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Issicha Puytu


Enviado por   •  27 de Junio de 2014  •  3.469 Palabras (14 Páginas)  •  910 Visitas

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En un ayllu había una mujer hermosa, cuya belleza deslumbraba. Su nombre era Isicha Puytu. Llego su turno de la mita, del servicio en la casa del señor de la región, del Curaca. Fue a cumplir su turno, y no volvió. El Curaca la hizo quedar, no quiso soltarla; le dijo:

-Vivirás conmigo.

-Bien -dijo el la. Y se quedo en la casa del señor. Vivió con él.

El Curaca mando que le quitaran toda la ropa a su nueva amante, a Isicha Puytu. La hizo vestir con la ropa de las matronas, de las principales. Ella tenía trenzas. Y sus trenzas las mando peinar como se peina la cabellera de las soberanas. Con grandes prendedores de plata le hizo adornar la cabeza; extreme su amor el Curaca en estas cosas. La hizo vestir con ropas de finísimo hilado, la hizo calzar de sandalias. Toda ella la adorno y vistió como a las señoras principales. En las llikllas, en las mantas que debían cubrirle la espalda, mando tejer palomas. Todas sus vestiduras estaban tejidas con franjas anchas en que se había retratado a las flores de la tierra. Así la cargo de adornos como a una planta florecida, y la transformo.

De este modo vivían y pasaba el tiempo. Ella no se ocupaba de nada, su señor no la hacía trabajar. Pasaban el día entregados a la diversión y el juego, encerrándose en el dormitorio. Comían juntos. El la tenía en sus brazos, sobre las rodillas, mientras comían.

El señor tenía muchos criados jóvenes. Todos odiaban a Isicha Puytu y hablaban mal de ella, a escondidas. Y cuando la servían y le llevaban las comidas refunfuñaban. Al señor no le importaba eso, ni nada. Pero la gente del pueblo sabía, y también ellos murmuraban. Mas, tampoco eso importaba al Curaca; no temía el juicio del pueblo.

Día y noche estaba con ella, con su amada. Con ella comía, con ella dormía, con ella esperaba el anochecer. Isicha Puytu sabia tocar una quena de hueso humano. -Esas quenas se tocan bajo un cántaro alargado-. Ella tocaba intensa y bellamente la quena. Y por eso se llamaba, Isicha Puytu. El Curaca le compro una quena y un cántaro. Ella pone las manos dentro del cántaro y toca la quena. ¡El canta! Es el Curaca quien canta.

Así vivían todos los días. Mientras tanto, los padres de ella, la esperaban. Y como pasaba el tiempo y no volvía, la madre dijo a los hermanos de Isicha Puytu:

- ¿Donde estará mi hija! Que será de ella. No ha vuelto desde que fue a cumplir su turno. O es que la han retenido para que sirva en la mita para siempre. Id a preguntar por vuestra hermana.

Luego prepararon un fiambre abundante y enviaron a dos de los hermanos hacia el pueblo. Llegaron ambos a la casa del señor y preguntaron a los jóvenes sirvientes. Uno de los hermanos dijo:

-Isicha Puytu, mi hermana, vino a cumplir su turno en la mita. Y no ha vuelto. ¿Que es lo que hace en la casa del Señor?

-Los jóvenes le contestaron:

-Tu hermana es ahora la Señora (Wayru). Se ha tornado en la Matrona.

-Decidle que han venido sus hermanos a averiguar de ella.

Los sirvientes entraron a la casa a cumplir el encargo. Dijeron a la señora.

-Isicha Puytu, han venido tus hermanos a preguntar por ti.

-¿Quien puede ser mi hermano? –contestó ella.

-Allí están en la puerta tus dos hermanos. Dicen que han venido por orden de tus padres. Isicha Puytu contesto:

-Yo no tengo padre ni madre.

-Pues, mira allí.

Pero ella no quiso mirar. Muy tranquila, sentada sobre el lecho del Curaca, tocaba su quena, hacia gemir al instrumento. Nada más.

Los jóvenes sirvientes volvieron donde los hermanos y les dijeron:

-Dice ella que no sois sus hermanos. Dice que no reconoce tener padre ni madre. No quiere salir. Ha dicho de vosotros: "¿Que ricos de excremento (aka kkhapakkhunachá) son los que quieren reconocerme por hermana?".

Sin embargo los hermanos esperaron afuera, sentados, conversando con la servidumbre.

-Ella esta con el Señor, vive con el -dijeron los sirvientes. Y les contaron la historia de Isicha Puytu. Todo lo que ocurrió con ella, desde el. principio.

Y cuando los hermanos estaban sentados entre los sirvientes, Isicha Puytu salio, por su propia voluntad. Los hermanos se levantaron, fueron hacia ella y le dijeron:

-¿Cómo te encuentras, hermana?. ¿Dónde estas?. No volviste a nuestra casa. Cualquiera que haya sido tu suerte, debiste avisar, hermana. Nuestros padres te enviaron con nosotros este fiambre.

-Tu, mozo mugriento, tu no eres mi hermano -contesto ella- ¿De donde y por que queréis ser mis hermanos?

-Nuestra madre esta llorando por ti -contestaron ellos.

-¿Y quien había sido mi madre? - volvió a preguntar Isicha Puytu.

-¿No te acuerdas de nuestros padres? - preguntaron los hermanos.

-¿De donde y porque pretendéis reconocerme? ¿Acaso soy de vuestra clase? Porque me veis en alta condición queréis haceros pasar por parientes míos -dijo ella con gran altivez. Recibió el fiambre que le habían enviado sus padres y !o arrojo a la cara de sus hermanos.

-¿Como me habéis traído esto? ¿Soy acaso de las que comen esas cosas? -les grito con el mayor desprecio.

Al oír estas palabras los hermanos se marcharon, volvieron a su casa.

Llegaron donde estaban sus padres.

-Me enviasteis a preguntar por vuestra hija -hablo el mayor de los hermanos- Nos ha recibido con desprecio. No quiso reconocernos. "¿Mozos tan mugrientos pretendéis haceros pasar por mis hermanos?", nos dijo.

-No es posible que mi hija haya hablado de ese modo-contestaron el padre y la madre.

-Aun la comida que le enviaste nos arrojo a la cara. No se acuerda de nuestra casa.

Y así, minuciosamente, hicieron el relate de la visita a Isicha

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