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El Salario En Capitalismo

jamerafgg27 de Enero de 2014

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SALARIO, EN EL CAPITALISMO: expresión monetaria del valor (del precio) de la fuerza de trabajo vendida por el obrero asalariado al capitalista. Es un exponente de las relaciones de explotación a que los capitalistas someten a los obreros. Después de trabajar cierto tiempo en una empresa, el obrero recibe del capitalista una determinada suma de dinero en calidad de salario. Aparentemente, al obrero se le paga todo el trabajo y el salario es el precio de su trabajo. Pero, como quiera que el trabajo, fuente de todo valor, no posee valor, tampoco puede tener precio. Lo que se paga en forma de salario no es toda la jornada, sino únicamente la parte en que se reproduce lo equivalente al valor de la fuerza de trabajo; durante la otra parte, no pagada, de la jornada de trabajo, el proletario crea la plusvalía, de la que se apropie el capitalista. El valor de la fuerza de trabajo es determinado por el de los medios de vida indispensables para la subsistencia del obrero y de los miembros de su familia, para la reproducción de la fuerza de trabajo. En su afán de obtener beneficios, los capitalistas procuran disminuir el salario por debajo del valor de la fuerza de trabajo. Esta diferencia entre el valor y el precio de la fuerza de trabajo constituye una fuente adicional de ganancia capitalista. En la sociedad capitalista existen dos formas principales de salario: por tiempo y a destajo. El salario por tiempo se paga con arreglo al tiempo en que funciona la fuerza de trabajo (hora, día, semana): ofrece al capitalista amplias posibilidades para aumentar el grado de explotación alargando la jornada laboral. En los casos en que los capitalistas acceden a reducir esta jornada disminuyen correspondientemente el salario y aumentan la intensidad del trabajo de los obreros. Con el salario a destajo (por piezas) el valor de la fuerza de trabajo se paga en dependencia de la cantidad y de la calidad de los artículos elaborados o de las operaciones de producción ejecutadas. Esta forma de salario disimula en mayor medida que el salario por tiempo la explotación de los obreros. Aparentemente, el obrero vende al capitalista los productos de su trabajo. En realidad, sin embargo, el capitalista se apropia gratuitamente de parte del nuevo valor, como plusvalía. En distintos períodos alcanza mayor difusión una u otra forma salarial, en dependencia de las ventajas que proporcionan a los capitalistas. En el capitalismo moderno, cuando se emplean en gran escala novísimas máquinas y dispositivos automáticos, cuando se borran las diferencias individuales en el trabajo de los obreros, se aplica cada vez más el tipo de salario por tiempo. Lo característico de las condiciones actuales estriba en que se establecen algunos nuevos sistemas de salarios (variantes de las formas del salario por tiempo y a destajo), tendientes a aumentar más aun la explotación de los obreros intensificando el trabajo. Lenin caracterizaba estos sistemas de salario como sistemas ''científicos" de exprimir sudor. Entre tales sistemas extenuantes de trabajo, los más empleados son el Taylor (la norma de trabajo se calcula partiendo de la máxima tensión de fuerzas del obrero), el sistema Helsi (el coeficiente de la remuneración se establece a tenor de lo que se produce por encima de la norma), el sistema de la evaluación analítica de los trabajos (se establece una cantidad de tarifas de salarios mediante una compleja estimación, por puntos, de los diversos tipos de trabajo), etc. Hay que distinguir entre salario nominal y salario real. El salario nominal es la suma de dinero que el obrero, por su fuerza de trabajo, recibe del capitalista. El salario real es el conjunto de medios de vida y de servicios que el obrero puede comprar con la remuneración monetaria que percibe. El nivel del salario real depende del monto del salario nominal y del nivel de los precios de los bienes y servicios indispensables al obrero y a su familia, así como de los impuestos que sobre éste gravitan. En el capitalismo se observa la tendencia a que el salario vaya a la zaga del valor de la fuerza de trabajo y a que disminuye el nivel del salario real. Con su lucha (económica y política), los trabajadores se oponen a que se rebajen los salarios, exigen que se eleven. Pero bajo el capitalismo incluso sosteniendo una lucha económica activísima, los obreros sólo pueden lograr, en algunos períodos que los salarios se aproximen al valor, de la fuerza de trabajo; no pueden librarse de la explotación capitalista. Esto sólo puede alcanzarse como resultado de una amplia lucha política de la clase obrera por liquidar el régimen capitalista y sustituirlo por el socialista.

