versión del mundo que logra pasar el filtro de los sentidos y que es interpretada, construida o reconstruida por la mente del hombre. Para los partidarios de esta concepción, los objetos de estudio sólo se entienden mediante constructos conceptuales que implican formas de ver el mundo.(12; 167-68).

Uno de los bandos más radicales en el conflicto sostiene que hay un solo método científico: el llamado científico-experimental-hipotético-deductivo, al que consideran como el único riguroso, organizado y consistente. Alrededor de esta perspectiva se construye el llamado paradigma positivista, cuya prevalencia se mantuvo indiscutida durante mucho tiempo, al menos en el campo de las ciencias de la educación. En cualquier manual podemos encontrar los términos que caracterizan a este enfoque: diseño experimental, muestras aleatorias, variables independientes y dependientes, manipulación de las primeras y efectos en las segundas, cuantificación, análisis estadístico, correlación, etc.

Casi como una concesión, declarando de antemano cierta debilidad, el paradigma acepta algunas estrategias de "menor rigor" como las investigaciones mediante encuestas, entrevistas y observaciones, siempre que se apeguen a reglas que supuestamente disminuyen el peso de sus limitaciones.

Desde la perspectiva de quienes pugnan por el enfoque metodológico cualitativo, es ese rigor, casi convertido en rigidez, la característica que , paradójicamente, constituye la principal debilidad de la orientación cuantitativa, al hacerla inviable para el estudio de fenómenos sociales, cuya complejidad y dependencia de factores no cuantificables ni manipulables, impide convertirlos en objetos de análisis al estilo positivista clásico.

2.1 Versus la metodología cuantitativa

Aun cuando desde fines del siglo pasado ya Dilthey señalaba la existencia de diferencias en el modo de aproximarse al conocimiento entre las ciencias naturales y las humanidades, se considera por algunos autores que la reacción contra el paradigma positivista cobra verdadera fuerza en la década de los sesenta. "La escuela de Frankfurt de filosofía crítica, con Horckheimer y Adorno y más adelante Habermas, adoptó una actitud crítica respecto al método positivista en Ciencias Sociales y acusó de conservadurismo a aquellos que representaban tal tendencia"(13; 51).

En esa misma época Harold Garfinkel funda la etnometodología, corriente interpretativa que se inscribe en el cuadro de la investigación cualitativa (14; 100).

En esta ruptura con el paradigma cuantitativo, se acusa a la filosofía positivista y en consecuencia a la metodología que sustenta, de descuidar dos de los momentos del proceso de la investigación: el descubrimiento y la aplicación, privilegiando al de la verificación.(15; 63). Asimismo, la tendencia cualitativa subraya la existencia de una acción recíproca entre una teoría y su objeto, hecho que desdeña la otra concepción.

En el nivel de los argumentos epistemológicos, se hace destacar que las corrientes más actualizadas en la Filosofía de la Ciencia cuestionan la existencia de conocimientos científicos "seguros" derivados de la experimentación y de la confiabilidad de los procedimientos inferenciales.

Desde otra línea de pensamiento, autores como Geertz argumentan en función del concepto de cultura: "Creyendo con Max Weber que el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones. (...)El operacionalismo como dogma metodológico nunca tuvo mucho sentido por lo menos en lo que se refiere a las ciencias sociales.." (16; 101) El mismo Geertz enfatiza que los estudios cualitativos, aun realizados en "contextos confinados y con criterios casi obsesivamente microscópicos" aportan legitimidad y significación a los megaconceptos.

Se amplió gradualmente el campo de la discusión; de las objeciones epistemológicas se pasó a las cuestiones operacionales: "Se objetó el uso acrítico de procedimientos y mediciones supuestamente provenientes de las ciencias naturales,...Se cuestionó la separación tajante entre el `contexto de descubrimiento´ y el `contexto de verificación´, entre `el dato´ y `la interpretación´, entre la teoría y la descripción" (17; 177).

Todavía sin querer anular por completo las posibilidades de los planteamientos experimentales, los partidarios de la "nueva" corriente declaran, como explica Alvarez Méndez en el trabajo antes citado, que será más pertinente aprovechar el enfoque cualitativo cuando se intenta comprender el comportamiento de los sujetos en un proceso, sus interacciones y significados, sin desdeñar variables no previstas en los diseños y que aparenten escaso valor, así como captar de algún modo el proceso y su contexto de una manera global.

Progresivamente el debate se ha vuelto áspero: "..sólo puede sorprender a los ingenuos que en las ciencias del hombre-las más complejas de todas-el error experimental sea con frecuencia más grande que la parte explicada de los fenómenos." (18; 25)

Se acusa a los positivistas de considerar al mundo natural y social de una manera mecanicista, mientras que "el paradigma cualitativo posee un fundamento decididamente humanista para entender la realidad social de la posición idealista que resalta una concepción evolutiva y negociada del orden social. El paradigma cualitativo percibe la vida social como la creatividad compartida de los individuos." (19; 62). De ahí la importancia que esta línea de pensamiento otorga a la comprensión de las situaciones desde la aproximación de los participantes, cuyo papel, no diseñado por el investigador, incluye tanto la construción de la realidad social como la efectiva posibilidad de conocerla en un examen sistemático.

Es alrededor de las consideraciones anteriores que se construyen las principales objeciones a los procedimientos cuantitativos, ya que su enfoque de la vida social "ha sido incapaz de proporcionar el contexto dentro del cual "dar sentido", "comprender" y por tanto, incapaz de llegar al significado de las interacciones y de los procesos que ha estado examinando." (20; 64).

Un ejemplo interesante en la evolución del debate es el cambio asumido por Campbell, coautor con Stanley de un clásico de la literatura de la investigación social (Diseños

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