Despedida

Buenas tardes, directivos, maestros, personal administrativo y de servicios, y compañeros alumnos.

En estos días estamos por terminar una etapa que iniciamos juntos hace tres años. Juntos iniciamos este camino, que constituyó una etapa llena de alegrías, tristezas, enojos, confianza, temores, amigos, presiones y fe, entre muchas experiencias más.

Recordemos juntos aquel domingo en el que se publicaron las listas de los afortunados alumnos del plantel; muchos acudieron acompañados de sus papás, a quienes debemos agradecer no habernos dejado solos a lo largo de esta etapa de nuestra vida. Al momento de encontrarnos en las listas, muchos nos emocionamos porque habíamos quedado con nuestros amigos; otros lamentaban no haber quedado en el turno que deseaban; la mayoría sin saber que nos podía deparar esta nueva etapa escolar. Pensábamos si nos perderíamos en esta escuela tan grande, qué tipo de gente encontraríamos. Nos encontrábamos ansiosos porque llegara el lunes 17 de agosto de 2009, el día que por fin entraríamos a la preparatoria.

La noche del domingo anterior al gran día, apuesto que muchos no pudieron ni dormir de la emoción y los nervios que nos esperaban al siguiente día.

Y al fin llegó ese primer día de clases; éramos unos niños temerosos, con miedo a lo que pasara, con incertidumbre, nerviosos, pero también contentos y emocionados; algunos no creían poder estar en el Cobach Villa de Seris. Todos pensando que iniciábamos una nueva aventura. Y así nos embarcamos juntos en la nueva etapa escolar de preparatorianos.

En el transcurso tuvimos momentos buenos y otros no tanto. Aquí fue donde formamos una nueva familia; conocimos personas que tocaron nuestro corazón, y no solo se convirtieron en nuestros amigos, sino en nuestros hermanos. Tuvimos maestros a los que consideramos amigos; maestros que, como nuestros padres, nos han dejado grandes enseñanzas; algunos provocaron que alucináramos cada parcial, o nos sacaron canas verdes con sus trabajos y tareas, pero siempre cada uno formó parte importante en nuestra formación académica y como personas de bien.

Los prefectos, ¿quién nunca huyó de ellos? Cómo olvidarlos…a don Lupe, que fue un gran amigo para muchos.

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