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Acuario Inbursa1


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2014  •  439 Palabras (2 Páginas)  •  1.266 Visitas

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Desde hace unas semanas se habló de que el primer acuario de la Ciudad de México abriría sus puertas, no sólo como un centro de exhibición de la vida marina, sino también como un espacio para aprender acerca de su conservación.

Hoy fue el día en que el primer visitante, José Eduardo García, llegó desde las ocho de la mañana para comenzar la fila, que alrededor de las 12 del día tenía más de 100 personas –entre adultos y niños– en espera de llegar a la taquilla para comprar, por 129 pesos, su entrada y admirar las más de 200 especies contenidas en las peceras.

El arquitecto Alejandro Nasta, líder del Acuario Inbursa, dio a José un tiburón de peluche y una gorra en reconocimiento por ser el primero que entraría en el día de la apertura. El momento fue captado por cámaras de televisión y fotográficas entre sonrisas y aplausos.

Los nervios del primer día no pusieron en aprietos al personal –vestido con mucho porte con chamarras de color amarillo o rojo, con el logo del lugar–, el cual te sumerge en el ambiente marino en sus varios niveles.El recorrido comienza en el fondo del mar, donde además de tiburones y peces exóticos hay rayas, que muy contentas se pasean en la pecera panorámica que contiene miles de litros de agua.

Todos los asistentes, pequeños y grandes, miran atentos el diseño del lugar, y se fijan un par de segundos en los animales antes de tomar, con el celular, una fotografía que les recordará la emoción de pisar el tercer acuario más barato del mundo.

Andar por los pasillos, subir los escaleras, admirar las peceras y tocar las estrellas de mar o a las rayas evoca una sensación que posiblemente no se ha experimentado desde la infancia, esa que nos hace sonreír de admiración combinada con sorpresa, que nos mueve a extender la mano y apuntar con los dedos para tocar todo lo que se exhibe, y que nos obliga a abrir bien los ojos para seguir con detalle lo que hacen peces, medusas, tortugas e incluso un cocodrilo.

Subir hasta llegar a “la playa” y encontrarse con la combi que vende agua de coco, horchata y chamoyadas, por menos de cincuenta pesos cada una, es una emoción refrescante que abre paso a la exhibición de algunos animales de tierra y de agua endémicos del país, así como a las queridas tortugas, que también podrás tocar.

Tocar, un sentido que los adultos hemos perdido por concentrarnos en observar, es posible en este acuario. Observar y tocar es una memorable experiencia que volverá niños a los grandes, y a los niños les enseñará a sorprenderse siempre.

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