|Análisis De La Obra De Teatro: "Soledad O El Fin De Los Medios"

|Análisis de la Obra de Teatro: “Soledad o el fin de los medios”

Esta obra esta basada en un hecho real y por respeto a su memoria, familia y amigos preservaron su verdadero apellido.

La policía italiana comienza a perseguir y encarcelar a casi todos los libertarios del país. Las órdenes provenían de un juez y fiscales, quienes pretendían asociar a los anarquistas y a los okupas con una organización paramilitar terrorista que se llaman Lobos Grises y que, según los okupas de Turín, ni siquiera existe.

Una de las principales acusaciones fue el sabotaje a, un tren de alta velocidad en 1996, además de atentados a varios canales de televisión.

En ese momento, María Soledad, tenía veintitrés años y era una chica de clase media que había estudiado Hotelería cuando, a mediados de 1997, viajó a Europa, un viaje que le regalaron sus padres, cual fue el gran deseo de su madre, como premio por terminar la facultad. Su trabajo era de paseadora de perros en el Barrio Norte, donde vivía.

Con este viaje su vida cambió para siempre. No tenía afiliación partidaria en la Argentina. Sí tenía una inclinación a la ecología, la protección de los animales. Era muy naturista.

Su historia cambió cuando llego a Italia y terminó parando en un centro comunitario de okupas, sin saber lo que iba a comenzar a vivir.

Allí, Soledad encontró su Tierra Prometida, un grupo de pertenencia, lejos del mandato familiar y poco a poco fue empapándose de una ideología que le encajo perfectamente, como si hubiera encontrado el espacio para hacer de su diferencia una forma de vida y militancia. Respeto, libertad y anarquía. Se sentía comprometida con algo, con un grupo que tenia objetivos, programas, acciones. Además de ideales, encontró al amor de su vida, Edoardo. Fue un romance intensísimo, donde él funcionaba como una guía política espiritual.

Estuvo feliz, cuando conoció al amor de su vida. Juntos vivieron en una casa ocupada, un edificio que formaba parte de un ex manicomio municipal. Profundizaron su estilo de vida autogestionado y antagonista: además de las acciones políticas (poco más que volanteadas, organización de festivales y alguna bomba de pintura).

Los arrestaron acusándolos del atentado al tren, recordamos que Soledad ni siquiera estaba en Italia en el momento de ese atentado y se la llevaron a ella también.

Una vez que estaba en la cárcel y como opositora fuerte del Estado, se hizo cargo de su vida, se puso muy dura y tomó decisiones propias. Se podría haber corrido.

La familia le ofreció poner un abogado que separara su causa de la Edoardo y Silvano. Era fácil decir que la habían engañado los dos, y que ella pobrecita ingenua había sido víctima de una manipulación. Y ella se negó absolutamente, rechazó ese abogado y quiso quedarse con sus compañeros. Ese momento marca la diferencia. Ella decidió seguir adelante.

Tampoco parecía que había pruebas concluyentes de que Silvano y Edoardo pertenecieran a un grupo armado. Según los okupas, se trataba de buscar un chivo expiatorio después de años de investigaciones infructuosas, y a esto han contribuido los medios masivos italianos que enseguida los bautizaron “terroristas”.

En forma paralela se gestaba otra historia. Desde mediados de 1996, una agrupación que nunca pudo ser identificada, los Lobos Grises, comenzó a hacer atentados a un Tren de Alta Velocidad, que crearía un desastre ecológico. Cuando los misteriosos Lobos Grises hicieron sus acciones, Silvano estaba en Ginebra, Soledad en Buenos Aires y Edoardo en la cárcel; nada de eso importó cuando los carabineros y los agentes de la policía secreta fueron a la casa ocupada para llevarlos detenidos a los tres. ¿La acusación? Asociación subversiva con finalidad de terrorismo y subversión del orden democrático, artículo 270 bis del Código Penal italiano. La pena: de siete a quince años de prisión.

Los okupas de Turín estallaron y se movilizaron casi a diario mientras sus compañeros estuvieron detenidos. La prensa los demonizó: ningún diario siquiera investigó si la acusación era aplicable.

Si el Estado italiano quería disciplinar a los okupas, lo logró, Edoardo, se suicidó en su celda. Mientras tanto, Soledad se endurecía y no aceptaba la sugerencia de su familia, que le proponían separar su causa de la de sus compañeros. “A mí nadie me puso un revólver en la cabeza para hacer lo que hice”, decía. No quería volver a la Argentina, a pesar de que no tenía antecedentes y era fácil probar que de ninguna manera había estado involucrada en una acción “terrorista”.

Soledad, visceral y dolorida, consiguió la prisión domiciliaria en una Comunidad, un refugio para adictos, allí dio fin a su vida, apareció ahorcada en la casa donde cumplía la detención.

La joven argentina María Soledad Robles, se había convertido en la heroína de los marginales italianos, sin haber tenido algún tipo de militancia política antes de vincularse con este grupo de anarquistas y ser arrestada.

Conclusión:

Para mi lo este grupo trataba de hacer era cambiar sus propias vida, pero, les faltaba la influencia social que los movimientos políticos tratan de tener. Pero al mismo tiempo

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