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monielig5 de Junio de 2014
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LA TRANSFORMACION DE LA ACCION COLECTIVA EN AMERICA LATINA • MANUEL ANTONIO GARRETON M.
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A B R I L 2 0 0 2
La transformación de
la acción colectiva
en América Latina
Manuel Antonio Garretón M.
Departamento de Sociología
Universidad de Chile
magarret@uchile.cl
Asistimos al desaparecimiento del paradigma clásico que veía
en la posición estructural el elemento determinante en la conformación
de la acción colectiva y de los actores sociales. Producto
de los cambios estructurales y culturales en el mundo y
la región —la transformación de la débil sociedad industrial de
Estado nacional en Latinoamérica y la desarticulación de las
relaciones clásicas entre Estado y sociedad— la acción colectiva
tiende a configurarse principalmente a través de cuatro
ejes: la democratización política; la democratización social o
lucha contra la exclusión y por la ciudadanía; la reconstrucción
y reinserción de las economías nacionales o la reformulación
del modelo de desarrollo económico, y la redefinición
de un modelo de modernidad. Ello da origen a actores
sociales más fluctuantes, más ligados a lo sociocultural que a
lo político-económico y más centrados en reivindicaciones por
calidades de vida y por inclusión que en proyectos de cambio
social global.
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I
Las orientaciones analíticas
Durante décadas predominó un paradigma teórico y
práctico de la acción colectiva y los actores sociales
en la región, concordante con los paradigmas predominantes
de las ciencias sociales a escala mundial. Este
afirmaba, primero, una unidad o correspondencia entre
estructura y actor; segundo, el predomino de la
estructura sobre el actor, y tercero, la existencia de un
eje central provisto por las estructuras y los procesos
emanados de ellas, que actuaba como principio constitutivo
de toda acción colectiva y de la conformación
de actores sociales.
Es decir, el paradigma clásico, téorico y práctico,
en relación a los actores sociales y a la acción
colectiva privilegiaba la dimensión estructural. Este era
el componente “duro” de la sociedad, en tanto el actor
y la acción colectiva eran el componente “blando”.
Existe la convicción generalizada que este paradigma
ya no da cuenta de la realidad actual. Ello porque,
por un lado, en el mundo de hoy se han producido
enormes transformaciones estructurales y culturales
que nos enfrentan a un tipo societal distinto. Por
otro lado, han aparecido nuevas formas de acción social
y nuevos actores, al mismo tiempo que se transformaban
las pautas de acción de los actores sociales
clásicos. Si desde el análisis de los actores y las formas
de acción colectiva el vuelco del paradigma clásico
tiene varios hitos,1 desde el punto de vista de los
fenómenos sociales mismos, los movimientos de derechos
humanos y los movimientos democráticos bajo
las dictaduras, movimientos étnicos como los de
Chiapas o las redes de organizaciones sociales y experiencias
de barriales de ciudadanía en Perú, por citar
ejemplos emblemáticos, nos parecen marcar una
distancia con el paradigma de acción colectiva que hemos
denominado clásico, aunque incorporan y
redefinen muchos de sus elementos, lo que es más claro
aún en el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil.
En lo que sigue intentaremos una esquematización
de algunas de las orientaciones analíticas que contribuyen
a configurar un posible paradigma en ciernes
sobre actores y acción colectiva en América Latina.2
Se trata de ir más allá de un determinismo estructural
de tipo universal y de superar la visión de una correlación
esencialista y abstracta, definida de una vez para
siempre, entre economía, política, cultura y sociedad,
es decir, la idea de que a un sistema económico dado
corresponde necesariamente una determinada forma
política o cultural o viceversa.
Así, en una sociedad determinada es posible discernir
niveles o dimensiones y esferas o ámbitos de la
acción social. Respecto de los primeros, imbricados
entre sí aunque con autonomía unos de otros, ellos son:
los comportamientos individuales y las relaciones
interpersonales que definen los llamados “mundos de
la vida”, los niveles organizacional e institucional que
corresponden al mundo de las instrumentalidades, y la
dimensión histórico-estructural, de proyectos y contraproyectos,
que definen lo que algunos llaman la
“historicidad”.3 Respecto de las esferas o ámbitos de
acción, ellas corresponden al modo de satisfacer las
necesidades materiales de la sociedad, lo que se llama
economía; a las fórmulas e instituciones de convivencia,
conflictos, estratificación o jerarquización que definen
la estructura u organización social en un sentido
amplio; a la configuración de las relaciones de poder
referidas a la conducción general de la sociedad, lo que
se denomina política; y a los modelos éticos y de conocimiento
y su aplicación, las visiones del tiempo y
la naturaleza, la representación simbólica y la socia-
Este artículo está basado en Cambios sociales, actores y acción lización, que es lo que llamamos cultura. El esquema
colectiva (Garretón, 2001b). En él hemos hecho uso abundante de
materiales elaborados en otras publicaciones, especialmente “Social
movements and the process of democratization. A general
framework” (Garretón, 1995b). En dos libros recientemente publicados
(Garretón, 2000a y 2000b) se condensan muchos de los trabajos
que hemos retomado aquí.
1 El más importante y decisorio es el trabajo de Alain Touraine
sobre actores sociales y sistema político. La primera formulación
sistemática en Actores sociales y sistemas políticos en América
Latina (Touraine, 1987) fue luego desarrollada en Política y sociedad
en América Latina (Touraine, 1989). En esta misma línea, una
década antes, Zermeño (1987) publicó México: una democracia
utópica. El movimiento estudiantil del 68.
2 Estas ideas se encuentran dispersas en diversos trabajos del autor,
en especial “A new socio-historical ‘problématique’ and sociological
perspective” (Garretón, 1998), Hacia una nueva era política. Estudio
sobre las democratizaciones (Garretón, 1995a) y “¿En qué sociedad
vivi(re)mos? Tipos societales y desarrollo en el cambio de
siglo” (Garretón, 1997a). La más reciente formulación, de la que
tomamos aquí algunos elementos, fue Política y sociedad entre dos
épocas. América Latina en el cambio de siglo (Garretón, 2000a).
3 Hemos reelaborado el esquema propuesto hace casi tres décadas
por Touraine (1973).
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de determinaciones entre estas esferas y dimensiones
es flexible, cambiante e histórico.
Asimismo, una sociedad determinada se define a
partir de la particular configuración de las relaciones
entre i) Estado, ii) régimen y partidos políticos, y
iii) sociedad civil o base social. Esta relación históricamente
acotada es lo que permite hablar de una matriz
sociopolítica. El concepto de matriz sociopolítica
o matriz de constitución de la sociedad alude a la relación
entre Estado, o momento de la unidad y dirección
de la sociedad; sistema de representación o estructura
político-partidaria, que es el momento de agregación de
demandas globales y de reivindicaciones políticas de los
sujetos y actores sociales, y la base socioeconómica y
cultural de éstos, que constituye el momento de participación
y diversidad de la sociedad civil. La mediación
institucional entre estos elementos es lo que llamamos
el régimen político.
La perspectiva indicada hace recaer el peso del
análisis en los actores, su constitución e interacción.
Cuando hablamos de actor sujeto,4 nos referimos a los
portadores, con base material o cultural, de acción
individual o colectiva que apelan a principios de
estructuración, conservación o cambio de la sociedad,
que tienen una cierta densidad histórica, que se definen
en términos de identidad, alteridad y contexto, que
se involucran en los proyectos y contraproyectos, y en
los que hay una tensión nunca resuelta entre el sujeto
o principio constitutivo y trascendente de una determinada
acción histórica y la particularidad y materialidad
del actor que lo invoca.
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