HOMIZACION
10 de Septiembre de 2014
10.440 Palabras (42 Páginas)215 Visitas
El Proceso de Humanización
Sonia Sescovich Rojas - ssescovich@vtr.net
1. El ser humano como producto de un proceso de transformaciones
2. Descripción del proceso de hominización
3. Los mecanismos de la evolución
4. El proceso de humanización
Saber cómo el ser humano ha llegado a ser lo que es hoy, partiendo de sus más lejanos ancestros, ha despertado durante siglos la curiosidad de filósofos y científicos. En este trabajo no intentaremos dibujar un cuadro acabado del proceso de humanización porque ni siquiera la ciencia lo ha logrado a cabalidad. Se trabaja duro en ello, pero lograrlo es una tarea ardua. Simplemente intentaremos sintetizar y reflexionar sobre algunas de las teorías e hipótesis que existen respecto de este tema. Y lo hacemos, por una razón: el convencimiento de que, si deseamos entender los mecanismos que se ponen en movimiento para explicar por qué las personas hacen lo que hacen, debemos buscarlos en su naturaleza básica. Y dónde buscar esa naturaleza si no es, justamente, en el origen mismo de lo que somos. Muchos piensan que ha sido en el propio proceso de humanizarnos donde podemos encontrar las claves para interpretar nuestra conducta.
En concreto, los objetivos que pretendemos es responder -o más bien proponer respuestas- a las siguientes interrogantes. Insistimos en lo de proponer respuestas porque la complejidad del tema y lo polémico que ha sido siempre su tratamiento, nos obliga a ser cuidadosos. En este tema, más que en otros, conviene recordar una de las ideas centrales sobre el conocimiento: la verdad absoluta no existe. Así, las definiciones, las clasificaciones y los conceptos que entregaremos son sólo una alternativa entre muchas. Pero como alguien decía, para avanzar en el conocimiento es más importante plantearse las preguntas correctas que las respuestas. Veamos, entonces, nuestras preguntas.
• Cuáles han sido y cómo han operado los distintos procesos biológicos y sico-sociales que han conducido al estado actual de desarrollo del ser humano.
• Cuáles son los mecanismos más importantes que han hecho posible estos procesos.
• Qué factores son los que distinguen al ser humano de otros seres vivos, qué papel juegan en la determinación de nuestras conductas, y qué posibilidades le abren.
El ser humano como producto de un proceso de transformaciones
El proceso de humanización puede ser analizada desde dos perspectivas. La primera se refiere a la transformación y evolución de los caracteres morfológicos fundamentales del ser humano, o, dicho de otra manera, se refiere al proceso a través del cual el cuerpo humano ha llegado a ser como es hoy. A este proceso lo denominaremos hominización. Desde esta perspectiva, lo que interesa fundamentalmente son los datos que entrega la paleontología en relación a las leyes que rigen la evolución biológica. La segunda se relaciona con la transformación psíquica, es decir, con la aparición de la inteligencia, del pensamiento abstracto y de la conciencia humana con las manifestaciones psicológicas y culturales que de ésta derivan. A este proceso que conduce al surgimiento y desarrollo de la conciencia lo denominaremos humanización.
Aclararemos, en primer lugar, que hay dos perspectivas básicas para entender este tema. Por un lado, la filosofía y la religión, desde que nacieron, han tratado este tema con la máxima profundidad. Este es un enfoque posible cuando pretendemos entender estos fenómenos. La otra perspectiva es la científica y desde allí, las ciencias que más aportes han realizado son la paleontología, la biología y la antropología. Desde estas disciplinas se ha logrado trazar, con cierta rigurosidad científica, el largo camino que el Ser Humano -su actual sistema nervioso y psicológico, las sociedades que ha configurado y las culturas que ha generado- han recorrido para llegar a lo que hoy todos conocemos.
Pero, antes de entrar en materia, sería conveniente realizar una aclaración que nos parece esencial. Cuando hablamos de hominización -en tanto proceso que lleva a la configuración del Hombre como lo conocemos hoy biológicamente- y, de humanización -como proceso que permite la transformación del Hombre en Ser Humano- podemos adoptar muchas perspectivas.
