Declaracion de potencias plenipotenciarias

COMENTARIO DE TEXTOS HISTÓRICOS (M.T.M.)

1.- ANALISIS FORMAL

El Congreso de Viena celebrado entre 1814 y 1815 para redefinir las fronteras europeas trajo consigo, de forma separada a este tratado, en unas de sus conferencias póstumas a los firmantes del tratado una declaración de intenciones para acabar con el comercio de negros. Tras el reparto de territorio de los países vencedores, en los que Rusia, Austria, Reino Unido y Prusia fueron los más favorecidos, el 8 de Febrero de 1815 firmaron todos la “declaración de intenciones” de abolir el comercio de negros. Para establecer apropiadamente dicho documento en un contexto histórico, primero tendríamos que establecer la importancia que tuvieron las rebeliones de los esclavos y la opresión que padecieron durante muchos siglos. Estas razones, con el desarrollo de la ilustración y el humanismo trajo consigo una serie acontecimientos como por ejemplo, la revolución de los esclavos de Haití y su independencia en 1804 y la declaración de Dinamarca de prohibir el comercio de esclavos en 1803, siendo así la primera nación moderna en hacerlo. Estos son solo dos ejemplos cercanos a las fechas que vamos a estudiar pero cabe decir que antes que estos hubo muchos más. Tras ellos continuaron una serie de movimientos político-sociales en el mundo contra la abolición de la esclavitud y el establecimiento de derechos para ellos, hasta llegar al documento aquí presente.

El valor de este manifiesto radica en la intencionalidad del mismo. Dicha intencionalidad trataba en poner a todos los países de acuerdo para así obtener un punto en común y dar un último paso político para que el mundo en su conjunto continuara adoptando medidas en la línea ideológica de la abolición del tráfico de esclavos. El valor radica en que los estados que han basado su desarrollo en este negocio, renieguen del mismo.

2.- ANALISIS INTERNO

La idea central de dicho texto radica en el pacto alcanzado primero entre Francia e Inglaterra, y luego el resto de estados de la “cristiandad”, para pactar la necesidad de acabar con el tráfico mundial de negros. Cuando en realidad este mercado de esclavos fue el que promulgaron todos los países incluidos en este tratado. Lo hicieron durante toda la época moderna, mediante un sistema mercantilista en el que se unieron tres continentes; África, América colonial y Europa. África aportando esclavos, América colonial lo hacía mediante materias primas e Inglaterra mediante productos manufacturados. Este comercio triangular trajo consigo un desarrollo descomunal pero no en todos los sitios por igual. Gracias a que África se anclara en el sub-desarrollo, occidente consiguió desarrollos a niveles nunca vistos.

La transición que se estaba dando en el sistema económico también tuvo mucha influencia en el cambio de posturas en la política internacional. El mercantilismo se quedaba atrás y el desarrollo del capitalismo británico se alzaba de manera simbólica. La dinámica del capitalismo trajo consigo algo inesperado y fue que se empezó a ver que un esclavo al final no generaba tanto dinero como el que se esperaban. A.Simth (1937) decía que “el trabajo hecho por esclavos, aunque parezca que sólo cuesta su manutención es, a fin de cuentas, el más caro de todos. Una persona que no puede adquirir propiedad alguna, no puede tener otro interés que el de comer lo más posible y trabajar lo menos posible” (p.368).

Volviendo al texto, hay que decir que los supuestos plenipotenciarios que debían de tener plenos poderes funcionaron en este tema como puros representantes, dado que relegaron los poderes en este asunto a sus jefes de estado correspondientes. Hacen una declaración de intenciones con el objetivo de persuadir a sus propios presidentes y a los del resto de colonias y países involucrados en esta empresa. De esta manera no establecen ninguna fecha concreta sino que reclaman un compromiso internacional para

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