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El Censo


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2014  •  Ensayos  •  4.694 Palabras (19 Páginas)  •  218 Visitas

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Titulo de la obra: El Censo

Personajes:

Remedios, Dora, Herlinda, Concha, El inspector, Paco

Una vivienda en el rumbo de la Lagunilla, en 1945. Dora es gorda y Herlinda Flaca. Concha está rapada y trae un pañuelo cubriéndole el cuero cabelludo. El empadronador es flaco y usa lentes; tiene cara y maneras de estudiante genial.

Habitación de una vivienda pobre, convertida en taller de costura. Es también recámara. Tiene una cama de latón al fondo, muy dorada y muy desvencijada, con colcha tejida y cojines bordados.

Un altarcito sobre ella, con veladoras y virgen de Guadalupe. Cuatro máquinas de coser.

Ropero con lunas baratas, que deforman al que se mire en ellas. El reloj (grande, de doble alarma) está en el buró.

Remedios está probándose un vestido. Es una señora generosamente desproporcionada por delante y por detrás. Dora la ayuda que se vea linda para la cita; Herlinda corta telas ¡sobre la cama! Concha cose en una de las máquinas. La ropa anteriormente usada por doña Remedios cuelga de una silla ya lista. Después llega un inspector que quiere inspeccionar el comercio de costura que tienen las señoras, pero lo que no saben las señoras es que este inspector es un impostor y solo quiere hacer que llenen unos documentos falsos para entregarlos a los periodistas y que reciba un poco de dinero.

Remedios: Pues... Me veo un poco gorda ¿no?

Dora: (Pensativa) No. Doña Remedios. Le queda muy bien, muy elegante de seguro hoy consigue marido (entre risas contesta).

Herlinda: Ese espejo deforma mucho. Tenemos que comprar otro muchachas.

Remedios: ¿No se me respinga de atrás?

Concha: Sí.

Remedios: ¿Verdad díganme?

Herlinda: No se le respinga nada. Esta Concha no sabe nada de modas.

Remedios: Pues yo veo un respingo...

(Herlinda va y le acomoda la falda hacia abajo)

Herlinda: Ahora sí. Muy bonito. Realmente nos quedó muy bonito.

Dora: Es un modelo francés.

(Tocan el timbre. Dora apresurada va a abrir.)

Remedios: Pues creo que sí está bien. ¿Cuánto les debo?

Herlinda: Doce pesos.

Remedios: Me lo voy a llevar puesto.

(Vuelve Dora, asustada)

Dora: ¡Ahí está un hombre del gobierno!

Herlinda: ¿Qué se le ofrece?

Dora: No sé.

Herlinda: Pues corre a preguntarle.

Dora: ¿Le pregunto? (dudosa)

Herlinda: Claro.

(Sale Dora.)

Herlinda: ¿Cuándo se manda hacer otro? (vestido)

Remedios: Pues anda pobre la patria, hemos estado batallando mucho en mi hogar.

Herlinda: Doña Remedios, nos llegaron unas telas preciosas. No tiene usted idea.

Remedios: ¿Si? (contesta sorpendida)

Herlinda: Preciosas. Hay un brocado amarillo... (Abre el ropero.) Mire, palpe. Pura seda.

Remedios: Ay, qué chula está. ¿Y es guinda?

Herlinda: Es charmes de seda. Me las trajeron de Estados Unidos. A nadie se las he enseñado todavía.

(Concha dice por señas que no es cierto: “Qué va, son de aquí.” Remedios la ve, sorprendidísima.)

Remedios: ¿De Estados Unidos?

(Concha insiste: “No, no de aquí”.)

Herlinda: Sí. Me las trae un sobrino, de contrabando.

(Entra Dora, enloquecida)

Dora: ¡Que lo manda la Secretaría de Economía, y ya averiguó que cosemos! ¡Esconde esas telas!

Herlinda: ¡Cómo!

Dora: Trae muchos papeles.

Remedios: ¡Papeles! Ay, Dios, lo que se les viene encima. ¿Ustedes no están registradas?

Dora: ¿En dónde? Ah, no, doña Remedios, figúrese.

Herlinda: (Codazo.) Claro que sí, sólo que Dora no sabe nada, siempre está en la luna.

Dora: Ah, sí, sí estamos.

Remedios: Leí que ahora se han vuelto muy estrictos. Pobres de ustedes. Bueno gracias yo ya me voy, no me vayan a comprometer en algo. Adiós ¿eh? ¡Qué multota se les espera!

(Sale acarrerada y se lleva su otro vestido al brazo.)

Herlinda: Qué tienes que informarle a esta mujer.

Dora: Dios mio, qué hacemos.

Herlinda: ¿Lo dejaste allá afuera?

Dora: Sí, pero le cerré la puerta.

Herlinda: Tú eres nuestra sobrina, ¿lo oyes?

Concha: ¿Y yo qué?

Herlinda: Las groserías para después. Tú eres nuestra sobrina, y aquí no hacemos más ropa que la nuestra...

Dora: ¿Y el letrero de la calle?

Herlinda: ... Y la de nuestras amistades. Y ya.

Dora: Ay, yo no creo que...

Herlinda: ¡Esconde ese vestido!

(El de la cama.)

(Toquidos en la puerta.)

El inspector: (Fuera.) ¿Se puede?

Dora: (Grita: casi.) ¡Ya se metió!

(Y se deja caer en una silla.)

(Herlinda duda un instante. Abre.)

Herlinda: (Enérgica.) ¿Qué se le ofrece, señor?

El inspector: (Avanza un paso.) Buenas tardes. Vengo de la...

Herlinda:

...

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