La que aquí plantearemos, por opción personal, es la perspectiva que nos permita entender el proceso que conduce al surgimiento del Fenómeno Humano. ¿Qué queremos significar con esto? Simplemente que queremos entregar información que nos permita considerar el proceso de hominización no sólo desde una perspectiva científica u “objetiva” que de cuenta de sus procesos de transformación morfológica o biológica. Nos interesa también -y de manera especial- considerar cómo se fueron estructurando sus manifestaciones intelectuales, afectivas, sociales y éticas. Se trata de acercarnos a la perspectiva que en su tiempo mantuvo el padre Teilhard de Chardin -de estrecha unión entre la perspectiva metafísica y la científica- o que hoy sostienen biólogos como Humberto Maturana y Francisco Varela, que no sólo se preocupan por responder a las exigencias de rigor científico que les impone la biología sino que intentan integrar sus aportes en el marco más amplio de la reflexión filosófica.
Desde esta perspectiva, lo primero que cabe acotar es que la evolución morfológica no se puede separar de la evolución del sistema nervioso y de la evolución de lo psicológico y lo social. Si lo separamos es sólo con fines analíticos. Pero es importante hacerlo. Queremos insistir en la idea básica de que no es conveniente confundir hominización y humanización.
Un primer salto cualitativo, en el proceso que nos trajo hasta lo que somos hoy, es el origen de los primeros homínida -lo que algunos consideran género Homo y otros prehumanos- como producto de una serie de transformaciones morfológicas que luego veremos. Ciertamente, la aparición de los homínida abrió un gran foso entre este género y el resto de los seres vivos. Pero lo que es verdaderamente interesante de considerar es lo siguiente: el foso que separa a esos homínida de su sucesor, el homo sapiens, es aún más grande que aquel que lo separa de sus antecesores. Cuando surgen los homínida decimos que nos hemos hominizado pero aún no humanizado.
Luego se produce el segundo salto con el surgimiento del Homo Sapiens. Y en este punto se produce algo que consideramos de la mayor significación. Desde su aparición, el homo sapiens poseyó un conjunto de características biológicas esenciales que desde entonces no han sufrido ningún cambio fundamental. Sin embargo, y ello es lo significativo, la humanidad siguió evolucionando a tal punto que, mentalmente, los seres humanos de hoy están más lejos de ese primer homo sapiens de lo lejos que estaba ese homo sapiens de su antecesor homínida.
En otras palabras, los progresos psicológicos de los homínida se dieron de manera correlativa con la evolución orgánica. En cambio la evolución mental del homo sapiens se da en forma independiente de la evolución orgánica del sistema nervioso. De hecho, el sistema nervioso alcanzó, en el origen del homo sapiens, un nivel de desarrollo hasta hoy no superado. Es decir, las limitaciones biológicas que restringieron las posibilidades de desarrollo de los homínida, ya no restringen más la evolución. La gran aventura del pensamiento comienza. Desde entonces, la evolución está más relacionada con las formas y sistemas de vida que se dan los seres humanos que con lo propiamente orgánico. Mediante el pensamiento abstracto, el lenguaje y la vida social, el Hombre se elevó por encima del plano de la simple evolución orgánica. Sin embargo, sus posibilidades en esos dominios están limitadas, de todas maneras, por su estructura orgánica. Por ello no podemos dejarla de lado y es conveniente partir por conocer esta dimensión del proceso evolutivo.
Descripción del proceso de hominización
Entenderemos por hominización una complejización anatómica y funcional progresiva tanto del sistema nervioso superior como de los órganos que permiten la relación del ser vivo con su medio. El proceso de hominización morfológica ha sido dominado, en opinión de la mayoría de los expertos en el tema, por dos hechos: la adquisición de la posición vertical o bípeda y la estructura actual del sistema nervioso humano y del cerebro. La adquisición de la posición bípeda es fundamental porque es la que permite, aparentemente, el desarrollo posterior del sistema nervioso. Veamos que consecuencias tuvo, en el plano orgánico. En primer lugar, la posición vertical libera al cráneo de poderosas presiones musculares y provoca un cambio esencial en las sensibilidades de los homínida. ¿Por qué se produce este cambio? Porque la liberación de la presión muscular sobre el cráneo es, probablemente, la causa fundamental de un fenómeno que se denomina hipertelia. Veamos en qué consiste.
La adaptación del individuo al medio exige, entre muchísimas condiciones, que se de un proceso de coordinación neuroglandular; esto es, coordinación entre el funcionamiento de las glándulas y del sistema nervioso. Cuando dicha coordinación se pierde, entonces estamos en presencia de lo que se denomina hipertelia. Este proceso se presentó, a lo largo de la evolución, en muchas especies; y es muy probable que haya sido la causa de extinción de varias de ellas. Es interesante hacer notar que en la historia zoológica, las hipertelias aparecen como verdaderas enfermedades de grupo. A veces se trata de desajustes del esqueleto óseo, relacionados con cambios hormonales, desajustes que a su vez conducen a radicales cambios en todo el sistema biológico
...