Para Marx la palabra "valor" tenía el mismo significado que para otros economista ortodoxos tanto anteriores como posteriores. Valor es la capacidad de una mercancía para demandar otras mercancías a cambio de sí misma; esta capacidad o poder es medida por las cantidades proporcionales en que esa mercancía se intercambia con todas las restantes mercancías. De la misma manera, para Marx y para los otros economistas, elprecio de una mercancía es su poder para demandar dinero a cambio de ella; el precio es simplemente el "nombre monetario" del valor de la mercancía.

Entonces la teoría de Marx se basaba en una sociedad capitalista madura está compuesta únicamente por dos clases sociales: una sociedad capitalista que es propietaria de, y controla los, medios de producción y una clase obrera que no posee ni controla nada y, por lo tanto, sirve a la clase capitalista.

La clase capitalista encuentra que, en su lucha competitiva para lograr beneficios, debe pagar a la clase obrera el nivel mínimo posible de salarios. Los salarios que pague estarán al nivel del salario justamente suficiente para que la población obrera se mantenga principalmente en sus necesidades físicas o biológicas y en mejor medida en sus necesidades sociales y de hábitos.

Por tanto, el salario no es la parte del obrero en la mercancía por él producida. El salario es la parte de la mercancía ya existente, con la que el capitalista compra una determinada cantidad de fuerza de trabajo productiva.

A criterio de algunos economistas la teoría de la determinación del salario ya sea del modelo clásico o del keynesiano es totalmente inadecuada. Suponer que los salarios son totalmente flexibles a los cambios en el empleo es sólo ligeramente más absurdo que suponerlos rígidos o, más bien, autónomamente determinados.

De diversas partes se nos ha reprochado el que no hayamos expuesto las relaciones económicas que forman la base material de la lucha de clases y de las luchas nacionales de nuestros días. Sólo hemos examinado intencionadamente estas relaciones allí donde se imponían directamente en las colisiones políticas.

Tratábase, principalmente, de seguir la lucha de clases en la historia cotidiana, y demostrar empíricamente, con los materiales históricos existentes y con los que iban apareciendo todos los días, que con el sojuzgamiento de la clase obrera, protagonista de febrero y marzo, fueron vencidos, al propio tiempo, sus adversarios: en Francia, los republicanos burgueses, y en todo el continente europeo, las clases burguesas y campesinas en lucha contra el absolutismo feudal; que el triunfo de la «república honesta» en Francia fue, al mismo tiempo, la derrota de las naciones que habían respondido a la revolución de febrero con heroicas guerras de independencia; y, finalmente, que con la derrota de los obreros revolucionarios, Europa ha vuelto a caer bajo su antigua doble esclavitud: la esclavitud anglo-rusa. La batalla de junio en París, la caída de Viena, la tragicomedia del noviembre berlinés de 1848, los esfuerzos desesperados de Polonia, Italia y Hungría, el sometimiento de Irlanda por el hambre: tales fueron los acontecimientos principales en que se resumió la lucha europea de clases entre la burguesía y la clase obrera, y a través de los cuales hemos demostrado que todo levantamiento revolucionario, por muy alejada que parezca estar su meta de la lucha de clases, tiene necesariamente que fracasar mientras no triunfe la clase obrera revolucionaria, que toda reforma social no será más que una utopía mientras la revolución proletaria y la contrarrevolución feudal no midan sus armas en una guerra mundial. En nuestra descripción lo mismo que en la realidad, Bélgica y Suiza eran estampas de género, caricaturescas y tragicómicas en el gran cuadro histórico: una, el Estado modelo de la monarquía burguesa; la otra, el Estado modelo de la república burguesa, y ambas, Estados que se hacen la ilusión de estar tan libres de la, lucha de clases como de la revolución europea.

Ahora que nuestros lectores han visto ya desarrollarse la lucha de clases, durante el año 1848, en formas políticas gigantescas, ha llegado el momento de analizar más de cerca las relaciones económicas en que descansan por igual la existencia de la burguesía y su dominación de clase, así como la esclavitud de los obreros.

Expondremos en tres grandes apartados:

1) La relación entre el trabajo asalariado y el capital, la esclavitud del obrero, la dominación del capitalista.

2) La inevitable ruina, bajo el sistema actual, de las clases medias burguesas y del llamado estamento campesino.

3) El sojuzgamiento y la explotación comercial de las clases burguesas de las distintas naciones europeas por Inglaterra, el déspota del mercado mundial.

Nos esforzaremos por conseguir que nuestra exposición sea lo más sencilla y popular posible, sin dar por supuestas ni las nociones más elementales de la Economía Política. Queremos que los obreros nos entiendan. Además, en Alemania reinan una ignorancia y una confusión de conceptos verdaderamente

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