Columna Petro Semana

En esta columna, León explica y critica la moción del procurador general de la nación de destituir al alcalde de Bogotá.

Según fuentes de alta confianza, Ordóñez busca ponerle fin al mandato de Petro por razones que para Valencia no son lo suficientemente válidas. El columnista piensa que los hechos que envuelven el núcleo de su mandato como el problema de la recolección de basura, entre otras cosas, no amerita la destitución. Al mismo tiempo refuta el rumor de la pérdida de respaldo de los ciudadanos demostrando que la cifra de los votantes si no se mantiene estable, ha aumentado. Sin embargo esto no quiere decir que algunos votantes no se hayan retractado, incluso explica que aunque el número de votantes a favor de Petro en las clases altas haya disminuido, es evidente que en los estratos bajos ha aumentado. Al ser destituido nuestro alcalde, la ira de los habitantes de los barrios bajos de la capital se haría notar, ya que le guste o no a la oligarquía bogotana, los votos de 600.000 ciudadanos deben ser respetados. Hay quienes mencionan casos como el de Samuel Moreno o Alonso Salazar. Aunque es cierto que al procurador no le tembló la mano para sacarlos del cargo, se pueden observar dos atmósferas completamente diferentes a las que vive el alcalde actual de la capital. En el caso de Moreno, se podía respirar la corrupción que trajo consigo, mientras que las calamidades de las que fue inculpado Salazar, fueron después de terminado su mandato.

Aunque es verdad que Petro ha cometido muchos errores, es comprensible que tomar las riendas de una ciudad perdida en el caos a causa de la corrupción de sus mandatos anteriores e intentar arreglarla no es tarea fácil y es importante tener en cuenta, que una ausencia de mando en estos momentos, no sería para nada favorable.

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