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Junior El Mio


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2013  •  877 Palabras (4 Páginas)  •  965 Visitas

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Por Marilyn Pérez

Junior el Mío

¡Dios mío! Son las cinco y yo todavía no he salido de esta maldita oficina. Ahora yo voy a coger ese tapón del expreso, pa’ ir a buscar los nenes donde la señora que los cuida cuando salen de la escuela, pa’ llegar a cocinar, que todavía no sé lo que voy a hacer hoy antes de que Junior llegue. Si Junior fuera a buscar a los nenes todo sería mucho más fácil, porque la escuelita esta más cerca del trabajo de él que del mío. Pero es que el Junior el mío trabaja tanto, deja eso. La verdad es que él sale muerto de cansancio directito pa’ casa. ¡Pocas mujeres tienen un marido tan bueno como Junior!

Los otros días me dio con lavar el baño como a las dos de la tarde. Na’ que hay días que uno no tiene na’ que hacer y a mí me dio con lavar el baño. Y me ha dado un mareo que yo creía que me moría. Y yo, ¡Junior!, ¡Junior!; y él, leyendo el periódico ni caso me hacía. No porque no me haga caso sino que como yo lo llamo tanto. Si porque yo es Junior pa’quí y Junior pa’llá. La cosa es que me caí de la bañera y cuando ese hombre oyó el guatapanazo casi se muere del susto que tenía. El baño estuvo horas que era un desastre, lleno de lestoil, clorox, y de cuanta cosa había. ¿Tú te crees que Junior se molestó por eso? Él, con toda tranquilidad, porque Junior es muy tranquilo, me dijo nena, no te preocupes por el baño. Quédate acá acostadita que yo voy a dar una vueltita y cuando te sientas mejor lo terminas de lavar.

¿Qué hombre hace eso con una mujer en este país? Busquen, a ver si encuentran y yo quejándome por ir a buscar los nenes, que a fin de cuentas eso no da tanto trabajo. Si yo tuviera un marido mal padre; pero él a los nenes los adora. Y esos chavos pa’ la compra no fallan. Semana tras semana esos 20 pesos están encima de la mesa todos los sábados por la mañana pa’ que yo compre las cosas de la casa que hagan falta. De ahí yo compro leche, arroz, carne y con lo que sobra le traigo a Junior su cervecita, porque pa’ que beba en la calle que beba en casa.

¡Deja eso, ese hombre es loco conmigo! Es un apegamiento. Eso es así desde que éramos novios. Todo tengo que hacerlo yo. Las camisas, nadie se las plancha como yo, dice él. Nadie le cocina como yo tampoco. Si va a comprar ropa lo tengo que acompañar. Y todo lo dividimos a la mitad. Como hacemos pa’ la compra qué él pone algo yo pongo el resto, así hacemos con todo.

A veces, bueno a veces no, casi todos los fines de semana, Junior se lleva los amigos pa’ la casa a ver boxeo, baloncesto o a jugar domino. Entonces yo les hago jasopoaito, le sirvo los traguitos, les llevo hielo, cositas que no dan mucho trabajo, porque como él sabe que yo me pongo tan mala de salud no me ocupa pa’ mucho. Y cuando ya están pasados de tragos y se van, Junior,

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